LORCA. Don Juan Guevara era un lorquino con una gran fortuna fruto de la herencia de su padre, del que heredó también sus títulos de nobleza y de hidalguía. Hijo de don Gómez García de Guevara y de doña Isabel García de Alcaraz parecía estar predestinado desde antes de su nacimiento a construir el gran palacio del que hoy podemos disfrutar, ejemplo de majestuosidad barroca en el sureste español.
Casado con su prima hermana bastantes años menor que él, manda construir una gran casa palaciega, la cual se termina en 1694, aunque no entran en ella a vivir hasta 1705. Esta demora ha dado lugar a ciertas especulaciones históricas, que iban desde el simple hecho de que el interior no estaba listo hasta que su mujer no quería entrar en el palacio porque tenía pánico a las historias que le habían sido contadas en relación con las obras, durante las cuales varios trabajadores habían fallecido en extrañas circunstancias. También circulaban rumores sobre que en el interior de la casa rondaban entidades demoníacas, almas de esclavos de color y musulmanes con los que don Juan había generado ingresos, comprándolos y vendiéndolos al mejor postor – véase los ejemplos en septiembre de 1679 y en octubre de 1680 –, estando sus almas arraigadas al palacio.
No en vano, se puede ver a algunos de estos esclavos acompañando a Juan de Guevara en su famoso retrato montado a caballo, expuesto hoy en día en el interior de la construcción.
Uno de los elementos que más nos llama la atención es la fachada del inmueble, realizada por Pedro Sánchez Fortún, quien se inspira en la fachada oeste de la Basílica de la Virgen de la Asunción de Elche para realizarla. Estas columnas salomónicas en espiral que simbolizan la eternidad de la familia se encuentran enmarcadas en todo un programa iconográfico relacionado con la resurrección -representada por el pavo real de la derecha- y con la idea del eterno retorno de la vida -simbolizado en los elementos vegetales tan resaltados en el portal-; del mismo modo podemos apreciar varios 'putii' o ángeles protectores del interior del lugar, en clara la creencia de espíritus malignos que desean apoderarse de las almas de los vivos y que estos duendes los mantienen bien a raya. Tal vez por esos miedos documentados de su propia esposa, pues esta portada es realizada a posteriori del resto de la construcción, en 1705, por una familia que pertenecía a la Orden de Santiago y que, en cierta manera, tenían protección desde la propia divinidad. Para más información, recomiendo la obra del Padre Morote, que en 1741 publica denominada Blasones y Antigüedades de la ciudad de Lorca.
Fachada y detalle de la fachada
Sobre Juan de Guevara corre una leyenda, que cuenta que por las noches en la escalera de sillería que conduce a la planta principal del palacio, se oyen los cascos de un caballo, que la tradición reconoce como del mismo del propio Juan. Testigos hablan de que se escucha relinchar de caballo, silbidos, golpes de cascos de caballo, chirridos de herrajes y golpes de fusta; sonidos que han hecho que los trabajadores del lugar o visitantes que hayan cruzado esa zona corriendo.
Al parecer subir con el caballo era algo habitual que realizaba este noble y que siempre se le escuchaba pelearse con su mujer Isabel, quien le obligaba a bajarse del equino para impedir que entrara a galope en la llamada Sala de los Camachos.
Aunque no se ha podido documentar la certeza de esta leyenda lo que sí podemos afirmar es que don Juan de Guevara solía batirse con sus siervos -pues era comerciante de esclavos- y que en ocasiones éstos morían bajo sus manos, incluso en las mismas escales de la que habla la anterior leyenda. Tal vez en futuras actuaciones arqueológicas se pueda constatar alguno de estos episodios.
* Santi García es responsable de 'Rutas Misteriosas' y autor del libro “Murcia, Región Sobrenatural”
Fachada y detalle de la fachada
