CARTAGENA. El Ministerio de Cultura ha dado un nuevo paso en la conservación y estabilización del tesoro Nuestra Señora de las Mercedes, parte del mismo ahora en exposición pública en el Arqua. En los próximos meses se procederá a la documentación y estabilización del conjunto numismático de la fragata que está aun sin tratar, tras la intervención sobre una parte de esta colección anteriormente.
El conjunto a conservar y estabilizar está compuesto por 316 cubos que contienen piezas numismáticas concrecionadas en forma de 106.070 bloques, 56.162 monedas individualizadas y otras 15.987 monedas almacenadas en pequeños recipientes plásticos que están adheridas a restos orgánicos (madera o textil). Todas estas piezas están actualmente sumergidas en líquido. Se incluye en este proyecto también el tratamiento de cuatro lingotes de cobre, recuperados igualmente del hundimiento de la Fragata Nuestra Señora de las Mercedes.
Los trabajos, que tendrán una duración aproximada de18 meses y una inversión de 600.000 euros, incluidos los de documentación, grabación de datos e imágenes, y los procesos derivados de la aplicación de tratamiento de conservación, estabilización, se llevarán a cabo en el laboratorio técnico de ARQUATec, perteneciente al Museo Nacional de Arqueología Subacuática ARQUA, situado en el Polígono Industrial Cabezo Beaza.
El estado de conservación de los materiales a intervenir resulta bastante heterogéneo, dice el informe de Cultura, y dado el volumen y la complejidad que presentan las diferentes fases de la intervención de la estabilización, sobre todo las piezas que están adheridas a material orgánico, se requerirá la coordinación de un grupo de trabajo multidisciplinar.
El 30 de noviembre de 2012 el entonces Ministerio de Educación, Cultura y Deporte presentó a los medios, el Plan de actuación en torno a los Bienes Culturales de la Fragata Nuestra Señora de las Mercedes, puesto en marcha por la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales. En ese momento se solicitó que el Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE) formar a parte del grupo de expertos para decidir las acciones de conservación del conjunto numismático.
El IPCE ha promovido desde entonces varios proyectos de estudio e intervención sobre este conjunto numismático, siendo la prioridad en todos ellos la conservación del conjunto: 574.553 monedas de plata contenidas en 551 cubos cuadrangulares, 164 botes cilíndricos y 127 cajitas rectangulares. En el conjunto también se recuperaron 212 monedas de oro que llegaron ya restauradas desde Tampa.
Respecto a los lingotes a recuperar, se trata de lingotes indianos, producidos mayoritariamente en las minas de Perú y México para abastecer la demanda de la Real Fundición de Sevilla, de gran importancia estratégica para la monarquía. Según varias fuentes los lingotes destinados a los procesos metalúrgicos en esta época presentaban una calidad deficiente, por lo que era necesario refinarlos. Tipológicamente mantienen un proceso de fabricación menos controlado que el de las piezas numismáticas en cuanto a peso y dimensiones. Entre los cuatro lingotes, si bien mantienen la misma forma, se aprecian variaciones dimensionales y sobre todo de peso.
Los que nos ocupan son piezas completas, tienen forma rectangular con las esquinas redondeadas. Se aprecia una ligera inclinación de las paredes a modo de pirámide truncada (posiblemente para extraerlos mejor del molde de fundición). En el lado mayor presentan longitudinalmente un rebaje con una ligera rebaba irregular, producida durante la fase de enfriamiento de la colada.
Tal y como explica el informe incluido en el proyecto de restauración de las piezas, en1802, España, Inglaterra y Francia firmaron la Paz de Amiens, tras un largo periodo bélico, este momento fue aprovechado por España para que en octubre de 1802, la Secretaría de Estado y de Despacho de Hacienda diera orden de reunir los caudales retenidos hasta ese momento en los virreinatos de ultramar en los últimos años para ser enviados a la Península.
En junio de 1803, y tras recoger lo encomendado en el puerto de Lima, tomaron rumbo a Montevideo cuatro fragatas. En esta primera etapa una de ellas, La Asunción, sufrió varios daños por lo que sería sustituida por La Medea. Tras esto en agosto de 1804 partieron finalmente hacia Cádiz la Clara, la Fama, la Medea y Nuestra Señora de las Mercedes. Tras una navegación tranquila, con tan sólo con algunos problemas derivados de unas fiebres que atacaron a la tripulación, y cuando sólo quedaba un día para llegar a Cádiz, la escuadra española fue alcanzada por una inglesa, comandada por el Comodoro Graham Moore y constituida por la Indefatigable, Lively, Amphion y Medusa.
Tras un breve parlamento, la escuadra inglesa comenzó el ataque ante la negativa española de entregarse, pues se encontraban en un momento de paz y, por tanto, los ingleses no tenían derecho al ataque. A los cinco minutos de comenzar la batalla, un cañonazo fue a dar a la santabárbara de la Mercedes, lugar donde se guarda la pólvora, lo cual provocó que estallara y se hundiera. Tras esta pérdida la batalla continuó algún tiempo más, pero finalmente el resto de fragatas españolas fueron apresadas y llevadas al puerto de Plymouth, donde los caudales que llevaba fueron requisados por Inglaterra.
La tripulación y oficiales fueron liberados y el Estado Español indemnizó a los particulares que embarcaron bienes en las fragatas. Doscientos años después, el 18 de mayo de 2007, la empresa norteamericana OdysseyMarine Exploración anunció en los medios de comunicación que había transportado un cargamento de monedas, unas 500.000 de oro y plata, a los Estados Unidos, pero sin dar ningún tipo de información sobre la identidad del pecio del cual procedía esa extracción o la localización exacta del mismo.
El Gobierno Español, ante la sospecha de que se pudiera tratar de un buque español, debido al lugar en el que la empresa había estado trabajando, y por el contenido del cargamento publicado, decide emprender una batalla legal contra la empresa caza tesoros en los tribunales de Estados Unidos. El litigio comenzó en el tribunal de Tampa, donde la empresa había llevado el cargamento.
Finalmente, el 14 de febrero de 2012, los tribunales estadounidenses dan la razón definitiva al Estado Español. Se puso entonces en marcha el operativo para devolver el cargamento de unas 14 toneladas de peso. Fue trasladado por dos Hércules del Ejército del Aire y aterrizó en España el 25 de febrero de 2012.
El 2 de diciembre de ese mismo año era depositado definitivamente en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática.