CARTAGENA. Este 2022 se convertirá en el año de la gran transformación de los mercados de abastos de Cartagena. La concejalía de Comercio, de la que es concejal Manuel Padín, invertirá alrededor de un millón de euros en este periodo, para que tanto el mercado de Santa Florentina como Gisbert muden su piel hacia una idea mucho más dinámica y funcional. Si bien los mercados deben cumplir la función estratégica y básica de servir de espacio para la distribución de cercanía, en circuito corto, de bienes esenciales para la vida cotidiana, el reto llega con la ampliación de la oferta de productos a la venta, la organización del conjunto de la actividad y la aplicación de las nuevas tecnologías en el quehacer diario.
A pesar de los inconvenientes que el teniente alcalde ha encontrado en este tiempo para poner en marcha la transformación tanto estructural como en el modelo, ambas propuestas -Gisbert y Santa Florentina- cambiarán su fisonomía para convertirlos, o al menos así lo pretende, en centros de venta competitivos, pero cercanos, claros, ordenados y atractivos para el consumidor y para el tendero.
En lo que se refiere al aspecto puramente arquitectónico, Santa Florentina lleva dos años con un lavado de cara que ha sido espoleado con una subvención de 536.477 euros del Plan de Transformación, Recuperación y Resiliencia, a lo que hay que añadir los 300.000 euros presupuestados también desde la concejalía de Comercio. La misma, que concurrió a la convocatoria europea para mercados sostenibles, permitirá culminar los trabajos de modernización del mercado con la reforma de 24 puestos pendientes así como culminar la reforma de la planta semisótano -que se convertirá, probablemente en un parking-, la rehabilitación de las fachadas del edificio y otras mejoras estructurales.
Además, se impulsan las mejoras en la modernización del mercado municipal mediante la transformación digital, con la adopción de herramientas de información de clientes, mercado omnicanal y experiencia de compras, y las obras de reforma de sus instalaciones, con la mejora en accesibilidad, equipamiento y adecuación.
Con la subvención se contempla la instalación de redes que permitan tanto la conexión de los puestos de venta como la implantación de una red Wi-Fi en toda la instalación.
Además, hace tan solo un mes y medio se estrenaban unos aseos accesibles y adaptados en la planta comercial de la plaza de abastos, tras una inversión de 18.000 euros.
Por su parte, en Gisbert, un mercado consumido por el olvido y la dejadez de los gobernantes desde hace varios años, ha encontrado la manera de virar a un nuevo proyecto de la plaza de abastos -está prevista una inversión aproximada de 400.000 euros-, que contempla abrir la fachada al exterior y ser "un nuevo punto de encuentro para el turismo y el comercio, tal y como se recoge en el Plan Estratégico de Turismo", apostilla Padín.
La reforma implica también el arreglo de la red de instalaciones del mercado, así como la redistribución de los puestos comerciales del interior y la instalación de mesas y sillas para darle a la plaza de abastos un ambiente gastronómico. Además, el teniente alcalde insiste en que hay una propuesta empresarial para ocupar la docena de espacios que quedarán habilitados para su uso comercial. Esta propuesta cuenta con comerciantes y empresarios del municipio y serán los futuros ocupantes de los puestos del mercado los encargados de montar los stands comerciales según sus usos, una vez que las obras de reforma dejen los habitáculos con todas las conexiones necesarias para su uso como punto de venta comercial.
Pero además de la forma, el Ayuntamiento ha insistido en metamorfosear el fondo de ambos mercados, con un nuevo concepto que no ha levantado la simpatía de todos, principalmente algunos de los comerciantes que ocupan sus puestos en Santa Florentina.
Desde hace dos años trabajan en la puesta en marcha de un nuevo reglamento con el fin de actualizar la regulación de los mercados adaptando su funcionamiento a los cambios que ha experimentado la sociedad a lo largo de los años transcurridos desde la aprobación del reglamento ahora vigente. En la nueva norma se encuentra la posibilidad de poder dedicar algunas unidades comerciales a la degustación gastronómica de productos típicos de la Comarca de Cartagena, de España o incluso internacionales, por lo que las plazas de abastos municipales se convertirán en espacios gastronómicos similares a los mercados de las grandes ciudades españolas, como San Miguel, en Madrid; o la Boquería, en Barcelona.
También ofrece este nuevo reglamento la posibilidad de organizar actividades de ocio y culturales en las instalaciones de los mercados, con el fin de dinamizar aún más estos espacios y que ofrezcan una experiencia más dinámica a las compras habituales. El horario de apertura de las plazas de abastos será más dinámico que el anterior, ya que permitirá la apertura en sábados por la tarde y domingos, siempre que se valore como justificada la propuesta de los comerciantes que así lo requieran. "No queremos cargarnos nada ni a nadie", explica el concejal de Comercio "los tiempos cambian y hay que ir evolucionando y adaptándonos. Lo que pretendemos con estas medidas es dinamizar y buscar la funcionalidad del mercado. Hay cierto desorden y lo que pretendemos es reordenarlo todo y que las ordenanzas se cumplan".
No obstante y pese a los desencuentros con algunos comerciantes que no terminan de ver estas modificaciones, a la vez que critican el hecho de no haberles consultado, la reforma del texto inicia ahora su trámite, por lo que a partir del próximo pleno ordinario se habilitará un plazo de 30 días de exposición pública de la norma para que los ciudadanos puedan aportar alegaciones o modificaciones, que serán estudiadas y valoradas por el servicio municipal. Tanto los profesionales del sector como cualquier ciudadano o empresa podrá presentar cuantas alegaciones pretenda para mejorarla.