CARTAGENA. Si eres de Cartagena estoy seguro que sabrás del lugar del que te voy a hablar, pero si no lo eres y has estado en ella en algún momento de tu vida es por seguro que habrás escuchado hablar de este cerro en el que se encuentra un castillo.
Se trata de uno de los lugares que aprecia el visitante nada más entrar por su lado este, el más próximo hacia el mar, el que da la bienvenida desde la carretera de La Unión o bien desde la autovía cogiendo la salida 'Cartagena-Centro', entrando a la ciudad por la Plaza Puertas de San José. Lo vemos vigilante, a las afueras de esas famosas cinco colinas que rodeaban la antigua ciudad, siendo protagonista en la Segunda Guerra Púnica, pues en ese mismo cerro fue en donde Escipión 'El Africano' concentró su campamento romano con el fin de estudiar y analizar a la ciudad cartaginesa y poder planear la estrategia óptima para su conquista.
Nos encontramos en un pequeño promontorio que desde época medieval se conoce como 'Cerro de los Moros' y, por consiguiente, todo lo que en él se ubica lleva esta connotación cultural y religiosa: '…de los Moros'.
Lo cierto y verdad es que la fortificación no tiene nada que ver con una construcción árabe ni tampoco desde el punto de vista cronológico podemos relacionarlo con la época de Hazim Al-qartayanni, el poeta musulmán y filólogo musulmán que nace en Cartagena en 1211.
La confusión puede venir dada por el propio origen de la zona, el cual debemos situarlo en el reinado de Felipe V, un momento que en la ciudad portuaria existía un gran número de personas llamadas 'moros', procedentes del Norte de África y que en su mayoría profesaban la religión islámica. Su número era tan grande que en ciertos momentos llegaron a ser casi la mitad de la población en la ciudad.

- Vista general cenital -
- Foto: Aforca
Esta realidad del siglo XVIII se manifestaba en que estas personas se reunían en la parte alta de la Calle del Ángel y en las proximidades de la ladera Este del Cerro de la Concepción para rezar y realizar sus ritos, aspecto que hizo que la Inquisición influyese en las autoridades con el fin de prohibir tales reuniones. A esa prohibición se respondió con altercados que fueron atajados muy violentamente.
Entre esas personas se encontraban esclavos y hombres libres y fueron precisamente éstos últimos quienes se quejaron al rey de Argel en 1730 quien, a su vez, trasladó las incidencias a Felipe V. La solución al conflicto que se planteó fue ceder un terreno a estas personas, que no eran cristianas, para poder realizar sus oraciones, con la orden de que la zona no se llamara mezquita ni se relacionara con prácticas propias dela religión musulmana. Es por ello por lo que la zona elegida fue a las espaldas de Santa Lucía, en donde se construyeron unas cuantas viviendas sin ventanas, y por lo que desde entonces las gentes de la ciudad empezó a denominar ese entorno como 'el de los moros'.
La fortificación llegó un poco más adelante en el tiempo, entre los años 1773 y 1778, con la intención de aumentar la defensa del territorio por su lado este, ya que hasta ese instante se encontraba desguarnecido todo el frente del Cerro de la Concepción y las obras del futuro Hospital de Marina. Su estructura es en hornabeque, francesa, en forma de cuerno, y tiene un perímetro exterior y otro interior (reforzado por Carlos III en el siglo XIX), siendo una trampa mortal para quien osase atacarlo desde tierra.
Desde entonces la tradición oral nos habla que cualquier persona que no practicase la religión católica de manera pública debería estar allí, en una especie de arrabal a las afueras de la ciudad, siendo por este motivo, por el que a día de hoy se le conoce como de esta manera en la mentalidad popular, dando lugar a confusiones tanto sobre su historia como su cronología.

- Vista general desde el Cerro de la Concepción -
- Foto: Ayuntamiento de Cartagena
*Santi García. Rutas Misteriosas y autor del libro Murcia Insólita