MURCIA. Escuchar a la casa y establecer un diálogo con el espacio. Esto es lo que ha hecho el estudio de arquitectura de Murcia UNO100 para reformar esta vivienda, ubicada de la pedanía murciana de La Alberca, en un hogar en el que distintos materiales se dan la réplica unos a otros. "Podría haberse llamado 'Casa de blanco, gris y ocre' o 'Casa de microcemento, óxido y madera', pero ha terminado llamándose como siempre la hemos llamado: Casa en La Alberca", explican desde el estudio murciano, compuesto por Pedro Fernández de Santiago, Emilio Macanás Martínez y Daniel Iniesta Barceló. Cuentan a Murcia Plaza como llegó a ellos esta casa.
Señalan que fue una pareja joven la que les planteó transformar la planta principal de la casa (de 110 m2) que acaban de comprar en La Alberca, al pie del monte. Tan ilusionados como los clientes, se acercaron a visitarla. Lo que se encontraron fue -recuerdan- una vivienda "llena de espacios partidos y recargados de formas y colores".
"Necesitaba respirar", explican, por lo que la "liberaron" de tabiques, techos y pigmentos, descubriendo en el camino sus pilares de ladrillo viejo y empresillados de metal. "Le dimos tiempo para repensarse, ordenarse de forma que el espacio fluyese" y así se compuso que el dormitorio se desplazara al otro extremo de la casa para que el salón, el comedor y la cocina formasen un mismo espacio abierto, diáfano, amplio.
Los profesionales de UNO100 levantaron un único tabique para independizar el dormitorio y el baño, forrándolo de armarios panelados blancos y neutros. Hicieron lo mismo con el muro de fachada, integrando el almacenaje en los muros blancos, haciéndolo desaparecer.
Y la casa volvió a hablar: a ese espacio blanco, neutro, le faltaba textura. Entonces, introdujeron el microcemento, "fraguando en el suelo radiante, dejando la huella de sus aguas. En el centro del espacio de día, en torno al pilar empresillado, emerge del pavimento un mueble bajo del mismo microcemento, que ordena los espacios y acoge la chimenea y el televisor. En la cocina, el baño y el dormitorio aparecen otros más, de la misma materialidad de microcemento. El microcemento desborda también por las escaleras, fraguando en escalones y paredes, como si de una cueva se tratara".
No obstante, añaden que a su vez "el microcemento necesitaba un contrapunto de calidez, que transformase lo industrial en artesanal". Y ahí es cuando hizo su entrada la madera maciza, quemada, para materializar puertas, baldas y cajones de los muebles. Se construyó también en ese material "la mesa y el banco corrido del comedor, fijado al muro de microcemento, y la celosía de listones que lo separa de la escalera, y el rellano y huellas de la misma, sobre la base de microcemento".
La madera está presenta, asimismo, en "puertas rescatadas, antiguas, decapadas, que cierran la alhacena, el baño y el dormitorio, plegándose a un lado y otro para abrirlo de par en par al salón, conformando un único espacio abierto, continuo como el microcemento que lo pavimenta. La madera rasga también el blanco del techo con traviesas de tren recuperadas, que simulan sujetarlo, y el metal se pinta de un óxido de color cercano a ella, integrándose".
Esta Casa de La Alberca ha sido diseñada, con tanta sensibilidad hacia sus necesidades, por un equipo de arquitectos que está convencido de la importancia de apostar por la calidad y la eficiencia en la forma de trabajar y de construir.