MADRID. Investigadores de la Escuela Herbert Wertheim de Salud Pública y Ciencias de la Longevidad Humana de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos) han evidenciado que la actividad física puede tener un papel más importante que los genes en la longevidad.
Investigaciones anteriores han demostrado que la escasa actividad física y el mayor tiempo que se pasa sentado están asociados a un mayor riesgo de muerte. ¿Cambia el riesgo si una persona está genéticamente predispuesta a vivir una vida larga?
Esa es la pregunta que se propusieron responder los investigadores en su investigación, que se ha publicado en la revista científica 'Journal of Aging and Physical Activity'.
"El objetivo de esta investigación era entender si las asociaciones entre la actividad física y el tiempo de sedentarismo con la muerte variaban en función de los diferentes niveles de predisposición genética para la longevidad", explica el autor principal del trabajo, Alexander Posis.
En 2012, como parte del estudio Actividad Física Objetiva y Salud Cardiovascular de la Iniciativa de Salud de la Mujer (OPACH), los investigadores comenzaron a medir la actividad física de 5.446 mujeres de Estados Unidos que tenían 63 años o más, y las siguieron hasta 2020 para determinar la mortalidad.
Las participantes llevaron un acelerómetro de grado de investigación durante un máximo de siete días para medir el tiempo que pasaban en movimiento, la intensidad de la actividad física y el tiempo de sedentarismo. El estudio prospectivo descubrió que los niveles más altos de actividad física ligera y de actividad física de moderada a vigorosa se asociaban a un menor riesgo de muerte.
Un mayor tiempo de sedentarismo se asoció a un mayor riesgo de mortalidad. Estas asociaciones fueron consistentes entre las mujeres que tenían diferentes niveles de predisposición genética para la longevidad.
"Nuestro estudio demostró que, incluso si no es probable que se viva mucho tiempo en función de los genes, se puede prolongar la vida con comportamientos positivos en el estilo de vida, como hacer ejercicio con regularidad y sentarse menos. A la inversa, incluso si tus genes te predisponen a una vida larga, permanecer físicamente activo sigue siendo importante para lograr la longevidad", detalla otro de los autores, Aladdin H. Shadyab.
Teniendo en cuenta el envejecimiento de la población adulta en todo el mundo y el mayor tiempo dedicado a actividades de menor intensidad, los resultados del estudio apoyan las recomendaciones de que las mujeres mayores deben participar en actividades físicas de cualquier intensidad para reducir el riesgo de enfermedad y muerte prematura, escribieron los autores.