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SINGULARU APUNTA A MURCIA

Joyería ‘fast fashion’, diseñada con plata, oro y... datos

  • Cristina Aristoy y Paco Tormo (RAFA GASSÓ)

MURCIA.-¿Cómo partir de la nada y crear una marca de joyería a punto de facturar cuatro millones de euros? De forma muy resumida esta es la historia de Paco Tormo y Cristina Aristoy, dos emprendedores valencianos que empezaron su periplo con Singularu hace cuatro años y que, basándose en las tendencias del mercado, han conseguido conquistar a millenials —y no tanto— con sus diseños. Estrellas, lunas, chokers o aros, las modas van cambiando con el paso del tiempo, y periodista e ingeniera decidieron que iban a satisfacer las necesidades de las clientas ofreciéndoles los anillos, collares, pulseras, tobilleras y pendientes que estaban buscando, y a unos precios asequibles.

A pesar de que la marca nació a través del canal online, Singularu tiene actualmente cinco tiendas propias: dos en Valencia, dos en Madrid —donde ya ha conquistado la ‘milla de oro’—, y una recién inaugurada en Barcelona. También está presente en algunas grandes superficies, pero su ambicioso objetivo es alcanzar los 90 puntos de venta en 2021. Entre los últimos hitos se encuentra el cerrar una ronda de financiación de un millón de euros para acelerar su expansión nacional y entre su accionariado ya cuenta con socios como Pinama Inversiones, Grupo Zriser, Demium Ventures, Faraday Venture Partners, Bamboo Venture Capital o Torsa Capital. Murcia será su próximo destino si fructifican las negociaciones, que es encuentran muy avanzadas, con un conocido centro comercial

Sin embargo, Singularu no siempre fue una marca de joyería. Y es que Tormo y Aristoy se enfrentaron a ese proceso al que temen tantos emprendedores: pivotar. El proyecto surgió en 2014 en Demium Startups como un marketplace para artesanos, donde los clientes solicitaban proyectos a medida. Allí se conocieron sus dos fundadores. Aristoy acababa de entrar en la incubadora fundada por Jorge Dobón, quien creyó que sería una persona idónea para rematar el equipo. «Estábamos en cuadro, y Jorge, con muy buen criterio, entendió que nos íbamos a complementar muy bien. Mi caos con su orden», recuerda Paco Tormo.

Con la llegada de Cristina Aristoy se dieron cuenta de que era necesario hacer las cosas de otra manera. «Un asesor, al que habíamos accedido tras ganar en un concurso para que evaluara el plan financiero del modelo que teníamos, nos dijo que nuestra empresa era una ruina y que era imposible que ganáramos dinero», recuerda Tormo.  «Me explicó el porqué y me di cuenta de que eran cosas que ya sabía, pero que en realidad me negaba a ver», subraya.

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