Cartagena

La Armada afianza el sostenimiento del torpedo DM2A4, arma central de los submarinos S-80 construidos en Cartagena

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La Armada sigue blindando el futuro armamento de sus nuevos submarinos S-80 Plus construidos en la dársena de Navantia en Cartagena, con la compañía alemana Atlas Elektronik como socio de referencia. Tras adjudicar en 2022 el gran acuerdo marco de sostenimiento de los torpedos pesados DM2A4 por un valor estimado de 9,6 millones de euros, la Dirección de Gestión Económica de la Jefatura de Apoyo Logístico de la Armada ha formalizado ahora un nuevo contrato basado, el 7.º CBAM del marco 2021/2004, por 1.047.847,50 euros, también mediante procedimiento negociado sin publicidad.

Aquel acuerdo marco de 2022 fijó las reglas del juego: dos años de duración inicial, con la posibilidad de ampliarse otros dos más, algo que se deduce de la diferencia entre el presupuesto base de licitación (4,8 millones) y el valor estimado total, justamente el doble. Sobre esa estructura se van encadenando contratos como el ahora publicado en el BOE, que garantizan el mantenimiento general de los torpedos DM2A4 y de sus equipos asociados para los submarinos S-80 a lo largo de toda su vida útil.

Los DM2A4, adquiridos por España en 2005 mediante un contrato superior a los 75 millones de euros, son los torpedos pesados que equiparán a los S-80 Plus y se lanzan desde sus seis tubos de 533 milímetros, gestionados por un sistema de combate y control de armas de Lockheed Martin. Diseñados por Atlas Elektronik para la Marina alemana y seleccionados para los submarinos de la clase 212, fueron pioneros en incorporar un cable de fibra óptica como “cordón umbilical” con el submarino, lo que permite enviar y recibir información del guiado en tiempo real y reajustar la trayectoria durante el ataque.

En cifras operativas, el DM2A4 ofrece un alcance de hasta 50 kilómetros gracias a un sistema de propulsión eléctrica alimentado por hasta cuatro baterías, que solo se activan cuando es necesario. Esa arquitectura permite largos periodos de almacenamiento sin pérdida de prestaciones y añade un plus de seguridad en el manejo: las baterías están encapsuladas, aisladas del entorno salino y diseñadas para evitar activaciones accidentales por contacto con el agua. Para ejercicios y adiestramiento pueden montarse baterías de iones de litio o de plata-zinc, adaptando el coste y el rendimiento al tipo de misión.

Con este esquema, la Armada asegura no solo disponer de un torpedo tecnológicamente puntero, sino también de un soporte industrial estable para mantenerlo en condiciones óptimas durante décadas. Y al mismo tiempo refuerza el valor operativo de los S-80 Plus, cuyo poder disuasorio depende en buena medida de que cada uno de esos tubos de 533 milímetros albergue un arma fiable, silenciosa y capaz de golpear lejos sin ser detectada.

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