CARTAGENA. Con motivo del 150 Aniversario de la constitución de la Junta de Obras del Puerto y el centenario de la construcción de la sede de la Autoridad Portuaria de Cartagena, desde este organismo se pretenden organizar una serie de actos, foros, actividades, exposiciones, etc., en consonancia con el objetivo de dar a conocer el Puerto de Cartagena, sus infraestructuras, sus intereses, acercándolo al ciudadano.
Para llevar a cabo los eventos, actividades, etc., el Puerto de Cartagena ha estimado la contratación de un servicio que les ayude a la coordinación integral para la organización de los eventos que se vayan a programar durante 2025 y 2026.
El 5 de junio de 1875 se publicó en el BOE la creación de la Junta de Obras del Puerto, como organismo dependiente del Ministerio de Fomento, con el propósito de construir y gestionar las obras y servicios portuarios. A finales del siglo XIX, el puerto se transforma con la construcción de los diques de Curra y Navidad y del muelle de Alfonso XII, dando un importante impulso al comercio marítimo, que junto con las actividades mineras de La Unión dan una gran riqueza económica a la ciudad, que crece y se embellece con magníficos edificios levantados por los más prestigiosos arquitectos de la época. A raíz del protagonismo de los yacimientos mineros de la zona (últimos años del siglo XIX y primeros del siglo XX) los movimientos de mercancías del Puerto de Cartagena se incrementaron lo que supuso que fuera declarado de Primer Orden.
A mediados del siglo XX se incorporó como zona portuaria la bahía de Escombreras y en 1992 la Junta de Obras del Puertos de Cartagena paso a ser la actual Autoridad Portuaria de Cartagena, quedando vinculada al Ministerio de Fomento a través del Organismo Público Puertos del Estado.
Por su parte, la construcción del actual edificio de la Autoridad Portuaria de Cartagena, sito en la plaza Héroes de Cavite, fue autorizada en abril de 1909, para servicios de la Comandancia de Marina, Sanidad Marítima y de la Junta de Obras del Puerto. El edificio inicialmente proyectado por el arquitecto Oliver Rolandi, fue modificado en 1923 por el ingeniero Vicente Maese y Veloso con la distribución actual de dos plantas con gran altura de techo, empleando materiales nobles, sillería en toda la fachada y ornamentación interior con pisos de mármol, artesonados y otros detalles.
El 20 de octubre de 1926 fue inaugurado, acometiéndose una reforma en 1989 para adaptar las instalaciones a la reglamentación de ese momento. En edificio se encuentra catalogado, además de estar incluido dentro del recinto de interés histórico-artístico de Cartagena.
El Puerto de Cartagena es origen y motor de la vida de la ciudad desde su fundación en el siglo III a.C. Ha sido testigo y protagonista de sucesos transcendentales en la historia, desde las primeras civilizaciones hasta hechos más cercanos como la sublevación Cantonal de 1873 o la salida de la escuadra española hacia Cuba en 1988, por lo que conmemorar y dar a conocer la rica historia del Puerto justifican la realización de actividades.
Para contextualizar el origen de esta nueva Junta de obras del Puerto, explica el investigador de la UMU, José Luis Andrés-Sarasa, en el estudio publicado bajo el nombre La industrialización portuaria de Cartagena: su proceso y perspectivas que ‘el volumen del tráfico portuario, originado por la actividad de la industria minero-metalúrgica, sector bien conocido por los estudios de J. B. Vilar y P. M. Egea Bruno ^, convence a las autoridades de la necesidad de dotar a Cartagena de un puerto comercial que agilice las operaciones de carga y descarga"’.
