Pepe Martínez, en su librería de los soportales de la Catedral de Murcia. Foto: F. S. M,MURCIA. Entrar en una librería de las llamadas de 'toda la vida' y disfrutar de ese característico olor a papel es un placer para los sentidos que se está perdiendo, pero aún hay esperanza. Y es que la dura competencia de las ventas de grandes plataformas como Amazon y la fortaleza del 'ebook' está haciendo que los negocios tradicionales sufran. Pero además, su gran salvavidas, la venta de libros de texto se llena de competidores, como los propios colegios o los bancos de libros.
"Mantenernos abiertos cada día cuesta mucho trabajo". Lo explica a Murcia Plaza Pepe Martínez, el propietario de la Librería Ramón Jiménez, situada en los soportales de la catedral de Murcia, y quien a sus 84 años sigue al pie del cañón sin haberse jubilado.
La irrupción de las nuevas plataformas y la inmediatez que proporcionan son uno de los retos a los que se enfrenta el sector del libro, que pese a todo ha sabido capear el temporal y sigue resistiendo pese a que la digitalización de la sociedad les obliga a ir "contracorriente".
El decano de los libreros es una institución en el comercio de la ciudad. Y es que desde 1986 se ha hecho cargo del histórico local, fundado en 1948, tras tomar el relevo a los antiguos propietarios, que le confiaron un negocio en el que empezó como aprendiz y haciendo recados. "A los murcianos les pediría que hiciesen sus compras en las librerías", destaca mientras realiza sus quehaceres diarios en el negocio y atiende a una clienta.
En un momento en el que la tecnología en ocasiones aísla más que conecta, las librerías reivindican su papel como punto de encuentro de las ciudades entorno a los libros. Pese a la incertidumbre del negocio, miran al futuro con optimismo. "Se ha dejado todos sus ahorros en que esta librería siga en pie", destaca la hija de Martínez, que le acompaña en la librería, y explica que muchas persona ya recurren a Amazon para comprar los libros, una plataforma que "ha reventado las ventas de las pequeñas librerías".
Diego Marín es otro de los libreros de toda la vida de la ciudad de Murcia. Tras cerrar Expolibro en 2020, continúa vendiendo sus ejemplares en Internet y en los tres comercios que mantiene, Antaño, González Palencia y el Centro del Libro de Espinardo. Y es que Diego Marín lleva 60 años en el negocio de los libros, del que es un editor muy reputado. Ha editado obras de múltiples autores murcianos y libros técnicos para asignaturas de casi todas las carreras de la Universidad de Murcia y su negocio sigue al pie del cañón.
Una de las ventajas recurrentes del comercio por internet es la inmediatez, algo que desde los libreros dicen haber solucionado. "Si pides un libro en una librería como la mía o la de cualquier otro compañero, prácticamente en 24 o 48 horas está a disposición del cliente. Es algo a lo que nos hemos adaptado", señalaba el presidente de la Asociación de Libreros de la Región a este diario.
Pero hay datos para la esperanza. Y es que en el primer semestre de 2022 se vendieron más libros que en 2021 y hay una nueva tendencia que indica un sutil cambio en el consumo de libros: la venta online, que durante los meses de restricciones capitalizó sobre todo Amazon, ha descendido y quien sale ganando es la librería tradicional.
Los datos de la consultora GFK, señalan que entre enero y mayo de 2022, los grandes almacenes y cadenas facturaron el 52% de la venta de libros en España y el 42% las librerías tradicionales, dejando el 6% restante a los hipers. El de las librerías tradicionales es el canal que más ha crecido este 2022 respecto a 2021, un 8,6%, según la consultora. Mientras, el canal de grandes almacenes ha crecido una cuarta parte, un 2,1%.
