Foto: EFEMURCIA. Eran otros tiempos. El humo de los cigarros creaba una bruma en el plató de televisión, mientras un grupo de cinéfilos comentaban, con complicidad y entusiasmo, el clásico que se acababa de emitir por la pequeña pantalla. Era un gustazo escucharlos, porque transmitían su amor por el cine, mientras José Luis Garci -el escritor y cineasta que había logrado un Oscar para una película española con Volver a empezar- ejercía de maestro de ceremonias. El programa era largo, película más coloquio, por lo que en muchas ocasiones había que terminar grabándolo en un vídeo VHS -que ¿qué es eso?, se preguntarán los más jóvenes-. Estamos hablando de ¡Qué grande es el cine!, que se emitió desde 1995 hasta 2005 y que muchos siguen considerando como el programa que más ha hecho por la cultura cinematográfica de este país. Garci, quien actualmente repite este formato en Trece TV con Classics -por el que le acaban de premiar con una Antena de Oro- estará este miércoles (19.30 horas) en la Biblioteca Regional de Murcia (BRMU), para participar en el ciclo El cine como género literario.
Llega a la Región de Murcia, que dice gustarle mucho y conocer muy bien -"¿tú has estado en Librilla?", pregunta para dejar constancia de ello-, después de que tuviese que aplazar una anterior visita a la BRMU por 'pillar' el coronavirus. Atiende a Murcia Plaza desde su casa de Madrid, amable y contagiando, como lo ha hecho siempre, su pasión por el cine y la escritura, que es un poco como lo del huevo y la gallina... Pide que se le tutee.
-Visitas la BRMU para participar en un ciclo que parece pensado para ti: El cine como género literario. Porque, ¿qué es Garci, un director de cine que escribe o un escritor que hace películas?
Es una pregunta difícil, porque yo empecé como escritor y estuve diez años como guionista de películas, para después, sin haber ido a la escuela de cine -porque yo estaba trabajando en un banco- empezar a dirigir. Ahora creo que tengo el mismo número de películas que de libros. Pero la verdad es que no sé si soy un director que escribe o un escritor que hace películas. Te voy a hacer la pregunta a ti: ¿Que crees que era Billy Wilder? Somos escritores que hemos dejado la 'underwood' (nombre de una antigua máquina de escribir) para coger la cámara, pero sin perderla nunca de vista.
- La literatura, además, está muy presente en tu cine (Pérez Galdós, Mihura...) y en el cine que admiras y que te ha influido (Hammett, Chadler...)
A mí siempre me ha gustado llevar al cine los autores que me gustaban, como Mihura con Ninette, Pérez Galdós con El Abuelo o Martínez Sierra con Canción de cuna. Yo creo que tendré como diez películas originales y otras tantas que son adaptaciones de novelas u obras de teatro, pero para mí es igual. Te diría incluso que es mejor adaptarlas, porque si los autores ya no viven no te pueden reñir. Eso te lo evitas.
- Está todo muy relacionado, porque el montaje de una película ¿no es como reescribir la historia con imágenes?
Sí, es la otra parte fascinante del cine. Desde que se retiró mi amigo González-Sinde, las últimas películas, desde Tío Vivo, las he montado yo. Cuando vas a rodar tienes un guion, unos diálogos y unas situaciones, y eso lo sacas adelante. Pero luego todo eso lo tienes en unas latas -hablo de antes del cine digital- y tienes que darle forma, escribir con imágenes. Esa es la gran apuesta del cine, la edición. A mí me fascinan las tres fases -la escritura, la filmación y el montaje-, pero desde mi primer corto siempre he estado metido en la sala de montaje, por eso he podido hacerlo después solo. Cuando estoy allí metido, se me va el tiempo, me tienen que llamar para comer. Es lo que más me gusta de todo.
- De trabajar en una entidad bancaria a ganar un Oscar y tener una carrera como la tuya. No sé si los consideras sueños cumplidos, pero sí que son la materia de la que se alimenta el cine ¿Crees que tu vida daría para una película?
