MURCIA. La ilustradora y autora de cómics italiana Sarah Mazzetti (Bolonia, 1985) comenzó a partir la pana hace tan solo 7 años, —recién salida del Istituto Europeo di Design de Milán, del que ahora es profesora— cuando una oferta de trabajo de la directora de arte del The New York Times se quedó sin leer en su bandeja de entrada por espacio de unas pocas horas; más que suficientes para que aquel tren pasara de largo. Pero al contrario de lo que predican los atemorizadores —obsesionados con la celeridad, el work hard, play hard y las cosas que solo ocurren una vez en la vida—, aquella oportunidad volvió a surgir poco tiempo después para llevarla a una carrera profesional a toda máquina. Desde entonces, Mazzetti no ha dejado de cosechar éxitos, el último de los cuales, materializado a principios de este año en forma de Premio Internacional de Ilustración Bologna Children’s Book Fair – Fundación SM, gracias a su deliciosa historieta I gioielli di Elsa (Canicola Edizioni), que le permitió destacar entre las 2.901 candidaturas recibidas en la feria de las ferias del libro ilustrado más influyentes del mundo.
La autora, colaboradora habitual de medios como The New York Times, The New Yorker, Die Zeit, La Repubblica o The Guardian, y laureada con otros importantes premios como la Golden Medal de la Society of Illustrators de Nueva York o el Golden Pen de Belgrado, pasará unos días en València como invitada estelar de Baba Kamo, festival i fira del llibre il·lustrat, que celebrará su segunda edición los días 13, 14 y 15 de diciembre en el Centre del Carme.
En este mundo hiperconectado y con el poder de la imagen como eficaz esperanto de nuestro tiempo no resulta extraño que una ilustradora italiana que trabaja principalmente en EE UU nos emocione con su trabajo, nos haga reflexionar, nos sorprenda gráficamente y además nos divierta hablando del austericidio en Brasil, anunciando un festival de comedia en Bristol, sintetizando toda una novela en la ilustración de la portada o difundiendo la labor de una asociación para niños con patologías neuronales.
Como no podía ser de otra manera, Mazzetti responde velozmente por correo electrónico a unas cuantas preguntas para Culturplaza en las que se habla de ilustración editorial, de autoedición, de Björk y la semiótica, de cine de animación o de niñas que hacen joyas con golosinas y que ganan jugosos premios.
—Desde hace unos años eres una ilustradora muy conocida en Italia y entre los lectores de la prensa internacional pero, para quienes no te conozcan todavía, ¿quién es Sarah Mazzetti?
—Soy una ilustradora y autora italiana, tengo 34 años, trabajo en el campo de la comunicación visual, he hecho cómics, libros ilustrados, he trabajado en proyectos cinematográficos e instalaciones site specific y en ilustraciones para periódicos y revistas internacionales. La mayor parte de mi trabajo en el campo de la ilustración editorial es en el mercado estadounidense y considero que es un gran privilegio y un gran recurso no tener que poner límites geográficos a mi profesión.
—Antes de estudiar ilustración en el IED - Instituto Europeo de Diseño de Milán, te licenciaste en Ciencias de la Comunicación. ¿Por qué decidiste cambiar de rumbo?
—Dibujo desde que era pequeña y siempre ha sido mi forma favorita de pasar el tiempo pero durante la mayor parte de mi vida no pensé que podría convertirse en mi profesión. Después de la secundaria comencé un curso universitario que me llevó más hacia la escritura y al análisis de la sociedad. Siempre he escrito mucho, también tenía un blog donde escribía de una manera bastante irónica y sarcástica sobre lo que sucedía en política, en el cultura popular, etc. En aquella época, seguir ese camino fue muy natural y gratificante pero luego, cuando tuve que elegir en qué especializarme, el dibujo regresó inesperadamente como una urgencia personal, y la seguí. Creo que no te equivocas cuando sigues el instinto, si proviene de un impulso puro, honesto y personal.
—La tesis de tu primera licenciatura fue un análisis semiótico de la comunicación visual de la cantante islandesa Björk. ¿Cuál es el peso de la cultura popular en tu trabajo?
—Es extremadamente importante. Como dije antes, la mirada crítica e irónica sobre la sociedad es algo que siempre llevo conmigo, es parte de mí, de mi carácter. Quizás es una de las características más fuertes de mi persona. También soy una persona muy curiosa, por no decir una voyerista, hacia los fenómenos contemporáneos relacionados con el uso de Internet y el consumismo. En resumen, no es un interés dirigido solo a los fenómenos que me gustan —como podría haber sido la elección de analizar la comunicación visual de Björk— de hecho, me atraen con fuerza los temas problemáticos que producen una estética exagerada, falsa, estereotipada.
—En ocasiones te han dicho que la fuerza es una característica constante en tus personajes. ¿Qué opinas de esta definición?
—No sé, no soy tan consciente de cómo dibujo. Pero me parece que esta definición se refiere a la idea de una fuerte presencia física de mis dibujos. Mis cuerpos siempre son muy sólidos, incluso cuando son frágiles o están sufriendo. Creo que esta fuerza no es tanto de los personajes como de mi manera de dibujar en sí.
—Cuando dibujas un personaje mujer, escapas de la idea tradicional de feminidad, mostrando además diferentes tipos de mujeres y siempre intentas incluir más de un grupo étnico en tus trabajos. ¿Cuál crees que es tu responsabilidad como autora hacia las cuestiones sociales?
—Lo considero un hecho tan extremadamente importante como natural. Me dedico a la representación por lo que por fuerza tengo una gran responsabilidad en este sentido, que pretendo ejercer con gran control y conciencia. Por ejemplo, he rechazado trabajos en los que me han pedido que ilustrara a inmigrantes africanos llegando a Europa porque mi país, Italia, tiene un grandísimo problema con la representación de personas que tienen características físicas que conducen a un grupo étnico no occidental. Decidí hace tiempo que en mis imágenes nunca se sugerirá ninguna forma de jerarquía social definida sobre una base étnica, que nunca habrá negros a los que salvar, inmigrantes en dificultades, etc. Trabajaré siempre por ofrecer una visión equitativa de la sociedad.
Es mi elección personal, por supuesto, no juzgo en absoluto el trabajo de los demás, pero sí juzgo la representación general de nuestra sociedad que veo en los medios, y que no me gusta en absoluto.