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Solventado el problema patrimonial y las tensiones de tesorería "ahora tiramos para adelante" dice su presidente

El RCR Cartagena logra 'in extremis' su supervivencia con un plan que garantiza su presente y su futuro

2/10/2022 - 

CARTAGENA. 'Susto o muerte', eso es lo que se encontraron los socios del RCR Cartagena hace unas semanas cuando la nueva junta directiva dirigida por Gabriel López Escobar les explicaba la delicada situación financiera que afrontaba la entidad centenaria. Al borde de una disolución y en quiebra técnica, los cerca de 150 socios que acudieron-de los casi 1.000 con los que cuenta el club-, escucharon las palabras de su nuevo mandatario desmenuzando los números. Reconocía el presidente que se han acumulado tantas pérdidas durante tanto tiempo, que éstas se han comido todo el fondo social que ha ido recaudando el club. Es una historia de daños acumulados y de impasividad a la hora de tomar las decisiones adecuadas.

Los números arrojaban un mensaje claro: este año el club ha perdido 10.000 euros y el año anterior fueron 30.000. A eso hay que añadir los cursos anteriore, también de pérdidas. De ahí que el RCR Cartagena tenga un patrimonio neto negativo. Es decir, aun liquidando el club, tendría un activo de 100.000 euros. Pero, por otro lado, deberá al 31 de diciembre 230.000 euros. Con lo cual, el agujero o defecto es de 130.000 euros. Para solucionar eso, se podría vender el resto de los activos -mesas, ordenadores, etc…- valorados en 125.000 euros, por lo que seguiría habiendo un patrimonio negativo de -5.000 euros. Aunque se vendieran todos los activos, no llegarían a pagar a corto plazo, lo que explicaba la situación de quiebra técnica.

¿Qué sucede entonces?

"La ley de asociaciones dice claramente que cuando un club es insolvente, se tiene que proceder a disolverlo inmediatamente y eso lo tiene que hacer la junta directiva", explica el presidente de la entidad. "Esa era una de las opciones y esta junta directiva tiene la obligación legal de hacerlo, salvo que propongamos las medidas para corregirlo", añade. 

Por otro lado, este año toca renovar las concesiones del edificio y de la dársena de embarcaciones, pero la Ley de Puertos dice que para hacerlo hay que demostrar solvencia económica. "Lógicamente, con las cuentas anuales y un patrimonio neto negativo no la hay. De presentarnos a la renovación de ambas concesiones, la Autoridad Portuaria lo habría rechazado porque no cumplimos con la ley. Así se lo trasladé a mis socios. Si no tenemos la dársena ni edificio, este club no tiene futuro".

Llegados a este punto, en el que el presidente puso negro sobre blanco a la dramática situación del club, propuso dos alternativas. López, con una dilatadísima experiencia en el mundo de las finanzas (ha trabajado durante 30 años en PwC como socio auditor y presidente del consejo de administración en España), trazó a los socios un plan que garantice la estabilidad del RCR Cartagena y no peligre la supervivencia. Así que la decisión fue que los socios aporten 450 euros al fondo social frente a la otra posibilidad, que también se planteó y que fue desechada, de incrementar de manera equitativa las cuotas a todos. "Con esta medida tendremos suficiente para rellenar el defecto de balance de 130.000 euros y las pérdidas que se prevén para este año, que son de 20.000 euros".

"De esta forma", añade el dirigente del RCR, "solucionamos los problemas antiguos y tenemos lo necesario para renovar las concesiones. Empezaremos un 2023 con los problemas patrimoniales del club solventados y una situación de tesorería aumentada", afirma con seguridad López, quien apunta a que los socios que entren verán un RCR Cartagena "totalmente saneado y una directiva que va a seguir tomando las decisiones para no volver a caer en una espiral de pérdidas sino de beneficios que reviertan en el club para mejora las instalaciones, las piscinas, las actividades o la relevancia deportiva".

Por otro lado, han planificado una actuación en cuatro grandes áreas para aumentar la rentabilidad sin tener que subir las cuotas a sus miembros: Sacar el máximo rendimiento de todos los activos del club (gestión del edificio, gasolinera, dique seco, dársena); buscar más subvenciones y ayudas con diferentes administraciones. Por otro lado, los directivos han pedido a sus trabajadores que traten incrementar la productividad (el club necesita recuperar hasta 100.000 euros de deudas por impagos de cuotas) y, por último, que los socios que practican determinadas actividades deportivas contribuyan a financiarlas, buscando también la eficiencia de las mismas.

Reconoce que la aportación al fondo social supondrá que haya socios que se den de baja "y es normal que los haya", añade porque "al tocar el bolsillo de la gente es evidente que algunos se lo piensen cuando quizá no hagan uso de nuestras instalaciones. Estamos en un lugar único y en un momento de expansión de la zona portuaria, con la ampliación de Plaza Mayor y la llegada de nuevos espacios de hostelería. Se quiere dar relevancia a esta zona tan bonita, con el mar pegado e incluido dentro de la ciudad. El socio que se interesa por el club pondera las circunstancias tan positivas que afrontamos y le conviene".

Solventado el problema patrimonial y las tensiones de tesorería "ahora tiramos para adelante, ilusionados en todos nuestros proyectos. Todos trabajamos en el futuro y con ilusión, porque estamos en una zona privilegiada. Miramos hacia adelante y lo que vemos está mucho más claro", acaba indicando el presidente.

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