MURCIA. Resulta que los Medici, además de su pasión por las artes, se sentían fascinados por los cítricos, de los que también fueron grandes coleccionistas (el Jardín de Bóboli de Florencia es un ejemplo de ello). Una fascinación que, siglos por medio, comparte el artista y gastrónomo valenciano Carles Tarrassó, quien este jueves inauguró la exposición La frutta che scherza (La fruta que bromea) en AP1, el espacio de proyectos anexo a la galería murciana Artnueve (C/ Dr. Tapia Sanz, 1). La muestra es un estreno exclusivo que la galerista Mari Ángeles Sánchez Rigal presenta en Murcia, comisariada por Joaquín Ruiz, ya que es la primera vez que se materializa expositivamente este interesante proyecto que se gestó en la Academia de Roma.

La muestra reúne una serie de láminas de cerámica y de cera -en las que han dejado su huellas aquellas frutas de siluetas impactantes que admiraron los Medici- y de esculturas de estos productos deformados según una técnica de perspectiva para que la imagen solo se vea correctamente desde un punto de vista específico (de ahí el título). Con estas piezas, el artista invita al espectador a apreciar la obra de una forma diferente, desde el umbral situado entre el gusto y la mirada. De hecho, como señala el comisario, Tarrassó parte de la convicción de que la gastronomía -la única de las artes que apela a todos los sentidos- es una forma de pensamiento estético: un lenguaje capaz de combinar emoción, concepto y experiencia. El aroma también está presente en la exposición que este jueves, durante la inauguración, amplió la experiencia al ofrecer una degustación de los productos que han inspirado al creador.

"Preparo los materiales en mi propia cocina", señala Carles Tarrassó sobre la cerámica y la cera con las que ha elaborado las obras expuestas, ya que ese es el lugar de trabajo donde mejor se desenvuelve este joven que se crio en un ambiente en el que reinaba la música, aunque él se decantó por las artes culinarias (es licenciado y máster en Ciencias Gastronómicas por el Basque Culinary Center), para darse cuenta, finalmente, que "lo que me interesaba de la gastronomía era la parte estética y poder profundizar en los mensajes que se lanzan. Para mí es trabajar desde los sentidos más vinculados al cuerpo -el olfato, el gusto y el tacto- para llevarlo a un lenguaje más estético". En esas, Carles obtuvo una beca de la Academia de España en Roma de Gastronomía que le abrió una ventana a nuevos productos que descubría en los mercados... y que le condujo a las colecciones de cítricos de los Medici.

Un legado que conservar

"Tirando del hilo llegué hasta la colección de Alberto Tintori, que es una de las colecciones de cítricos más grandes del mundo, con 400 variedades, y que además bebe de una de las primeras colecciones del mundo, que fue la colección de la familia Medici, en Florencia, repartida por las distintas villas. El abuelo de Alberto fue por todas estas villas recuperando muchos de estos cítricos, de los que quizá quedaba solo un árbol o dos, poniéndolos en su colección y cuidando toda esta biodiversidad para que se conservara hasta ahora". Ahora, ese legado también se encuentra en sus obras.

"Las láminas son impresiones hechas en porcelana de papel de cítricos de la colección de Alberto Tintori", señala el artista, quien también ha trabajado con la de Vicente Todolí en Valencia, otra de las grandes colecciones del mundo. "Lo interesante es que cada lámina es un grupo varietal diferente. Puedes encontrar, por ejemplo, de cidras o de limas, de las que tenemos 80 o 90 variedades diferentes". En esta exposición, por la época de transición, hay un diálogo entre la fruta de verano y la de invierno, añade.

La experimentación de Carles Tarrassó con la cera es más reciente y obedece a que "mi exploración en el mundo del arte es sobre todo en los materiales. Porque yo al final lo que conozco son los elementos de la gastronomía -frutas de temporada, las verduras, los texturizantes- y la cera es un elemento que he abordado este año adentrándome en la gastronomía medieval. También se ha utilizado a veces para conservar los alimentos. Además, a nivel visual creo que aporta mucho, sobre todo en esta idea de poder capturar las formas". Se trata de una cera muy natural, que conserva los residuos del propio panal, "algo que le da interés y detalle a la pieza".

De la pintura renacentista hasta ahora

Respecto a las esculturas de frutas en anamorfismo -un tipo de efecto visual- apunta que están relacionadas con "la fascinación por las frutas que nos llega desde Italia. Porque estas colecciones que tenía la familia Medici se plasmaron en las artes plásticas, en las naturalezas muertas de Bartolomé Pimbi, que era el pintor de la corte de los Medici y tenía interés por plasmar los efectos más extraños que tenían estas frutas".

Tarrasó ha querido con La frutta che scherza poner de relieve "esta biodiversidad, sobre la que no pensamos mucho, desde la estética", y demostrar que "los sentidos del gusto, el olfato y el tacto son una forma igualmente válida de disfrutar de algo estéticamente, añadiendo además la parte visual". Asimismo, ha experimentado, aparte de con los materiales, con la forma de introducir en un espacio expositivo esos sentidos".

Carles Tarrassó dirige el congreso anual sobre arte y gastronomía 'Nutrire l’incontro' en Real Academia de España en Roma. Ha expuesto en CCCB Conde Duque de Madrid, el Es Baluard Museu de Palma, el IVAM de Valencia y el Matadero Madrid. Ha colaborado con restaurantes con estrellas Michelin y con marcas como LOEWE.