MADRID. La continua volatilidad de los mercados de renta variable y renta fija ha llevado a los inversores a buscar clases de activos adicionales o subsectores de clases de activos que puedan añadir una mayor diversificación a sus carteras. En consecuencia, los activos alternativos se han convertido en una asignación popular para las carteras modelo y los fondos multiactivos.
El universo de la inversión alternativa incluye activos que no son las tradicionales acciones, bonos o efectivo. Pero, ¿qué es exactamente un activo alternativo? Hay varias características clave que definen este tipo de activos:
- A menudo, las inversiones alternativas sólo están disponibles para inversores institucionales o particulares con grandes patrimonios, debido a su complejidad y a los elevados requisitos mínimos de inversión.
- Algunas inversiones, como los activos privados, pueden ser menos líquidas que las inversiones tradicionales, lo que significa que no pueden comprarse o venderse fácilmente en los mercados públicos.
- El perfil de riesgo y rentabilidad de las inversiones alternativas suele depender menos de los factores tradicionales del mercado y, por tanto, la rentabilidad puede seguir una trayectoria menos correlacionada con las inversiones tradicionales.
Esto sigue abarcando una amplia gama de activos disponibles, así que vamos a desglosarla en subsectores. Clasificamos los activos alternativos en cinco grupos clave: private equity (capital privado), hedge funds (fondos de cobertura), materias primas, activos reales e inmobiliario especializado. Cada activo tiene sus propias características y riesgos asociados. Si tomamos como ejemplo el private equity, se trata de invertir en empresas que no cotizan en bolsa. Los inversores suelen desempeñar un papel activo en la gestión de las empresas en las que invierten, con el objetivo de mejorar sus resultados y aumentar su valor. El horizonte de inversión es, por tanto, de varios años y puede requerir un importe mínimo de inversión elevado.
Otro ejemplo son los hedge funds o fondos de cobertura, que incluyen un grupo diverso de estrategias. El método de construcción de la cartera y la técnica de gestión del riesgo definen el enfoque. Las estrategias long/short son el tipo más común de fondo de cobertura. El objetivo de esta estrategia es beneficiarse tanto de los mercados alcistas como de los bajistas reduciendo la exposición a los movimientos generales del mercado. Los gestores de fondos compran (se ponen largos en) inversiones cuyo valor esperan que aumente y venden (se ponen cortos en) inversiones cuyo valor esperan que disminuya.
Cortos y largos
Una posición larga es la forma tradicional de invertir: comprar barato y vender caro. Una posición corta, en cambio, es una estrategia más compleja en la que el gestor del fondo toma prestado un valor y lo vende con la expectativa de que su precio baje en el futuro. Si el precio cae, el gestor del fondo puede volver a comprar el valor a un precio inferior, devolver el valor prestado y beneficiarse de la diferencia. Esencialmente, es una forma de beneficiarse de la caída del precio de un valor.
El objetivo de añadir activos alternativos a una cartera no es sustituir a otras clases de activos, sino reforzar la diversificación. Comprender el tipo de contribución que ofrecen las distintas alternativas y cómo pueden combinarse para alcanzar un objetivo definido es un punto de partida fundamental. Algunas formas de definir el objetivo de una asignación de este tipo son:
- Menor riesgo o sensibilidad que la renta variable global
- Minimizar las pérdidas hasta un determinado porcentaje en un plazo determinado
- Protección frente a caídas durante periodos de tensión del mercado
- Rentabilidades que no dependan de los movimientos tradicionales del mercado
- Menor correlación con las clases de activos tradicionales
Las principales características que definen a los activos alternativos, y que los hacen atractivos desde el punto de vista de la diversificación, también dificultan su acceso a los inversores minoristas. Una posible solución es invertir en una cartera que pueda distribuirse dinámicamente entre los cinco grupos clave de activos alternativos. La construcción de una cartera bien diversificada de activos alternativos requiere conocimientos y experiencia para llevar a cabo la diligencia debida sobre los fondos subyacentes, evaluar las condiciones del mercado e identificar posibles oportunidades de inversión.
La gestión profesional también garantiza que se identifiquen, evalúen y mitiguen los riesgos potenciales. Además, la puesta en común de recursos procedentes de múltiples inversores puede satisfacer los requisitos mínimos de inversión más elevados y ofrecer más liquidez que la inversión directa en activos alternativos.
Asignación estratégica de activos
En Schroders creemos que los activos alternativos forman parte de nuestra asignación estratégica de activos en nuestra gama de carteras modelo y algunos fondos multiactivos. Tenemos un objetivo claramente definido en el que cada posición se clasifica como diversificadora del riesgo o potenciadora de la rentabilidad. Esto nos permite ser más defensivos o añadir más riesgo en función de nuestro análisis del ciclo del mercado.
Nos inclinamos por cada estrategia para equilibrar el nivel de riesgo asumido en relación con la rentabilidad que esperamos generar. Es importante realizar asignaciones a activos alternativos como parte de una solución multiactivos y no pensar en ellos como una inversión independiente para alcanzar sus objetivos de inversión.
Olivia Geldenhuys es directora de inversiones de Schroder Investment Solutions