En la dársena de Cartagena, las naves de Motores de Navantia se preparan para una transformación de gran calado. No se trata de un simple lavado de cara, sino de una rehabilitación integral que durará catorce meses y que exigirá una coreografía precisa entre ingenieros, técnicos y operarios especializados.

La obra, con un presupuesto de licitación de 2.130.510,00 euros, ya está en la rampa de salida. Las empresas interesadas en hacerse con el contrato tienen hasta este próximo martes para presentar sus propuestas. 

El proyecto abarca desde las enormes fachadas de las naves de Modelos, Fundición o Montajes, hasta los talleres de electricidad y los almacenes. Todo un frente industrial que muestra las huellas del tiempo: fisuras en el hormigón, humedades persistentes, carpinterías deterioradas y luminarias que pedían relevo.

El plan planea demoliciones de marquesinas, saneado de elementos estructurales, aplicación de mortero de cal para respetar la transpiración del muro, e incluso la reposición de molduras y relieves que forman parte de la identidad arquitectónica del complejo.  

Navantia obliga a reciclar la mayor parte de los residuos, controlar las emisiones de CO2 y restringir materiales tóxicos. Incluso se impide que los escombros inertes acaben en vertederos sin valorizarse. La economía circular entra también en los astilleros.

El calendario está ya marcado: cinco hitos jalonarán el avance, desde el replanteo inicial hasta la entrega de la documentación final y los planos "as built". Si todo se cumple, a mediados de 2026 la fachada este mostrará un nuevo rostro, más seguro y más acorde de la historia naval que guarda detrás de sus muros.