ELCHE. A sus 23 años, el ilustrador ilicitano Deme Villena acaba de publicar el libro infantil Un día en el cole (Editorial Gusanillo) donde aborda conceptos como la diversidad cultural y los elementos geográficos de diferentes países con el objetivo de desarrollar en los más pequeños, niños de cuatro a ocho años, las habilidades y la empatía que les permita comprender otras realidades del mundo. A través de comida, tradiciones o festividades, el dibujante alicantino recorre el globo terráqueo con diversión y aprendizaje. Se trata de su primera publicación, tras finalizar en 2024 sus estudios del Grado en Diseño y Tecnologías Creativas en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV). Una obra literaria y gráfica con la que pretende fomentar la inclusión y el aprendizaje intercultural promoviendo el entendimiento global y el respeto a la diferencia.
— ¿Qué te ha llevado a elegir el ámbito escolar o infantil para llevar a cabo tu primer proyecto profesional?
— En primer lugar, considero que la educación es la base de toda sociedad que se considere civilizada y que es fundamental para que los seres humanos aprendamos a enfrentar el contexto socio-cultural en el que vivimos y contribuir al desarrollo de nuestras comunidades. Partiendo de esta base, descubrí que los distintos modelos educativos existentes en nuestro mundo dicen mucho sobre la historia y la cultura de cada país y evidencian muchas de sus particularidades. Además, es un tema con el que los niños y niñas pueden sentirse identificados y crear un sentimiento de curiosidad e interés en ellos. Una de mis intenciones principales con el cuento es que cada lector se convierta en un personaje más del debate de los protagonistas y que compare las experiencias escolares y las distintas realidades de los personajes con la suya propia de tal forma que estimule su pensamiento crítico.
— ¿Por qué decidiste abordar conceptos como el respeto y la empatía por otras culturas como hilo conductor del libro?
— Un día de cole tiene un sentido tanto educativa como moral. Quería representar realidades muy distintas mediante seis personajes presentados como iguales, sin ningún tipo de jerarquía, rechazo o insensibilidad. De esta forma, pretendo evidenciar la riqueza de la diversidad cultural y demostrar que, aunque no compartamos historias, experiencias o creencias, todos somos igual de válidos y merecemos los mismos derechos y libertades. Abordé este concepto en el cuento porque considero que es fundamental inculcar valores tan importantes como la acogida a la diferencia, la tolerancia, el respeto y la convivencia desde edades muy tempranas.
— ¿Se hace complejo explicar el contexto sociocultural a los niños?
— Esta cuestión era algo que me preocupó en el momento de plantear la idea, puesto que mi intención era mostrar realidades muy variadas y diferentes entre ellas, de tal manera que cualquier niño pudiera empatizar o sentirse identificado con ellas. Teniendo en cuenta que hay niños en el mundo que viven contextos más desfavorables o no gozan de demasiados privilegios, fue complicado plantear la representación sus realidades con un tono positivo y que a la vez no romantizara o normalizara aspectos adversos de sus vidas.
Considero que, finalmente, y tras darle muchas vueltas e investigar diferentes maneras de abordar el tema, conseguí darle un tono adecuado y fácil de entender. También pienso que los niños lo naturalizan todo muy rápido y que acogen la nueva información con mucha más facilidad que los adultos, que nos aferramos a ideas o creencias que ya tenemos establecidas y tardamos más en adaptarnos a los cambios o aceptar diferentes perspectivas.