MURCIA. “Bluff, de 35 años, dibujante, afiliado a Izquierda Republicana con anterioridad al Glorioso Movimiento Nacional; en el mes de noviembre de 1936, se trasladó de Madrid a Valencia, dedicándose en esta ciudad a colaborar en el semanario La Traca, para conseguir lo cual se entendió directamente con Vicente Miguel Carceller, publicando dibujos de la más baja moral, en los que se ridiculizaba al Generalísimo Franco y a los Generales de nuestra Santa Cruzada”. Apenas había pasado un año del fin de la guerra civil española cuando se redactaron estas palabras. Era 1940 y el dictador Francisco Franco se había hecho con el poder, dando paso a una profunda represión. “Los hechos que se declaran probados son constituyentes de un delito de adhesión a la rebelión militar”. La guerra se había librado desde el campo de batalla y, también, desde los medios de comunicación, espacios de libertad y de humor que, no sin dificultades, dieron cuenta de la España de la primera parte del siglo XX. Hasta ese momento. “Fallamos: que debemos condenar y condenamos a la pena de muerte a los procesados Vicente Miguel Carceller y Carlos Gómez Carrera [Bluff]”. El 28 de junio de 1940, Carceller y Gómez eran conducidos a Paterna, donde fueron fusilados.
Ambos unieron sus destinos cuando se encontraron en la revista satírica La Traca, una de las publicaciones de más éxito del país, con una tirada en 1931 de medio millón, solo comparable a Interviú. La historia de su editor, Vicent Miguel Carceller, ha sido recuperada en los últimos años a través de un documental o proyectos expositivos, un relato en el que el dibujante Carlos Gómez Carrera, conocido como Bluff, juega un papel clave, aunque su historia parecía estar incompleta. Hasta ahora. René Parra publica Bluff. La muerte de un dibujante (Editorial El Nadir), un exhaustivo trabajo de investigación que recorre la producción del dibujante desde sus inicios hasta su asesinato por parte de las fuerzas franquistas, un relato del que se conocían algunas piezas pero no el puzzle completo. "Tenía la sensación de que todavía había cosas que estaban por contar. Algunas versiones no coincidían, encontré datos erróneos... valía la pena revisar todo y armar una historia coherente y sólida, incorporando algunos elementos que todavía no se habían manejado”, relata Parra en conversación con Culturplaza.