MURCIA. Lo mismo está en algún escenario de España actuando con Varry Brava -la banda que se formó en Murcia y a la que consideramos de casa aunque ellos sean alicantinos-, que ofreciendo conciertos "sin red" con Carey, su proyecto musical más personal. Será con este último con el que el oriolano Aarön Sáez viaje este sábado a Murcia, al Auditorio Municipal de Guadalupe, donde a las 20.00 horas presentará La Casa Rosa, un disco grabado en el mismo estudio de La Habana donde trabajaba Pablo Milanés.
Carey es la suma de la inquieta personalidad de Aarön Sáez, músico y escritor, y la de Antonio Turro, productor, profesor y concertista de guitarra clásica. Juntos han creado un nuevo repertorio de canciones populares latinoamericanas, haciendo suyos los ritmos de boleros, danzones, sones y habaneras, pero con letras "del siglo XXI". Para el 'varry' explorar esta música con la que se crio, la que escuchaban sus abuelos, le ha aportado experiencias inolvidables, como fue el apoyo para grabar en Cuba del pianista que acompañó a Pablo Milanés y los cuidados que les brindó allí la señora Rosa.
Hablamos con Aarön Sáez sobre Carey, su disco La Casa Rosa y sobre esas canciones que sorprenden por su autenticidad, sus raíces, sus letras y por unos directos en los que no hay nada pregrabado o preprogramado.
¿Por qué has sentido la necesidad de embarcarte y de seguir con un proyecto tan personal como es Carey, que empezó a dar sus primeros pasos hace un par de años con Tacones Amargos?
La verdad es que siempre me ha interesado mucho el formato de la canción clásica, que al final es el bolero, el tango, la jota... y que forma parte del acervo popular que tenemos todos dentro y que viene de nuestros abuelos y nuestros padres. Este formato clásico es un concepto en el que estamos todos unidos, más allá de las modernidades o los cambios. Antonio Turro y yo queríamos dar una vuelta sobre todo eso, buscando siempre el tipo de sonoridad y de composición que tienen esos géneros con los que nos hemos criado musicalmente, más allá de otras injerencias del pop o del rock. Es en esta canción de raíz española, latinoamericana y mediterránea donde queríamos trabajar.
Es importante destacar que los temas están compuestos por vosotros, que no se trata de versiones.
Para nosotros es algo muy importante dentro de esta labor -que es más de renovación de catálogo de canciones que de sonido-, que los temas fueran propios, que nuestras letras fueran actuales y que la producción al final sonara clásica y, al mismo tiempo, a una composición del siglo XXI, hecha en el año 2024. Solo hemos hecho dos versiones, que están en el último disco -La Paloma y La bella Lola-, porque queríamos hacer un disco que tuviera que ver con las habaneras y con su evolución.
Además, el disco se ha grabado en La Habana, en el mismo estudio donde trabajaba Pablo Milanés ¿Cómo se vive una experiencia así?
Pues mira, cuando uno emprende aventuras con ilusión la vida te va poniendo cosas bonitas delante. Tuvimos la suerte de encontrarnos con Miguel Núñez, que fue el pianista que trabajó con Pablo Milanés durante sus últimos veinte años de carrera. Aunque vive y trabaja en Madrid, casualmente estaba en La Habana viendo a su familia, después de cuatro años sin ir. Se mezclaron todas las cosas para que tuviéramos este cable magnífico, ya que nos facilitó los músicos y el estudio. Contactar con los intérpretes cubanos, que son maravillosos, hubiera sido más complicado desde nuestra posición si no hubiéramos contado con Miguel Núñez. Nos organizó un poco esa grabación y fue maravillosa para nosotros.
¿Se nota que estás perdidamente enamorado de La Habana?
Es que es imposible no enamorarse de La Habana. Cuando uno está allí se da cuenta de la fuerza que tiene esa ciudad y del poderío místico que tienen esas calles... y cae rendido.
Curiosamente, el rosa, que es un color que ha estado siempre muy presente en tu estética con Barry Brava, tiene un especial protagonismo en este disco y no solo por el título. Cuéntanos.
La verdad que no lo había pensado, pero sí, casualmente en Varry también los utilizamos mucho. Llamar al disco Casa Rosa fue por varios motivos. El principal es que en la casa donde nos quedamos las dos semanas que estuvimos grabando, pared con pared al estudio, estaba la señora Rosa, una auténtica señora de La Habana, que nos dio alojamiento y comida. Ella era la persona que cuidaba a Pablo Milanés cuando iba a grabar y que le cocinaba. Tuvimos la suerte de estar en su casa, que por dentro es una casa colonial pintada de rosa. De hecho, es la que aparece en la portada del disco. Además, como nosotros queríamos hacer las habaneras desde Torrevieja hacia La Habana, también creamos un nexo de unión con un sitio que es muy mítico y muy clásico de los marineros que es Laguna Rosa de Torrevieja. Ese color rosa y esa casa rosa simbolizaba muchas cosas y nos cuadraba muy bien como título.
Esta música es muy diferente a la que haces con Varry Brava ¿Qué público os encontráis en vuestros conciertos?
Tengo la suerte con todos los proyectos que he llevado a cabo, tanto con Varry como con este, de contar con un público de distintas edades y distintos estratos. Con Carey pasa un poco eso. Viene gente que tiene muchos recuerdos de esa canción más clásica y mucha gente joven atraída por las letras y por unas sonoridades que a lo mejor no suenan tanto en radio pero que siguen siendo muy atractivas.
Y, ¿cómo son esos directos?, ¿cómo cambia la interpretación?
Es una música dura de hacer en concierto. Porque todo está tocado en directo, no hay ninguna pregrabación. Es todo muy puro y muy improvisado, también a la hora de hablar y de tener un contacto con el público. Y eso también sorprende. Estamos en un entorno musical en el que todo está muy pregrabado y muy preprogramado. El pop tiene mucho de eso actualmente, que es fantástico y yo lo disfruto mucho. Pero poder saltar al vacío con los músicos, sin ninguna orden y con total libertad, es muy emocionante y creo que la gente también lo disfruta.
¿En las letras de La Casa Rosa ha asomado de alguna forma tu faceta de escritor?
Bueno, sí, pero es que al final el Aäron de Carey, de Varry, el escritor, el estudiante, el viajero... es el mismo. Supongo que se van retroalimentando, aunque algunas veces uno corre más que el otro.
¿Ahora en qué estás más centrado?
Pues mira, acabo de llegar de un viaje de un mes por Brasil y Uruguay, y lo que tengo que hacer ahora es poner la cabeza en orden. Así que estoy intentando ensayar (ayer mismo tenía un concierto con Varry Braba en Alicante). La verdad es que los últimos años están siendo muy divertidos, viajando con la música y viajando para hacer música y proyectos, que es lo que siempre había querido. Así que estoy en muchas cosas.
Ayer en Alicante con Varry Brava y hoy en Murcia con Carey. ¿Cómo lo haces?
Hay que cuidarse. Hay que tener una vida ordenada, divertida pero ordenada, y luego confiar en que los trenes y los vuelos lleguen a su hora.