Hace más de dos años y medio que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció un plan de empleo que iba a suponer la incorporación de más de 1.500 personas a su plantilla en todos los centros de trabajo de Navantia en los próximos años: "Se va a garantizar la actividad y la carga de trabajo en todos los centros”, se encargó de asegurar el presidente del Gobierno, mientras que la que por entonces era ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero señaló que a esos más de 1.500 empleos directos se suma la creación de 15.600 empleos indirectos. Es decir, en total se trata de una generación de 17.000 puestos de trabajo para los próximos años.
La situación en la factoría cartagenera desde aquel anuncio es la misma: poco o nada saben de la incorporación de nuevos trabajadores, mientras trabajan a marchas forzadas en la construcción de los sumergibles de la serie S-80 (S-82, S-83 y S-84), además de tener otros compromisos en las áreas de reparaciones, sistemas, motores o Synergies.
Hace un año y medio salieron 48 plazas y posteriormente otras 35. Estas últimas han sido paralizadas por la justicia, que ha estimado la reclamación de los sindicatos que cualquier propuesta de creación de plazas debía formalizarse con información, participación y negociación de la representación legal o sindical de los trabajadores. Los sindicatos no veían adecuado la proporción de plazas y especialidades a tenor de la necesidad. Por tanto, desde inicio de 2024 no hay convocatoria pública para la entrada de nuevos trabajadores, mientras que en el portal de contratación se puede ver de manera continuada la convocatoria de plazas para Ferrol o Algeciras.
Desde el área sindical recuerdan que en el anterior Plan Estratégico el número de plazas totales para todos los centros de Navantia se dividía por factorías, dependiendo de sus necesidades, y se iban activando año tras año. Denuncian los sindicatos que, por el contrario, para este nuevo Plan validado hasta 2027 no se ha hecho nada parecido y ya son demasiados meses sin que se incorpore nadie nuevo como personal de empresa, principalmente operarios.
Han denunciado por activa y por pasiva la necesidad de incorporar más de cuatrocientas plazas -la plantilla actual es de poco más de 1.100- y que es básico que una gran parte de los mismos sean empleados especializados, debido al trabajo que requiere la construcción de los submarinos -solo el 25% de los trabajadores para los sumergibles son operarios, afirman desde los sindicatos-. Por el contrario, afirman que cada día entran a trabajar entre 1.100 y 1.500 empleados de la industria auxiliar, “un nivel de contratación muy alto y muy permanente en el tiempo”, añaden los sindicatos.
Hace tan solo unos meses, el presidente del Comité de Empresa de Navantia Cartagena, Eusebio Martínez, denunció -y auguró- el estancamiento en las negociaciones del convenio colectivo y acusó a la empresa de realizar maniobras para dividir a la plantilla y debilitar la negociación colectiva. “La empresa está generando división y eso solo trae conflictos”.
El problema ha derivado en protestas, manifestaciones y paradas que han generado un caldo de cultivo lleno de tensión y malestar por ambas partes -empresa y trabajadores-, justo en una época en la que la factoría cartagenera tanto se juega en su presente y su futuro, con el proyecto más importante de los últimos años en sus talleres: un programa de submarinos de miles de millones de euros con el que se juegan el prestigio de la empresa y la posibilidad de exportar este trabajo fuera de España.
