ALICANTE. “Para mí tiene mucho significado volver a Alicante”, afirma la escritora Cristina López Barrio. No solo era la tercera vez que acudía a las Veladas literarias del restaurante Maestral, donde volvió a participar el pasado viernes para presentar su novela La tierra bajo tus pies (Planeta, 2024), sino que regresaba a la misma terreta que le había entregado hace unos meses el Premio Azorín de novela con ese texto. “Me hacía muchísima ilusión celebrarlo con los lectores”, describe la autora, que confiesa haber establecido un vínculo significativo con la ciudad y la provincia tras estos acontecimientos. La escritora madrileña tuvo la oportunidad de explicar su novela a los medios tras conquistar este galardón en marzo, pero ahora quería estar de tú a tú con el público alicantino para conversar sobre este libro que tantas alegrías le está dando. Una novela que tiene de todo: amor, intriga, venganza e incluso una lección colectiva como es esa apuesta por la cultura para lograr sociedades más libres e iguales.
— ¿Cuál crees que es el estado de la cultura hoy en día? ¿Harías un diagnóstico?
— Todavía nos seguimos preguntando, a estas alturas, por la utilidad de las humanidades en muchos sectores y, todavía, a veces, se tiene la sensación de que sigue a la cola, como si fuese algo menos importante o prescindible. En el caso de la trama del libro, a mí me encantan los valores en los que se apoyaban las Misiones Pedagógicas, que se basaban en que la única forma de regenerar España era a través de la educación y la cultura. Eso es algo en lo que yo estoy plenamente de acuerdo. Son dos pilares en los que debería haber una unanimidad.
Sobre todo, en la educación. Yo considero la cultura como algo libre que no debe responder a nada más allá de la libertad creativa, pero la educación, sin tener que regular dándole forma, creo que debería ser algo sagrado y libre de obedecer a cualquier ideología o función que no sea el maravilloso mundo de enseñar desde el ámbito de la experiencia y la creatividad.
— No se percibe así en el ámbito político, con esa sucesión de leyes de educación que han conseguido el dudoso honor de atesorar los peores resultados del informe Pisa…
— Precisamente a eso me refiero. La educación es uno de esos temas que no debería obedecer a nada más que al fin que precisamente tiene, que es educar y formar. No debería utilizarse con ningún otro fin u objetivo distinto. Debería haber un gran pacto en el que estuvieran todos los partidos de acuerdo para que haya algo estable que no se vaya cambiando según van llegando unos u otros. Eso sería maravilloso.
Es cierto que a veces parece que lo que se enseña en los libros está condicionado o pretende aleccionar llevándonos a los estudiantes hacia un lado o hacia otro. Se deben de poner las herramientas y dejar que cada uno la libertad para que pueda crecer y pensar como le de la gana.