MURCIA (EFE). La embarcación de época fenicia, del siglo VII antes de Cristo, hallada en Puerto de Mazarrón en los años 90 será extraída del mar el próximo mes de septiembre y lo hará fraccionada en una veintena de porciones, en un proceso que se demorará durante dos meses, tras los cuales el barco será tratado para su conservación en Cartagena.
Así lo ha anunciado este martes la consejera de Cultura y Turismo, Carmen María Conesa, en una rueda de prensa en la que ha destacado que la extracción del pecio, que supondrá una inversión de 350.000 euros por parte de la comunidad autónoma, será el primer paso para un estudio futuro de la embarcación, lo que será “de gran utilidad para el conocimiento mundial de la presencia fenicia en la península Ibérica”.
Según ha detallado el arqueólogo Carlos de Juan, que coordinará los trabajos de extracción y que ya estuvo al frente el pasado verano de un completo estudio realizado sobre el barco para conocer su estado real, la embarcación se extraerá del agua fraccionada en 20 porciones que se han determinado en función de las grietas y fisuras que ya presentaba el pecio.
De Juan ha insistido en que es imposible extraer la embarcación de una sola pieza, ya que se trata de un “resto arqueológico”, es decir, su madera es “madera arqueológica”, que no tiene estructura por sí misma para cambiar del medio del agua al aire.
Para explicar esa pérdida de estructura, el arqueólogo ha insistido en que en su composición, esta madera ha perdido su celulosa, por lo que en un análisis de la misma, se podría ver cómo contiene “más agua que madera” y su nivel de empapamiento es total.
A partir de las miles de fisuras que contienen las cientos de tablas de pino que componen la embarcación, de apenas unos 3 centímetros de espesor, los arqueólogos han creado un “mapa de porciones” para dividir el pecio, que ya está “muy fragmentado”, en una veintena de trozos.
Así, ha insistido, se hará una “separación quirúrgica” de esas porciones aprovechando las fisuras y juntas de arquitectura de la embarcación, y cada una de las secciones en que se ha dividido el pecio se colocará sobre una estructura de resina elaborada digitalmente para la ocasión.
Cada una de esas “cunas”, que se están fabricando actualmente, serán el soporte que permitirá extraer las “porciones naturales” conservando su curvatura original y evitando que en su tratamiento se produzcan problemas de deformación.
Las porciones pasarán por un escáner láser para ser documentadas y servirán como guía para la fase final de recomposición del pecio, lo que se llevará a cabo en un laboratorio de campaña, desde el que se trasladarán al laboratorio especializado del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQUA), ARQUATec, en Cartagena, uno de los más avanzados de Europa.
El procedimiento para su tratamiento en el laboratorio se prolongará durante un tiempo estimado de cuatro años.
Así, las porciones de madera se someterán a una limpieza mecánica para eliminar restos de arena, fauna y flora marina; a otro de ósmosis para quitar los cristales de sal y a un tercero de prevención contra los óxidos de hierro.
Después, las piezas se sumergirán en una solución de resina especial con la que se rellenarán las cavidades de la madera que estaban ocupadas por el agua, un proceso especialmente lento, que se puede demorar varios años.
Por último, las secciones se congelarán y se someterán a un proceso de sublimación para hacer pasar el agua del estado sólido al gaseoso sin pasar por el líquido, de manera que la madera se seque sin sufrir deformaciones.
De Juan ha explicado que este procedimiento está ya estandarizado y se ha aplicado a otras maderas antiguas con éxito, por lo que ha confiado en que el procedimiento permitirá preservar el barco para su posterior estudio y exposición, y ha puesto algunos ejemplos de otros pecios de la misma época, recuperados de manera similar a la planteada para este pecio.
El director general de Patrimonio Cultural y Bellas Artes del Ministerio de Cultura, Isaac Sastre, que ha participado en la rueda de prensa por videoconferencia, ha puesto de relieve la “colaboración permanente” entre las administraciones regional y estatal en el tratamiento de este pecio y ha considerado que la extracción y posterior tratamiento de la embarcación “posiblemente sea el proyecto más ambicioso de los últimos años” en materia de recuperación de patrimonio arqueológico.
Sobre la futura exposición del pecio, Sastre ha insistido en que es una pregunta que no se debe responder todavía, pues faltan años para llegar a ese punto y los esfuerzos están ahora centrados en su extracción y conservación.
Este barco fenicio, denominado “Mazarrón II”, fue localizado a unos 50 metros de la playa de La Isla, en la localidad de Puerto de Mazarrón, en 1995, durante los trabajos de investigación sobre otro pecio hundido de la misma época, el “Mazarrón I”.
Este último se conservaba solo parcialmente, fue extraído del mar y se expone en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQUA), en Cartagena, mientras que el “Mazarrón II”, que se conservaba prácticamente completo y con todo su cargamento a bordo (más de dos toneladas de mineral de plomo, un ánfora, un molino de mano y su ancla de plomo y madera, entre otros efectos), ha permanecido hasta ahora en su yacimiento original.
En el año 2000, una vez extraído su cargamento, que también se expone en el museo nacional, se optó por protegerlo en el fondo del mar con una caja metálica.
Sin embargo, en los últimos años, la caja ha comenzado a hundirse en la arena a mayor velocidad de lo que lo hace la barca, por lo que en 2021 la comunidad autónoma y el Ministerio de Cultura consensuaron la necesidad de extraer el pecio para garantizar su protección, una decisión que fue corroborada en mayo de 2022 por la UNESCO durante unas jornadas de expertos celebradas en Cartagena.