Cartagena

Cartagena escribe bien su historia: calle Pero Niño, el nombre perdido del corsario, vuelve a la ciudad

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Cartagena ha corregido el nombre de una vía muy conocida en la ciudad -durante muchos años en enlace con la zona oeste de Cartagena y la interconexión a otros municipios de la Región- y que, probablemente, pocos sabían el motivo de su denominación. Estamos hablando de la calle Peroniño, ubicada en el barrio de la Concepción y que enlaza el castizo barrio de Quitapellejos con Tentegorra, San José Obrero, etc... A partir de ahora, y de forma oficial, esta vía pasará a llamarse Calle Pero Niño, en honor al célebre militar y almirante castellano del siglo XIV, cuyo nombre  -Pedro Niño- había sido deformado por el uso y la falta de atención a su origen.

La medida que fue aprobada durante una reunión días atrás de la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Cartagena responde a un criterio de rigor histórico y respeto a la memoria del personaje. En cualquier caso, ¿qué tiene que ver un militar castellano con Cartagena? Pero Niño fue uno de los grandes marinos de su época, al servicio del rey Enrique III de Castilla. Nacido en 1378, en las cercanías de Valladolid, fue hijo de Juan Niño e Inés Lasso de la Vega. Su estrecha relación con la corte y su cercanía al entonces príncipe Enrique marcarían el inicio de una trayectoria militar que lo llevaría desde las tierras de Castilla hasta las costas del Mediterráneo, el Atlántico y el Canal de la Mancha.

Pero Niño es recordado no solo como un hábil estratega y un valiente guerrero, sino como protagonista de algunas de las gestas más audaces de la marina castellana. Comenzó su carrera combatiendo en campañas terrestres, pero tras enviudar a los 25 años, cambió la tierra firme por el mar. Fue entonces cuando Enrique III le encomendó la peligrosa misión de erradicar la piratería en el Mediterráneo.

  • Conde Pedro Niño -

Con base de operaciones en Cartagena, ciudad que ahora le devuelve su verdadero nombre, Pero Niño emprendió una campaña sin descanso contra corsarios y enemigos de la corona. Aunque sus primeros intentos se vieron frustrados por la compleja red de alianzas de la época, acabó imponiéndose en múltiples acciones navales y cimentando su fama de corsario letal.

Tras su paso por el Mediterráneo, se embarcó en campañas en el Atlántico, donde su figura alcanzó dimensiones legendarias. Desde Santander, y con base en La Rochelle, atacó las costas inglesas durante la Guerra de los Cien Años, saqueó Southampton, venció a contingentes británicos en Cornualles y puso en jaque a corsarios enemigos como el famoso Harry Pay.

Gran parte de lo que hoy se conoce de su vida proviene de El Victorial, una crónica biográfica escrita por su fiel alférez Gutierre Díez de Games, considerado el primer relato de memorias personales de la literatura castellana. En ella se dibuja a un Pero Niño caballeresco, temerario y humano, una figura que trasciende el tiempo como reflejo de la Castilla guerrera y marítima del siglo XIV.

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Una calle para el recuerdo

La corrección del nombre de la calle supone más que un simple ajuste lingüístico. Es un reconocimiento a la figura de un hombre que, sin haber nacido en Cartagena, eligió esta ciudad como punto de partida para una de las misiones más significativas de su vida. Cartagena, puerto estratégico entonces como ahora, fue testigo de su lucha contra los piratas que amenazaban las rutas comerciales castellanas.

El nuevo rótulo, Calle Pero Niño, busca ahora preservar y honrar esa memoria, recordando no a un término mal escrito, sino a un personaje clave en la historia naval de España. Un hombre que convirtió su nombre en leyenda y que, gracias a este gesto municipal, recupera en su forma escrita el lugar que la historia ya le había reservado.

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