MURCIA. Suele decirse, medio en broma medio en serio, que los franceses, incluso cuando aparentan tranquilidad, están a medio minuto de pertrecharse con unas horcas o unos chalecos y empezar a quemarlo todo. Lo ilustra un meme: *French people (los franceses) *exist (existen), y un tipo histérico llamando a las armas con una antorcha en la mano. Como diría Sheldon, es gracioso, porque es cierto. O bueno, parcialmente cierto. O puede que tampoco sean tan revolucionarios, y en lugar de eso lo que suceda es que visto desde el lado conformista y apático de los Pirineos, cualquier acto de rebeldía ante un abuso del poder se magnifique: a través de la lente española, todo lo que no sea acatar, resignarse y hacer unos chistes, se convierte en la toma de la Bastilla o el asalto al Palacio de Invierno. Debe ser el calorcito, las cañas, el miedo y la obediencia todavía en el cuerpo, o a saber. Debe tener algo que ver también el egoísmo, seguro, y el disponer de unas tragaderas con tanta capacidad para los mensajes baratos sobre la españolidad, esa naturaleza jaranera que nos hace ser como somos.
Podemos tener un paro juvenil tan inmenso y devastador que da como para romper muchas cosas, pero, ¿y lo simpáticos que somos? ¿Y cómo nos reímos? ¿Y las terracitas y los quintos en verano y lo amigos que somos de nuestros amigos? ¿Y el acento? Que sí, que todo esto está muy bien, faltaría más. Tampoco ayuda, sin duda, la guerra de las etiquetas, la polarización y el identificar siempre un bando enfrente. Así, con la población ocupada en odiar al vecino —esto no es patrimonio exclusivo de España, aunque es verdad que aquí lo hacemos muy bien—, es muy sencillo colarnos desde un impuesto al Sol —ese del que presumimos—, hasta un nueva vuelta al nudo del lazo que tenemos en el pescuezo con la infame factura de la luz, la luz eléctrica, que si lo pensamos, a estas alturas de la película humana, debería ser un bien que ni recordásemos que pagamos mediante impuestos. ¿Cómo que en el año dos mil veintiuno, con una crisis mundial después de otra crisis mundial, tenemos que vernos en estas?