Así, pues, el 12 de noviembre de 1866 ‘se aprueba el primer proyecto para la construcción de un muelle en la costa norte —donde hoy se ubica el muelle Alfonso XII— y los diques de Curra y Navidad, al mismo tiempo se piensa hacer el dragado correspondiente. Como es bien sabido la segunda mitad del siglo XIX español es pródiga en turbulentos acontecimientos de todo orden, con particular incidencia en Cartagena, en conjunto, adversos a la realización de obras que requieran importantes esfuerzos económicos y políticos. La constructora Angoitia y Cía, adjudicataria del proyecto, se ve forzada a rescindir el contrato porque se le adeudan fuertes sumas, este hecho plantea un serio problema: se corre el riesgo de que no se construya el puerto. Para salir de la crisis se recurre a una fórmula ya aplicada a otros puertos españoles —Barcelona, Gijón, Santander—, por real decreto de 4 de junio de 1875 se crea la Junta Especial del Puerto, constituida en la casa capitular de Cartagena’.
Esta Junta de obras del puerto al mes siguiente elabora un proyecto de reforma -explica el investigador de la Universidad de Murcia-, antes de un año ‘reanuda todas las obras, y en menos de una década entran en funcionamiento, los diques rompeolas de Curra y Navidad, y en 1887 el muelle de Alfonso XII, con una longitud de 786 m. Aunque a lo largo de varios años se realizan importantes trabajos de reparación, defensa y ampliación, que llegan a nuestros días. Entre los más recientes pueden citarse la construcción del muelle de Curra (1967), la dársena de remolcadores (1973) y la actual construcción del nuevo muro del muelle de 440 m. de longitud, por delante del actual de San Pedro y de Figueroa.
A continuación del muelle de Alfonso XII se otorgan, en un principio, concesiones a particulares —terrenos y muelle del batel, muelle y embarcadero de Rolandi, muelle Figueroa, etc.—, que alcanzan un volumen de tráfico muy superior al de los muelles que posee la Junta, pero a medida que estas concesiones caducan se convierten en instalaciones públicas, así surgen el muelle de Santa Lucía, dársena de Embarcaciones, Lonja de Pescado, etc., operación que termina en 1975 con la "cancelación de la que mantenía el muelle de Figueroa, con la compañía sucesora de la San Ignacio. Conviene advertir que todas las actuaciones de la Junta de obras del puerto se concentran en la costa de Levante, ya que la de Poniente y la falda del Monte de Galeras son jurisdicción militar’.
Añade Andrés-Sarasa en su estudio que la dársena de Cartagena, para desempeñar la función de puerto especializado, ‘cuenta con una superficie de flotación de 126'13 has., que alcanza un calado de I0'70 m. —en la actualidad se realizan trabajos de dragado para incrementar éste hasta los 12 m.— no se precisan remolcadores, y organiza una superficie de tierra de 199.764 m.^ en la zona I y 155.436 en la zona II. Los 3.813 m. de longitud se distribuyen entre las siguientes dársenas: comerciales (2.085 m. y un calado que oscila entre 3'60 y 9'60 m.), se emplean para buques de guerra y recreo, mercancías en general, y graneles sólidos y líquidos; dársenas pesqueras (445 m. de longitud y un calado de 3'60 a 4'60 m.) y el resto lo ocupan las dársenas de Santa Lucía, Figueroa y otras’.
Al amparo de este muelle comercial y del abundante mineral de la Sierra, ‘nacen diversas industrias que no pudieron, tal vez no supieron, alcanzar la madurez necesaria, porque se realizó una abusiva exportación y una inadecuada canalización de los recursos financieros, ambos efectos confluyen en uno solo: la descapitalización; que, apenas iniciada la actual centuria, origina la muerte de una industria que ocupó lugares punteros en el contexto nacional. Como herederas y continuadoras de aquella actividad, y que dan hoy a la dársena de Cartagena cierto grado de especialización industrial, están las empresas Minero Metalúrgica Peñarroya, S.A., sucesora de la San Ignacio fundada en 1850; Unión de Explosivos Río Tinto, S. A., con dos factorías, la de Alumbres que entra en funcionamiento el año 1898, y la situada en la carretera de La Unión, que lo hace en 1902; y finalmente. Española del Zinc, S.A., constituida en 1956, pero que se inicia su producción en 1960’.