MURCIA. La fiesta de la narración, la celebración absoluta de la imaginación, la proliferación de los relatos son sólo tres de las razones por las que conviene leer a Gueorgui Gospodínov, el autor búlgaro revelación que agotó en un único día los ejemplares de su libro Física de la tristeza (Ed. Fulgencio Pimentel). Tras ganar algunos de los premios más prestigiosos de Europa –el Strega, el Brücke Berlin y el Gregor Von Rezzori-, llega ahora a las librerías española Novela natural (Ed. Fulgencio Pimentel), una obra anterior que aborda el tema del divorcio –literal y metafóricamente- como el gran acontecimiento social en la década de 1990 en Bulgaria, tras la caída del comunismo. Con Gospodínov hablamos de la literatura y de las fronteras en estos ‘Tiempos Modernos’.
- Hay un concepto de tristeza en su libro que tiene que ver con la tensión de contar desgracias como si fueran bromas. Por ejemplo, esa historia del niño olvidado en el molino. Si se cuenta como una broma, parece una cosa, si se cuenta en serio es una tragedia. ¿Cómo de importante es el tono?
- El tono es definitivamente importante, y siempre depende del punto de vista. La historia sobre el niño olvidado siempre ha sido contada en mi familia como una broma, como una situación divertida. Pero cuando comencé a narrarlo, me di cuenta de que había algo más, algo profundamente trágico. El terror sin palabras del niño (todavía no conoce la palabra tristeza), el largo minuto de la duda de la madre sobre si regresar, la perplejidad de las hijas... También otra historia, la del abuelo que se traga un caracol como un cura para su úlcera: cuando se narra desde el punto de vista del caracol tiene una opinión diferente: se convierte en un descenso al infierno. El devorador y el devorado tienen historias diferentes.
- ¿Por qué el minotauro se convierte en una figura esencial de Física de la tristeza?
- Toda la mitología griega fue completamente deshonesta para el minotauro, dejándolo como un monstruo sin palabras. Pero si exploras el mito cuidadosamente, si lo lees con empatía, verás que el minotauro era sólo un niño abandonado encerrado en el sótano del palacio de Minos. Este niño fue demonizado, convertido en un monstruo debido a nuestra culpa hacia él. El hilo del abandono lo hace importante para la novela. El sentimiento de abandono era típico de mi generación de niños de Europa del Este nacidos a fines de la década de 1960. Hoy en día, el minotauro podría ser el otro radical que preferimos odiar.
- ¿Cómo el miedo que viviste en tu infancia vive ahora en tu faceta de escritor?
- La infancia y el miedo son probablemente las fuentes más importantes para mi escritura. Lo primero que escribí fue una pesadilla que solía tener noche tras noche. Y debido a la superstición local de que no debes contar tus pesadillas, decidí escribirlo. Ahora podría decir que funcionó. Nunca volví a tener esta pesadilla (y nunca la olvidé también). Yo tenía siete años entonces. Y esta fue una de las decisiones más inteligentes de mi vida (puede ser la única hasta ahora). Y sigo creyendo: estamos escribiendo en contra de nuestros miedos. Y la segunda razón, creo, es mantener al niño que una vez fuimos.
- "Soy libros", dijo en ocasiones para referirse a esa idea de que el universo es una biblioteca. Algo que lo relaciona con Borges. ¿Qué son para ti hoy, en la era de Amazon, las bibliotecas?
- Adoro las bibliotecas. Te dan un verdadero consuelo. Te convencen de que todo, incluso las peores cosas del mundo, podrían convertirse en historias. Y como dice Mallarmé en la cita favorita de Borges: “todo existe para convertirse en libros”. Sí, esto es definitivamente solemne. Creo que en la era de Amazon, las bibliotecas serán aún más importantes.
- Es muy interesante cómo usa el lenguaje constantemente, entre el asombro y la falta de certeza. ¿Es imposible escribir desde otra posición observando este mundo instalado en la confusión?
- Me encanta el dicho de Joseph Brodsky de que la poesía es un ejercicio constante de incertidumbre. El lenguaje que está lleno de posibilidades es también un gran maestro de la incertidumbre. Esto le brinda todas las formas posibles en que la historia podría avanzar. Y realmente, me encantan las personas que están llenas de dudas, puedes confiar en ese tipo de personas. Nunca se convertirían en dictadores.