Qué va, no daría ni para un corto. Lo que he tenido es mucha suerte. Quién le iba a decir a aquel chico -al que llamaban Alfonso Sánchez en el trabajo (un conocido crítico de la época) porque hablaba de cine a todas horas y veía películas todos los días- que iba a escribir de cine en revistas y luego guiones durante diez años para directores como Mercero, Eloy de la Iglesia, Pedro Olea, Giménez Rico... Conocí mucho el mundo del director y eso me dio un salvoconducto para no meter la pata. Cuando hice mi primera película, Asignatura pendiente, no quise contar la historia de mi vida sino una historia que le pudiera gustar a la gente. Pero no solo eso, en el mundo literario he sido multipremiado. Quejarme sería horrible, además de injusto.
- Pues se me habían ocurrido algunos actores que podrían interpretar el personaje de Garci: Antonio de la Torre, Javier Gutiérrez, Eduard Fernández…
Todos son buenos. Pero no creo que mi vida sea muy señalada para hacer una película.
- ¡Qué grande es el cine! fue un formato perfecto, que acercó las grandes obras maestras al público y que ahora repite en Trece TV. ¿Cómo recuerda aquella época?
Era como un cineclub, pero en vez de ser local era nacional, donde tenía libertad para elegir las películas. Se trataba de rodearte de gente no solo que amase el cine, sino que supiese transmitir su amor por él a los demás. Yo tuve la suerte de estar con una gente fantástica, algunos de los cuales ya no están y a los que echo de menos cada día. Ahora estamos haciendo Classics en Trece y nos acaban de dar la Antena de Oro. Ya tengo tres; a este paso voy a tener más premios de la radio que del cine (bromea). Hay algo que es estupendo que es el entusiasmo por volver a ver que una película sigue siendo mágica, con cosas que antes no habías advertido. El éxito más grande de mi vida es haberme encontrado a gente, en cualquier lugar, que me diga, como me ocurrió con una chica de 18 años, que le ha gustado mucho descubrir a David Lean o Michael Powell; o que alguien haya estudiado cine gracias al programa.
- ¿Por qué TVE dio carpetazo al programa tras una década?
¡Qué grande es el cine! comenzó con Jordi García Candau, que era director general de TVE con el PSOE. Cuando hubo un cambio político, Mónica Ridruejo se cargó el programa. Después, otro director general con el PP, López Amor, nos propuso volver y nosotros encantados. Volvió el PSOE y Carmen Cafarell lo quitó. O sea que el PSOE me lo dio y me lo quitó; y el PP me lo dio y me lo quitó. Eso es ser independiente. Yo estoy muy contento de ese programa. El cine ha dado tantas obras maestras que se pudo hacer algo así. En ningún otro arte se ha producido esta explosión de talento en el siglo XX.
¿No te parece que la política se ha convertido en una especie de 'Sesión continua' sin final feliz?
No quiero que parezca que estoy por encima, pero es que no me interesa nada lo de la política. Porque todo esto de lo que están hablando yo lo he vivido. Yo soy un modelo del 44, soy una persona de la Transición española. Me acuerdo de la primera votación en el año 77, cuando me tocó presidente de una mesa. No era como ahora, había que contar a mano y acabamos a las tres de la mañana. Yo todo esto de ahora lo veo con un distanciamiento brechtiano, además de que no lo entiendo mucho. No digo solo la política, sino el mundo en el que vivo; hay cosas que se me escapan: las criptomonedas, el metaverso,...
- ¿Y qué lugar ocupa el cine en ese mundo?
Calculo que terminará en un museo. Ahora el cine está en casa. Las salas antiguas han desparecido. Ir al centro comercial no es ir al cine, es ir a comprarte unos zapatos o una hamburguesa y después te metes en el cine. El cine ha pasado a ser un electrodoméstico más. Ya no es el mismo rito.
¿Te molesta que el de la butaca de al lado coma palomitas?
