La naturaleza no entiende de normas urbanísticas ni de obras, restricciones, edificios protegidos ni permisos que pedir, plazos o desalojos. Para suerte nuestra, la naturaleza actúa por libre, o más bien actúa con la libertad que los humanos le permitimos y que cada vez es menor. Pero en este caso, gracias a que la intervención del ser humano no ha existido, el capricho ha llevado a que desde hace unos años, un pequeño ficus 'okupa' siga el camino de la vida y haya decidido desarrollarse en la fachada del número 23 de la Plaza de la Merced de Cartagena, un edificio protegido por el entorno del Palacio Aguirre.
La Asociación Cartaginense advertía a las administraciones de esta situación y del peligro que este árbol podía generar, y el primer aviso se registró en 2023. En aquel momento, cuando la Dirección General inspeccionó el edificio, el árbol ya había sido retirado por personal del Ayuntamiento, y la visita concluyó sin mayores medidas.
Sin embargo, en 2024, el ficus volvió a aparecer. A pesar de nuevas denuncias y fotografías enviadas por la Asociación Cartaginense, no se registró respuesta de las autoridades, permitiendo que la planta creciera sin control durante todo el año.
Recientemente, el árbol alcanzó dimensiones preocupantes, llegando casi a la altura de la plataforma del edificio. Es por ello la advertencia de que un árbol de ese tamaño puede causar grietas en la fachada, comprometer la estructura y suponer un riesgo para los transeúntes.
Durante el pleno municipal de enero de 2024, Pablo Braquehais, concejal de Patrimonio, explicó que el ficus no podía eliminarse completamente en 2023 debido a que sus raíces se habían infiltrado en las piedras de la fachada. Según Braquehais, “para eliminar el problema del todo, en esos casos hay que desmontar piedra, sacar las raíces y luego volver a montarlas, cosa que no se podía hacer mientras no se tuviera el permiso de obras, que ya se ha obtenido o está a punto de obtenerse”. Añadió que, si solo se cortara el árbol, volvería a crecer, y por ello será necesario realizar las obras de reparación completas una vez que se cuente con la licencia correspondiente.
Pese a estas advertencias, dos años después, las obras de reparación aún no se han iniciado, mientras el árbol sigue creciendo y causando preocupación entre los vecinos y la Asociación Cartaginense.
Los vecinos y la Asociación Cartaginense advierten que, si no se actúa, el caso podría convertirse en un problema similar al que ocurre en la muralla de Carlos III, donde las raíces han causado daños irreversibles. La situación evidencia la tensión entre la protección del patrimonio histórico y la inacción administrativa.