conforman una exposición 

El Museo Salzillo tiene invitados: imágenes de la iglesia de San Bartolomé se mudan temporalmente por obras

23/09/2023 - 

MURCIA. Las obras de restauración de la iglesia parroquial de San Bartolomé de Murcia no solo devolverán a su esplendor el templo murciano, sino que además están sirviendo para que sus principales imágenes hayan sido trasladadas y puedan ser vistas en otros lugares. Entre ellos se encuentra el Museo Salzillo, el más visitado de la ciudad, que temporalmente acogerá cinco obras de gran relevancia, que conforman un recorrido titulado 'Las obras invitadas: Salzillo en San Bartolomé'. Se trata de la Virgen de las Angustias, San Eloy y Santa Lucía, de Francisco Salzillo, así como San José con el niño, obra atribuida a Roque López, y La Virgen del Olvido, una pieza contemporánea.

La consejera de Cultura, Carmen Conesa, inauguró este viernes la muestra, que calificó como "una oportunidad excepcional", al tiempo que explicó que "la restauración de nuestro patrimonio inmueble, como es el caso de la iglesia de San Bartolomé, nos ofrece la oportunidad de enriquecer por un tiempo la colección permanente del Museo más visitado de Murcia y de contar en él con piezas de la importancia y la valía de La Virgen de las Angustias".

La consejera, en su primer acto en el Museo Salzillo, de cuyo Patronato forma parte la Comunidad y del que ostenta el cargo de vicepresidenta primera, reafirmó el compromiso del Gobierno regional con la institución, "por su importancia como patrimonio histórico y artístico de la Región de Murcia, por su alcance como valor turístico y por su incalculable impacto sentimental para los murcianos, que sienten la obra del escultor como algo propio y esencial para entender el ser y el sentir de esta tierra".

A la inauguración también asistieron el presbítero Francisco José Moreno, como representante de la parroquia de San Bartolomé, el presidente de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Emilio Llamas, y la directora del Museo Salzillo, María Teresa Marín.

Recorrido a seguir

Las obras de restauración de la iglesia parroquial de San Bartolomé cuentan con un presupuesto de 350.000 euros. Están dirigidas a acabar con humedades que afectan especialmente a la decoración interior y a los murales, realizados en su día por Manuel Muñoz Barberán y el malagueño Pío Verdú. Segun recuerda desde el Museo Salzillo, la actual parroquial de San Bartolomé-Santa María, de orígenes medievales, data de 1767 y se terminó de construir a finales del siglo XIX. Fue saqueada en la Guerra Civil pero conserva notabilísimas imágenes religiosas que fueron salvadas por la Junta de Incautación. Es la sede histórica de la Cofradía de Servitas, fundada en el siglo XVII, y de la del Santo Sepulcro, considerada como la oficial de la Semana Santa murciana. 

Estas son las obras 'invitadas' al Salzillo:

Santa Lucía

Es la primera obra de este recorrido que empieza en la Sala de Bocetos. Se cree que Salzillo realizó esta imagen entre 1750 y 1770, pues el modelo de su rostro, de formas ovaladas, amables y agraciadas, corresponde al bello ideal femenino planteado por el artista ya a partir de la segunda mitad de la centuria. "La santa siciliana es una imagen de candelero representada como una dama joven, vestida a la usanza dieciochesca y de tamaño menor del natural. Porta en su mano derecha la palma del martirio, hecho constatado por el bello angelito que lleva a sus pies y que sostiene en sus manos una bandeja con unos ojos grabados como testimonio del padecimiento sufrido por santa Lucía. De hecho, muestra a su vez los perfiles y la morfología propia del suave y bello modelado que aplicaba Salzillo a las efigies infantiles ya avanzada su carrera", se describe en el catálogo de la exposición. 

"Estamos por tanto ante una escultura de facciones delicadas, bellas, todo en plena conjunción con las formas amables propias del escultor murciano, que trasladó a todos los elementos que configuran la escultura en cuestión", añade.

San José con el Niño

La Sala del Belén de Salzillo acoge las imágenes de San José con el Niño y de San Eloy. La primera es una talla josefina del escultor Roque López. "En el siglo XVIII se halla plenamente instaurado el arquetipo de un san José de aspecto juvenil, representado en actitud de amor al niño Jesús, que sostiene entre sus brazos. Destaca el delicado tratamiento otorgado a las ropas a través del estofado, así como el grácil y suave cuerpo del niño Jesús·.

San Eloy

"El obispo de Noyon y patrón de los plateros, se muestra con gesto contemplativo, mirando fijamente el crucifijo que sujeta con su mano derecha, mientras recoge la otra contra su pecho. La cabeza y las manos, repletas de fuerza, son de una calidad excepcional. Lo mismo sucede con el crucifijo primigenio, expuesto desde la fundación del Museo Salzillo en sus salas, hoy en la sala de tribunas, en el que un bello Cristo de perfecta anatomía se encuentra a punto de expirar", describe el catálogo sobre esta escultura de Salzillo.

La obra responde a un encargo que el gremio de plateros de la ciudad hizo al escultor en 1749, según apunta Baquero Almansa, y debió de estar finalizada antes de 1756, teniendo en cuenta el grabado basado en la talla que hiciera Domingo Ximénez. "Su estado dista del original, pues habiendo sido concebida como imagen de vestir, fue enlenzada en los años noventa del pasado siglo por el escultor Francisco Liza·, explican.

Virgen de las Angustias

El recorrido continúa en la Iglesia de Jesús con el conjunto procesional encargado a Salzillo en el año 1740 por la Cofradía del Rosario de los Servitas. "Salzillo combina la idealización y la belleza de los pequeños angelitos y la armonía del cuerpo desnudo de Cristo, con el verismo y el dramatismo de la expresión de su madre, en un alarde monumental y compositivo propio de los grandes maestros del barroco hispano", describen.

Añaden que la Virgen "manifiesta en su faz todo el sufrimiento que experimenta al mostrar a su hijo inerte, torturado, mostrando una actitud declamatoria y abierta que contribuye sobremanera a enaltecer el mensaje dirigido al espectador, pues Cristo, en el trance de su muerte, es expuesto casi como un cuerpo ya glorioso al que su madre ni siquiera toca, pues el sudario lo impide. Ello no es óbice para que la anatomía de Jesús, en su belleza apolínea, muestre claros signos tanatológicos como la acumulación de sangre en las extremidades al aplicar Salzillo una tonalidad más oscura en manos y pies. En suma, una pieza extraordinaria en lo artístico y lo devocional que, tal vez, sea una de las efigies que más y mejor muestran la sapiencia y buen hacer de su creador".

La Virgen del Olvido

Se trata de una escultura de vestir de Juan José Álvarez Buendía, datada en 1994, y que fue caracterizada en un primer momento como Dolorosa. "La apariencia actual se debe a la intervención realizada en 2012 por Ramón Cuenca Santo y Santiago Rodríguez López, cuyo objetivo fue devolver a la escultura sus formas originales. Aunque la constitución de la hermandad es reciente, de 2010, la devoción por Nuestra Señora del Olvido se remonta al siglo que vio nacer a Francisco Salzillo".

Los textos del catálogo son de Blanca Rodríguez Hernández, Antonio Zambudio Moreno y María Teresa Marín Torres. Las fotografías son obras de Joaquín Zamora.

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