La Armada ha puesto en marcha un nuevo contrato de servicios para la calibración de equipos de medida y de seguridad interior para que sus buques y submarinos naveguen con la máxima precisión. El documento es, en realidad, un manual de exigencias al que deberán ajustarse las empresas que aspiren a trabajar con una de las instalaciones militares más estratégicas de España.

Las empresas deberán calibrar desde sensores de navegación hasta sistemas de seguridad, con la posibilidad de suministrar nuevos equipos cuando sea necesario. Todo ello bajo un calendario que dicta que tienen tres días como máximo para iniciar cualquier mantenimiento desde la notificación oficial y apenas seis horas en caso de intervenciones urgentes, incluso en festivos o fuera del horario laboral.

La Armada exige rapidez, pero también rigor. Cada reparación tendrá que ejecutarse conforme a la documentación técnica y los planos oficiales de cada sistema. Y es que aquí no hay margen para la improvisación: hablamos de submarinos y buques donde la fiabilidad de un sensor puede condicionar una misión completa.

La empresa adjudicataria será la única responsable de los trabajos y de los daños que pudieran producirse por una mala ejecución, negligencia o uso de materiales inadecuados. En caso de recurrir a subcontratistas, habrá que detallar el procedimiento, las condiciones y el beneficio económico aplicado, siempre con autorización expresa de la Jefatura de Mantenimiento. 

Aunque se trata de un contrato considerado “no tangible” -es decir, orientado a servicios más que a la entrega de productos físicos-, su impacto es todo menos etéreo. En la práctica, lo que está en juego es la fiabilidad de las unidades que zarpan desde Cartagena hacia sus diferentes misiones tanto nacionales como internacionales

El Arsenal no solo busca un proveedor, sino un socio técnico capaz de garantizar que cada instrumento, cada sensor y cada sistema respondan con precisión quirúrgica.