Netflix estrena nueva serie de la mano de los creadores de Carmen Mola y con Kike Maíllo al mando. Para esta ficción han elegido a tres intérpretes que forman parte de uno de los grandes éxitos de la plataforma y de la ficción española, La Casa de Papel. Con ellos hablamos de esta nueva serie, Dos Tumbas, en el papel activo del actor como cocreador de las historias y lo divertido que es poder hacer papeles muy alejados unos de otros.
La primera pregunta que quería hacer es para Kitty. No sé si te has visto en otra, una abuela liderando una investigación de una detective, porque haces casi detective. ¿Cómo has vivido este rodaje? No sé si te habías visto en otra así.
Kitty Mánver. Es mi debut como artista protagonista en televisión. Porque en cine he hecho unos poquitos y en teatro también.
Álvaro Morte. Algunos que otros.
K. M. Pero en tele no había hecho prota. Pues me ha tocado, me ha tocado. Ha llegado cuando tenía que llegar y ya está. Eso ha sido maravilloso
Me sorprende también, ya lo sabíamos, pero sobre todo la transformación de Álvaro y de Hovik, porque de la frialdad que vimos en El Profesor, en La Casa de Papel, que es uno de los papeles más reconocidos, al fuego que desprende este Rafael Salazar y Hovik, de la imagen del tipo duro de Antidisturbios a este padre tierno con ese dolor por la pérdida de una hija. ¿Cómo habéis gestionado estos personajes y si han sido complicados para vosotros?
A. M. Bueno, yo creo que, lo comentábamos antes con otros compañeros tuyos, a mí lo que me divierte de esto es la transformación, ir de un sitio a otro, hacer cosas que no hayas hecho antes. Y el personaje de Rafael me permitía efectivamente hacer cosas muy alejadas, tanto de El Profesor como de Óscar del Embarcadero, como de José Sebastián Cano, como de otros personajes que he ido haciendo antes. Y eso es lo que me interesa y lo que me hace decir que sí al proyecto. El que puedas ponerte en la piel de personajes que te ofrecen cosas distintas.
Quería comentaros esto porque lo vi un poco así destacar de cada uno de vosotros. En el caso de Kitty, yo creo que interpretas mucho en este personaje a través de la voz. Creo que la forma en la que transmites el guión, en la que hablas en esta serie, es muy potente. En el caso de Álvaro, yo lo he visto sobre todo del cuerpo, la forma de andar, de cómo se maneja un tipo duro, un poco de mafioso. Y en el caso de Hovik, con la mirada.
Hovik Keuchkerian. Tengo una mirada potente, no lo puedo evitar (risas).
Pero tu personaje es muy tierno. Es un padre que transmite mucho con, en este caso, con la mirada. ¿Era algo que os marcaron de dirección, de guión? ¿Ha sido algo natural?
K. M. Él eligió este personaje, además, porque le habían propuesto este (señala a Álvaro Morte). Y eligió este personaje. Y quería hacer una cosa diferente a todos esos tipos duros que venía haciendo. Esa posibilidad de los actores cuando nos plantamos y decimos, no, que esto ya lo he hecho. ¿Verdad? Porque quieres, como decías tú antes, investigar en otras cabezas.
H. K. ¿Y sabes por qué es eso? Metiéndome en jardines constantemente, que es a lo que me dedico. Porque el personaje está escrito de una manera, pero solo está escrito. Y cuando te pones a trabajar, ese personaje empieza a evolucionar. Y ese personaje empieza a adquirir rasgos. Y se modifica. Entonces, el personaje, lo hacemos. Es nuestro trabajo. El personaje de Antonio no estaba. El personaje no está nunca. El personaje está escrito de una manera. Y luego está el personaje que construyes. El que no entienda esto es que no tiene ni puta idea de lo que está diciendo. Es muy fácil de entender.
A. M. Lo que sí que está claro es que nosotros tenemos una responsabilidad como creadores. Porque lo que es la interpretación, yo creo que es en sí eso. Que tú interpretes lo que dice el texto de una manera u otra. Que tú creas que lo que dice el texto es aquí o allá. Y para eso, para transformarlo en algo de carne y hueso, no puedes contar únicamente con las palabras. Tienes que contar con la intención y con quién va a decir esas palabras.
K. M. Y con lo que te encuentras.
H. K. ¿Cómo que Rafael Salazar está escrito? (le apunta a Álvaro Morte) Rafael Salazar no estaba escrito porque te lo inventas tú. Le pones tú a Rafael Salazar. ¿Está escrito en el guion cómo mira Rafael Salazar? ¿Está puesto en el guión cómo Rafael Salazar está sentado en la mesa, en la comisaría, cuando viene el abogado? No está escrito. Eso no está escrito. Eso lo pones tú.
K. M. Pero tío, que lo que nosotros hacemos es que somos co-creadores. Terminamos de hacer un trabajo. Pero no empieces a endeñarle otra vez a los demás.
H. K. No estoy endeñando a nadie. Estas son las preguntas que se hacen siempre desde el mismo lugar. Y no son.
K. M. Se termina de crear cuando estamos allí. Y además, no es lo mismo que tú hagas a mi hijo a que le hiciera a otro, o que yo fuera una madre diferente a la que soy. Todo eso termina de configurar todo lo que termina aquí.
Decía hace poco en una entrevista de Javier Rey que él desde hace un tiempo se preocupaba mucho de rellenar los huecos de los personajes que no están en guión o que no están en la historia, que no se perciben. ¿Os pasa lo mismo. Es decir, el pasado de Rafa Salazar, el pasado de Isabel, el pasado de Antonio.
A. M. Eso es precisamente lo que está diciendo Hovik, que nosotros tenemos la responsabilidad de crear un personaje que tenga todas las dimensiones posibles. Es imposible que en un guion de un capítulo esté escrito como... O sea, debería tener una serie de acotaciones, una biblia que te diera pistas para que tú solamente ejecutaras eso. Con lo cual tampoco tendrías un trabajo de interpretación.
K. M. A mí las acotaciones me sirven muchísimo para crear una base donde salir. Y luego se termina de hacer con el director que tienes, con el operador que tienes...
A. M. Pero todo eso también depende mucho del proyecto. Hay veces que sí que es verdad que unas acotaciones te pueden ayudar y hay otras que en un momento dado... O sea, sin ir más lejos, el personaje que había en el guion para mí era un tipo sueco. Y al final...
H. K. ¿Qué más quieres? Y al final es un tío ¿de dónde? De Córdoba, ¿no?
A. M. Claro, entonces es un tipo... Al final de lo que estamos hablando es de que tenemos que pertenecer a un equipo de trabajo en el que los guionistas aportan su parte, nosotros con el director aportamos otra, el montador aporta otra, el músico aporta otra y al final es un trabajo de co-creador.
Vosotros habéis estado en La Casa de Papel, que es uno de los grandes éxitos de Netflix. ¿Esa serie nos ha dado a la ficción española un impulso todavía mayor para que nos vean más y mejor?
K. M. Por supuesto.
A.M. Yo creo que definitivamente. El hecho de que nosotros hiciéramos La Casa de Papel y que haya dado la vuelta al mundo, de repente la gente allá donde hay La Casa de Papel ha girado la cabeza para mirar a ver qué es lo que se está haciendo en España. Creo que hemos seguido haciendo una producción audiovisual que está a la altura de poder defender un nivel de calidad maravilloso allá donde va y creo que ha sido un antes y un después en la gestión de la industria aquí en España. No significa que antes no fuera buena, ni muchísimo menos. Pero sí que a lo mejor desde La Casa de Papel sí que ha tenido un poco más de visibilidad.