MURCIA. Con el tercer volumen de La balada del norte (Astiberri), Alfonso Zapico llega al trágico desenlace de la fallida revolución de Asturias de 1934. Aunque en principio, este debería haber sido el último volumen de una saga que nació con vocación de ser un único tomo, el dibujante asturiano afincado en Angouleme (Francia) añadirá uno más a modo de conclusión. El ganador del premio nacional de cómic en 2012 por Dublinés habla con Culurplaza de esta última entrega (de momento) de su saga.
— ¿Cómo vas de ánimos después de este tercer tomo, porque… cuánto llevas ya con el proyecto?
— Pues el primer volumen salió en 2015, luego en 2018, el segundo. Al principio iba a ser uno solo, pero ha ido creciendo sobre la marcha. En realidad, llevo desde 2002, que fue cuando empecé a escribir la historia. Y aún me quedan unos dos años para dibujar este. Supongo que llegará a las librerías en 2022.
—¿ Se acabará en el cuatro?
— Sí, de ahí no pasamos. La idea era acabar en el tercer tomo, el que acaba de publicarse, pero había unas cosas que contar en el tercero y no quisimos hacerlo rápido y mal, así decidimos que sería mejor hacerlo con un cuarto volumen.
— Por lo que cuentas, La balada del norte se ha ido escribiendo ella misma a su ritmo.
— Sí, es un libro vivo. De hecho lo curioso de este libro es que yo sí tenía un guion predefinido, un estudio de los personajes y sabía lo que quería contar pero ha ido creciendo. Hay una parte del libro que es histórica que no ha cambiado mucho, y otra que tiene que ver más con las anécdotas de la época, y con todo lo relacionado con la memoria social o familiar. Pero, a medida que han ido saliendo los tomos, la gente venía y me contaba recuerdos, conversaciones, anécdotas…. y yo los he ido incorporando. Sobre todo en el tercer libro hay mucho de eso.
— ¿La anécdota con [el eurodiputado, ex de Ciudadanos] Javier Nart sería un ejemplo? Es genial, muy literaria, y da una visión muy curiosa.
— Yo no tenía ni idea, pero es pariente del capitán Nart, un oficial de la Guardia Civil que muere en un enfrentamiento que aparece en el tomo dos, y él lo leyó y se puso en contacto conmigo. Me mandó fotos y me contó muchas anécdotas, porque su padre es de la cuenca minera, que luego lo he utilizado. Además, ha escrito un texto al final del libro que ha descolocado a mucha gente, porque lo que él plantea no es necesariamente lo que planteo yo, pero no tengo por qué estar de acuerdo con él. Esto no va de contar una verdad absoluta sino de otra cosa, de las conexiones familiares, los recuerdos…