MURCIA. El Hospital Morales Meseguer de Murcia está realizando un estudio con 150 pacientes de covid-19 que han estado ingresados en planta o en la UCI con el fin de evaluar su evolución y las secuelas psicológicas y físicas que ha podido provocar la enfermedad. El proyecto comenzó el 20 de mayo y ya han pasado por la primera revisión unos 80 pacientes con edades comprendidas entre los 30 y los 91 años.
"Hemos querido ir más allá de la asistencia clínica obligatoria que se le hace a cada paciente tras darle el alta. Vamos a evaluar qué secuelas desde el punto de vista físico y psicológico han podido tener los pacientes en un periodo de hospitalización tan singular como el provocado por la covid-19, por el aislamiento de los pacientes, la gravedad de muchos de ellos debido a la afectación pulmonar y sistémica, y por el confinamiento, no solo durante la hospitalización sino, en muchos casos, también tras al alta", explica Juan Miguel Sánchez Nieto, jefe de Neumología del hospital que coordina el estudio en el que hay cuatro especialidades clínicas involucradas: cuidados intensivos, medicina interna, infecciosas y neumología. Además, también incluye a los servicios de radiología, microbiología y laboratorio, que soportan las necesidades de pruebas que requiere el análisis de los pacientes.
En principio, varios departamento del hospital plantearon iniciativas para hacer un seguimiento más exhaustivo a los pacientes que habían estado ingresados por la covid-19 y ver cómo evolucionaban, ya que el desconocimiento de la enfermedad hace que no cuenten con bibliografía ni referencias al respecto. Con el fin de que todas se pudieran coordinar y evitar la duplicidad de pruebas y de visitas, decidieron acometer un estudio multidisciplinar que englobara a todas las especialidades involucradas en el proceso del paciente. "No es fácil, porque cada especialidad tiene su dinámica, su forma de abordar el tratamiento y hemos tenido que hacer un proyecto que integre todas las sensibilidades y las inquietudes de los diferentes servicios. Estamos empeñados en hacerlo lo mejor posible para ayudar a los pacientes en su recuperación haciendo un esfuerzo de intervención y coordinación para tratarlos", asegura.
De los 150 pacientes, 115 han estado ingresados en planta y 35 en la UCI desde que la pandemia llegó a la Región en marzo. Tienen programadas tres revisiones a lo largo de los seis próximos meses que pueden ser ampliadas en función de las necesidades. Cada revisión incluye un itinerario de una hora y media con diversos especialistas y en el que se realizan diferentes pruebas, como PCR, analítica de sangre, radiografías, pruebas funcionales, rendimiento físico y muscular, evaluación respiratoria, cuestionarios y entrevistas a los familiares.
A nivel físico, analizan el estado muscular y las secuelas tras la hospitalización, y a nivel psicológico realizan test y cuestionarios que persiguen profundizar en el estado emocional y comprobar si sufren ansiedad, depresión o estrés postraumático, algo bastante común en los pacientes que han requerido estar en la UCI.
"Lo más preocupante es que desde el punto de vista respiratorio puedan tener secuelas permanentes", señala Sánchez Nieto. "Por lo que estamos viendo, no parece que vaya a ser así y en la mayoría de los casos no tendrán secuelas importantes pero estamos haciendo una intervención precoz en aquellos en los que detectamos que existe algún problema en cualquiera de los aspectos analizados".
De hecho, de los pacientes de covid-19 al principio les sorprendió la afectación pulmonar tan grave que presentaban y la 'tormenta inflamatoria' que sufrían, una situación que aparecía en una fase de estabilización con una hiperinflamación sistémica con fenómenos trombóticos que complicaba mucho la evolución. "Cuando el paciente estaba afectado, hemos visto casos muy graves y hemos tenido que hacer mucho tratamiento empírico porque no existe una medicación específica. Sin duda alguna, es la situación más complicada a la que me he enfrentado en mi carrera".
Por eso le preocupan especialmente la evolución de los pacientes que han estado en la UCI porque "el aislamiento es más severo, la medicación más fuerte, sufren más inmovilidad y son los más susceptibles a tener consecuencias tanto psicológicas como físicas. Pero son menos de un tercio de los pacientes totales que hemos tenido hospitalizados y queremos hacer la intervención hacer lo antes posible".
En ese sentido, señala que la ventilación no invasiva, en la que en este hospital son especialistas, no genera tantas complicaciones como la invasiva porque no conlleva traqueotomía u otras medidas adicionales que en muchas ocasiones alargan la estancia y complican el proceso. "Somos la UCI que menos ventilación mecánica invasiva ha utilizado y, sin duda, eso está influyendo porque los pacientes no tienen grandes secuelas".
El aislamiento que han experimentado los pacientes de covid-19, tanto en planta como en UCI, es lo que cree que puede tener más consecuencias a nivel psicológico, aunque de momento "es demasiado pronto para sacar conclusiones". Sí han detectado que hasta la mitad de los pacientes que han pasado por cuidados intensivos padecen síntomas de estrés postraumático pero indica es un porcentaje similar a otras patologías y "no algo específico del covid".
"Soy muy optimista. Los pacientes se están recuperando bien y pronto, con pocas o ninguna secuela. Después de lo que hemos pasado, me esperaba tener pacientes mucho más afectados después del alta y no es lo que estamos encontrando", subraya.
De momento, el hospital ya no tiene pacientes de covid-19 y la situación es de "calma expectante". Están reorganizando toda la actividad asistencial para adaptarla al nuevo contexto de una época pandémica y preparándose para la siguiente etapa. "Es un periodo de calma pero esto no ha acabado. No podemos perder de vista que en un horizonte no muy lejano podemos tener una situación similar y espero que esta vez hagamos caso a los expertos desde mucho antes", recalca.