Cartagena

Cartagena en el punto de mira de la Lista Roja del Patrimonio con el Depósito de Agua de Canteras y la Ermita de San José de Lentiscar

Ambas construcciones se suman al listado elaborado por Hispania Nostra

Depósito de agua de Canteras

Depósito de agua de Canteras

Depósito de agua de Canteras

Depósito de agua de Canteras

Depósito de agua de Canteras

Ermita de San José de Lentiscar

Ermita de San José de Lentiscar

Ermita de San José de Lentiscar

Ermita de San José de Lentiscar

Ermita de San José de Lentiscar

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Dos construcciones abandonadas en Cartagena han pasado a engrosar la Lista Roja de Patrimonio en Peligro que elabora la asociación Hispania Nostra con aquellos elementos del patrimonio cultural español que se encuentran sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores, con el objetivo de darlos a conocer y lograr su consolidación o restauración. Concretamente, se trata del Depósito de Agua de Canteras, que fue incluido esta semana en este listado como patrimonio industrial, y la Ermita de San José de Lentiscar, incorporada a principios de este mes a este listado en a categoría de patrimonio religioso.

Respecto al Depósito de Agua de Canteras, en la ficha de Hispania Nostra se informa de que "la mayoría de las instalaciones que comprenden el abastecimiento de agua de esta zona fueron construidas por la compañía de aguas Los Cartageneros, si bien fueron en 1899 asumidas por la Compañía Inglesa, tras la fusión de ambas. El depósito de agua de Canteras data de 1904 y constituye un testimonio destacado del desarrollo de infraestructuras hidráulicas en Cartagena, diseñado para garantizar el suministro de agua potable a la población local y sus alrededores. Situado estratégicamente sobre un altozano artificial en las cercanías de las canteras romanas de arenisca (tabaire, en la denominación vernácula), su construcción respondió a las necesidades de una ciudad en expansión, cuyo abastecimiento de agua dependía entonces de la gestión de diferentes compañías privadas. Según Ortega Madrid (2016), existe la posibilidad de que la autoría del edificio correspondiera al arquitecto modernista Tomás Rico Valarino. Más allá de su función práctica, el edificio es un ejemplo representativo del patrimonio industrial de la Región de Murcia a principios del siglo XX, reflejando la técnica y los recursos arquitectónicos de su tiempo".

Según se describe, "el edificio tiene planta en forma de T y está construido completamente en ladrillo macizo, un material que combina resistencia y estética. La nave de 27,60 metros de largo y 6,40 metros de ancho, alberga tres depósitos: dos laterales de menor profundidad y un depósito central más profundo, proyectado para maximizar la capacidad de almacenamiento. La fachada principal está decorada con pilastras, óculos elípticos y un frontón triangular y su acceso se realiza a través de una puerta enmarcada por un arco de medio punto. La cubierta central, a dos aguas y revestida con tejas alicantinas, contrasta con las cubiertas planas de las naves laterales. En el interior, el entramado estructural de cerchas metálicas y de madera completa un diseño equilibrado que combina funcionalidad e interés arquitectónico"​.

Grado de protección 3 en el Plan General Municipal de Ordenación de Cartagena, "en la actualidad, el depósito presenta diversos problemas de conservación. Las estructuras metálicas, como cerchas y rejas, muestran un avanzado estado de oxidación, mientras que la humedad, tanto por filtraciones como por capilaridad, ha deteriorado los ladrillos y generado grietas en los muros. Además, las cargas puntuales de las cerchas han provocado fisuras estructurales, y la cubierta de tejas alicantinas presenta daños significativos por falta de mantenimiento. También se observan daños causados por biodeterioro, como la proliferación de líquenes y hongos, y el crecimiento de plantas en juntas y cornisas".

Por otra parte, Hispania Nostra recoge en su página web que "la ermita de San José de Lentiscar, construida en 1729, surgió como un lugar de culto para los pastores trashumantes que atravesaban la cercana vereda con sus rebaños. Durante más de dos siglos fue un punto de reunión para los habitantes de La Puebla, Los Beatos y La Aparecida, comunidades que sumaban más de 1.500 habitantes a principios del siglo XX. Hasta 1920, dependía de la parroquia de La Palma. Sin embargo, a partir de la década de 1960, el templo dejó de ser utilizado para el culto debido a la disminución de asistentes a los servicios religiosos, la construcción de un nuevo templo en Los Beatos y la reorganización parroquial, que segregó a La Puebla de La Palma. Este abandono marcó el inicio de su deterioro, convirtiéndose en un refugio improvisado para personas sin hogar y en el blanco de expolio de elementos litúrgicos como retablos, imágenes y otros objetos de culto".

Esta ermita es un ejemplo de arquitectura religiosa barroca, añade Hispania Nostra, "caracterizada por su única nave central cubierta a dos aguas y una cúpula sobre tambor en el crucero. El edificio cuenta con capillas laterales en los extremos del altar mayor. Su fachada destaca por un arco de medio punto que da acceso al interior, coronada por una espadaña central que en su momento albergó una campana, ahora desaparecida".

Con un grado de protección legal 2 en el Plan General Municipal de Ordenación de Cartagena, "la ermita se encuentra en un estado de ruina avanzado, descrito como "pésimo" por los técnicos del Ayuntamiento de Cartagena. Varias de sus cubiertas se han derrumbado y los muros presentan daños estructurales severos. Las capillas, que antaño albergaban retablos e imágenes religiosas, ahora están cubiertas de grafitis y la cúpula corre riesgo de hundimiento. La cripta y las tumbas anexas que databan mayoritariamente de mediados del siglo XIX han sido saqueadas", denuncian desde Hispania Nostra.

En ambos casos, la comunicación a Hispania Nostra de estos dos nuevos casos ha partido de Adrián Vidal.

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