No, ¿por qué? Antes comíamos pipas. En los cines de verano la gente llevaba la cena a los programas dobles y se extendía un olor a tortilla de patata que no te cuento. Solo los muy pijos se quejan de que haya palomitas. A mí qué me importa, que coma cada uno lo que quiera.
-¿Qué película te ha gustado mucho recientemente?
De cine español, me ha gustado mucho la última de Rodrigo Cortés, El amor en su lugar. Me parece estupenda. Y extranjera, la que más me ha impactado, hace ya un tiempo, ha sido Lalaland, por volver a ese musical de Hollywood de la época dorada maravilloso.
- ¿Cuál es tu 'Asignatura pendiente'?
El error de no haber registrado el nombre, porque de haberlo hecho tendría una isla en las Bahamas para mí solo. Porque cuarenta años después la gente sigue utilizándolo para decir, por ejemplo, que 'la asignatura pendiente' del Madrid es la defensa o cosas por el estilo. Hasta que no se hizo la película nadie lo decía.
- ¿Y cuál es tu 'Asignatura aprobada'… con nota?
Ninguna. Cuando llegas a una edad tienes que ser muy idiota, y yo creo que no lo soy, para pensar que los premios que te dan a ti individualmente no deberían de ser colectivos. Si tienes un éxito es por que has tenido a gente contigo, los actores, los que ponen la luz, todo un equipo.
¿Te identificas más con el antihéroe que encarnó Bogart o con un tipo amable que le cae bien a todo el mundo como Cary Grant?
Con los dos. Grant representa la alegría y la cara feliz, aunque también tenía su lado oscuro. Y Bogart es el fatalismo romántico, es el Atlético de Madrid, tiene la parte atractiva del perdedor. Uno es la comedia y el otro el cine negro. Para mí son las dos estrellas, además de actores, más grandes. De Bogart me gusta mucho el carácter mítico que le dieron los diálogos de la Warner: ¿Qué vas a hacer esta noche? Yo no hago planes a tan largo plazo. O ¿Profesión? Borracho. El cine es falso pero tiene que ser sincero. A partir de ahí creas las películas, que necesitan estrellas, alguien que transporte ese mundo de sueño. Y estos eran muy grandes. También Spencer Tracy y Paul Newman. De los últimos, yo destacaría a Jack Nicholson.
¿Y con que actriz hubieras preferido pasar una velada? Te dejo elegir.
Les he fallado mucho. He tenido muchos amores y las he ido dejando por otras. Me gustó mucho Naomi Watts en El velo pintado, pero la dejé por Scarlett Johansson. Y a esta por Jessica Chastain. También me gusta mucho Rebeca Hall. Pero bueno, estoy en ello. Te voy a decir mi último romance, la australiana Margot Robbie.
- ¿Qué tres películas mandarías al espacio para que los 'marcianos' se hicieran una idea del buen cine que se hace en el planeta Tierra?
Habría que meter una muda, que podría ser una película maravillosa, El príncipe estudiante de Lubitsch. También mandaría al espacio una película, película, que sería Lo que el viento se llevó o Casablanca; y una tercera sería El padrino I y II, que me gustan mucho. Pero, ¿cómo olvidar a Hitchcock? ¡Es imposible! Yo lo que creo es que ahora habría que votar por épocas.
- ¿Habrá una nueva película de Garci?
Yo diría que no, pero como ya lo dije una vez y salió el El crack cero -precisamente con un actor murciano, Carlos Santos- ya no me atrevo. No puedo decir un no rotundo, pero lo veo difícil. Hacer una película ahora es complicado y yo ya no estoy para ir a despachos y pelear, y que si los derechos de antena o que si las plataformas... Para mí plataformas era lo que llevaba Bogart en los zapatos, pero las de ahora no las conozco. Veo más factible un documental.
¿Crees que las plataformas están perjudicando al cine o se complementan?
Están perjudicando a las salas porque el cine está en las casas. Precisamente los cines están desapareciendo cuando más películas se ven. Ahora llegas a casa y le dices a Casilda o cómo la quieras llamar: ponme Centauros del desierto versión original subtitulada en español.
