CARTAGENA. Cocina con serrín y seis horas de fuego lento; el michirón consigue, de esta manera, una textura más suave y tierna por fuera y por dentro. Ese es uno de los secretos que José María Alcaraz (propietario de Los Churrascos, el primer restaurante de la Región que obtuvo una Estrella Michelín), aprendió -de muy joven y que luego ha aplicado en su restaurante-, de Antonia, propietaria junto a su marido del ya desaparecido bar del Cojo en El Algar, explica el hostelero.
Este humilde plato se comía especialmente en invierno. La gente del campo usaba el haba seca, que era un ingrediente que se podía conservar durante mucho tiempo.
Pero en esta ocasión los michirones nada tenían que ver con la posguerra, más bien todo lo contrario. Se dedicó en pleno verano y con un calor que derrite una jornada a ensalzarlos y de ahí que se convirtieran en el producto protagonista en un concurso al que decidieron denominar el Michirón de Oro.
Cada uno de los participantes, solo dos, quizá para eso de ir a lo seguro, puso sobre los fogones sus años de experiencia de este plato, que Federico Trillo hizo famoso hace veinte años, cuando invitaba en su residencia de Cabo de Palos cada verano a los medios de comunicación para degustar una abundante olla de michirones y convertir la escena en un clásico.
Para la ocasión, Martínez Pagán, con la colaboración del empresario Ramón Galindo en su casa veraniega de La Manga y la asistencia, entre otros, de José María Terol, vecino del Año 2019 de La Manga, contó con dos expertos en la elaboración del mismo -más de mil ollas elaboradas, anunciaba Tomás, como si de un verdadero duelo boxístico se tratara-, el antes citado Trillo y Domingo Andreu, exdirectivo del Grupo Zamora Company, gastrónomo y somelier, que llegó preparado con su recipiente 'fetiche' vasco-cartagenero para éste y algunos de sus platos más especiales.
Trillo se convertía en el 'primer campeón' de esta singular competición que los organizadores, entre ellos el maestro de ceremonias Tomás Martínez Pagán, decidieron denominar de esta particular forma. Era como uno de esos combates de exhibición entre dos púgiles hábiles en el manejo de la olla, la cuchara de palo y los ingredientes de este típico plato cartagenero; el principal, el haba.
Pero si en las cocinas medían sus aptitudes culinarias dos expertos, el jurado no era cualquiera: José María Alcaraz, de Los Churrascos; Pedro Montiel, del restaurante Malvasía; Diego Morales, del restaurante El Pincho de Castilla y José Saura, de La Cabaña de Saura.
"Mis primeros michirones los saboreé en la Plaza del Rey, pero también en aquel bar que estaba junto a Joaquín Boj (en Hermanos Mena), en el que tenían un hueso de jamón que usaban todo el año", recordaba anecdóticamente Andreu para recordar su relación con esta receta. Explicó que los cocinó por primera vez en un 'guateque', allá a finales de los sesenta: desde entonces y hasta ahora, ha formado parte de su recetario gastronómico.
La primera experiencia de Trillo con el michirón fue a sus nueve años, en Los Nietos, pero también recordaba que "le debo mucho a Pepe", uno de los miembros del jurado ayer, "que hacía michirones a sacos en su Cabaña. Dio lecciones magistrales de cómo se hace un buen plato".
Ahora esta receta se ha convertido en una tapa muy típica para los restaurantes de la zona y algunos, como este pequeño grupo de amantes de todo aquello con aroma a cartagenero, han querido institucionalizarlo, homenajearlo y recordarlo, haciendo su especial reconocimiento al mismo.
Trillo se impuso con un resultado de 3-1 por parte del jurado, por lo que participará de nuevo el año que viene como el 'defensor del título' en una segunda edición que se pretende celebrar a lo grande, con muchos más invitados y muchos más participantes.
"Domingo tiene más experiencia. Yo solo era el aspirante. En el sabor de las especias me he llevado el triunfo. Eran dos tipos de michirones diferentes. Los míos, más grandes y los suyos, con mejor textura", explicaba el exministro de Defensa Trillo.
"Hemos recuperado una tradición de hace unos cuantos años. Los periodistas venían a casa a degustarlos y me decían "no has debido hacerlos tú, porque estaban buenos de verdad'", añadía quien fuera presidente del Congreso de los Diputados tras recoger su 'flamante' trofeo.
Explicó, para aquellos que nunca los han hecho que una de las claves es "hacerlos a fuego lento, como ha dicho José María -dueño de Los Churrascos-, con mucha paciencia y cariño. Los sabores se matizan más cuando se va echando los ingredientes uno tras otro, y no al mismo tiempo".
El michirón conseguía tener su momento de gloria y algunos, como el propio Trillo, también volvían a demostrar su habilidad con el cucharón.