MURCIA. "Tengo la sensación de que las enfermedades y trastornos mentales son un tema que ha entrado en el debate público como consecuencia de la pandemia". Cómo no introducirlo si el aislamiento forzoso, el coronavirus, las muertes masivas y la inestabilidad económica han zarandeado a la población y han multiplicado las secuelas psicológicas, consiguiendo poner bajo el foco la salud mental, como así considera el escritor vasco José Ignacio Carnero. Su última novela, Hombres que caminan solos, es precisamente un bufet libre de vivencias que conducen al personaje protagonista hasta la depresión: "Me interesaba hablar del aislamiento, la desorientación y el paréntesis que una persona con depresión sufre a lo largo de un año y de cómo durante ese tiempo trata de encontrar atajos, algún tipo de solución a lo que le está ocurriendo", esboza el autor.
El añadido de que el narrador sea un hombre permite retratar una cuestión adicional: la masculinidad frágil, "el silencio con el que se trata la enfermedad en nuestra sociedad y -creo- con más silencio en el caso de los hombres, porque todavía arrastramos una serie de comportamientos tradicionales dentro de los que están la invulnerabilidad y la fortaleza con la que el hombre se tiene que mostrar con los demás", explica el escritor. Por ello, aclara que "todos los personajes masculinos están tratados en clave de humor, porque son un poco patéticos y torpes en la gestión de lo emocional".
Este retrato de la depresión y la masculinidad frágil crea un clima intimista que envuelve al lector o la lectora y busca "empatizar con la gente que haya vivido experiencias parecidas en sí mismas o en su entorno cercano; que se reconozca", señala.