Hoy es 18 de noviembre

De la carrera armamentística a la biológica: las grandes potencias compiten por encontrar la vacuna para la covid-19

24/08/2020 - 

MURCIA. La vacuna por la covid-19 es el Santo Grial de los actores internacionales en una carrera por hallarla antes que ningún otro. Como muchos filósofos advirtieron, la historia se repite: la nueva Guerra Fría asola al mundo en la búsqueda de la solución a la pandemia; un escenario que combina factores políticos, biológicos y económicos.

Esta vacuna debe nacer lo antes posible: ir a contrarreloj es lo que la distingue de otras y su desarrollo habitual. Además, la industria farmacéutica debe implantar la vacuna en todo el globo, poblado por más de 8.000 millones de personas, en un tiempo también récord. Por último, habría que garantizar que se vacunase a todo el mundo, literalmente, en una masiva campaña de vacunación sin precedentes que nos señala qué tipo de futuro nos depara en el campo científico. Lograr la llamada inmunidad de rebaño sería garantizar que el en torno al 60-70% de la población estaría inmunizada del virus.

Unión Europea: el punto medio como virtud aristotélica.

En la Unión Europea se ha optado por seguir el denominado programa común de compras, de modo que será la Comisión Europa quien se encargue de gestionar la compra y distribución de las vacunas por todos los países miembros. El órgano presidido por Úrsula von der Leyen ha comprado 300 millones de dosis de la vacuna de farmacéutica anglo-sueca AstraZeneca con opción de ampliar en 100 millones más en el futuro si los países miembros lo reclaman.

En el ámbito político, la Unión Europea se enfrenta a una de sus mayores divisiones desde su origen: el enfrentamiento Norte-Sur vuelve a entrar en escena con unos Países Bajos que recriminan a unos agonizantes España, Italia y Portugal. Aunque la participación en las elecciones europeas de 2019 fue algo mayor, apenas superó el 50% y aumentaron los escaños de partidos euroescépticos y nacionalistas a derecha e izquierda, por lo que la crisis de legitimidad se acerca cada vez más.

Más allá de las diferencias sociales y culturales de los estados miembros de la Unión Europa, en su seno también hay una diferencia de sistemas y modelos sanitarios: el cara a cara se produce entre el modelo Bismarck y el modelo Beveridge. El sistema Bismarck, de origen alemán, deja a la administración como gestor de los recursos en base a un sistema de seguros sociales, mientras que en el Beveridge es el Estado quien agrupa y ofrece todos los servicios a través de un sistema nacional de salud.

Ambos modelos se basan en la "universalidad, solidaridad y equidad", según Magda Rosenmöller, experta en política sanitaria en Europa. La crisis de la covid-19 ha puesto en tela de juicio modelos como el español, que era considerado como uno de los mejores del mundo. El modelo Beveridge, aplicado por España, Portugal, Finlandia o Gran Bretaña, se gesta en el acceso universal a la sanidad en la gestión directa del servicio médico por el gobierno estatal, mantenido gracias a los impuestos. Por su parte, el Bismarck nace para regular los servicios que se ofrecen de forma privada, a través de los cuales los ciudadanos acceden principalmente por cuotas pagadas por las empresas en las que trabajan.

¿Dónde se encuentra España en este entramado? Como se destaca, España escoge el modelo Beveridge. Nuestro país es el único en toda la Eurozona que combina la asistencia pública con la privada, siendo la segunda complementaria de la primera, de modo que incluso aquellos que optan por el sector privado tienen acceso al público. Uno de los males de nuestra sanidad es la larga lista de espera, algo propio del modelo Beveridge, y se justifica en que no existe una base de copago de servicios, lo que sí ocurre en el Bismarck.

Reino Unido: al rescate de los rescatadores

En el Instituto Jenner de la Universidad de Oxford se está gestando la posible vacuna por la que tanto apuesta Europa. Bautizada como AZD1222, se encuentra en la fase III de los ensayos clínicos, previa a la comercialización, siendo testada en miles de voluntarios. Se halla en desarrollo con la Oxford Vaccine Group para alcanzar la licencia. Este proyecto es uno de los 138 reconocidos por la Organización Mundial de la Salud en la carrera por la inyección salvadora, pero también uno de los más importantes y evolucionados; el que más en Europa.

La fase III es la que permite un ensayo de mayores dimensiones, y se compara la evolución en los distintos grupos de personas, así como la efectividad y seguridad de la fórmula aplicada. Aún no se sabe si esta vacuna se someterá a una hipotética fase IV, que supone una ampliación de la fase anterior para aumentar la cantidad y calidad de la información recogida.

La vacuna de Oxford utiliza como referencia el virus del resfriado común, a partir del cual se pretende generar anticuerpos y células T para inmunizarse contra el coronavirus. La dirección de AstraZeneca confía en su desarrollo, estimando un 80% de triunfo y declarando la fase III en el Reino Unido, Brasil y Sudáfrica.

Las pruebas clínicas de farmacéutica anglo-sueca se compaginan con la producción de dosis tras encargarse millones de ellas en Europa y Estados Unidos. AstraZeneca cree que podrá tener sus resultados definitivos a partir de octubre o noviembre de 2020.

Si los británicos declaran el triunfo antes que ningún otro competidor internacional, Johnson, primer ministro del Reino Unido, vería su capital político, carismático y de liderazgo incrementarse, después de haber sufrido duras críticas por su inicial negación a la gravedad de la pandemia y a la saturación y casi quiebra de hospitales y de la economía. Asimismo, sumado a su victoria contundente frente a los laboristas, que sufrieron una de las mayores derrotas después de la Segunda Guerra Mundial, le asentaría con más fuerza en el número 10 de Downing Street.

Estados Unidos: en juego el liderazgo del mundo

En los Estados Unidos de América, el escenario presenta matices políticos muy importantes: las elecciones presidenciales de noviembre. Las encuestas evidencian la caída de Trump, frente a un Biden del Partido Demócrata, quien fuera vicepresidente de Obama, que le saca hasta 8 puntos de ventaja en las encuestas. Sumado a la reciente crisis social encarnada por el movimiento 'Black Lives Matter', la recesión económica y la crisis sanitaria no son un buen currículum para un Trump que tendrá difícil lograr la reelección.

En el país norteamericano se encuentra en desarrollo la vacuna de Moderna, en manos del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas (Niadid). Se encuentra en Fase III y se basa en la combinación del ARN mensajero con el código genético del coronavirus. En la producción de esta vacuna se encuentra también España, y se calcula que su precio se encontrará entre los 30 y los 40 dólares.

También está teniendo éxito la vacuna que Estados Unidos elabora juntamente con Alemania en los laboratorios de BioNTech, Fosun Pharma y Pfizer. Como su 'hermana' estadounidense, se encuentra en la tercera fase del desarrollo y ha tenido éxito en ratones. El ensayo humano se basará en un enfoque múltiple, contando con hasta cuatro variantes de ARN mensajero sintético.

Biden se encuentra actualmente con el escenario más favorable para los Demócratas desde la Segunda Guerra Mundial, cuando el también demócrata Harry Truman se hizo con la Casa Blanca, sucediendo a Franklin Delano Roosevelt. Sin embargo, si Trump anunciase antes de noviembre que EEUU ha conseguido la vacuna para la covid-19, las encuestas variarían por completo: Biden tendría pocas opciones de ganar ante el triunfo de la administración Trump. Los demócratas proponen en su programa de acción de gobierno la vuelta al sistema sanitario que Obama buscaba implantar en toda la nación: el Obamacare, actualmente paralizado por el gobierno de Trump.

Esta Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Accesible suponía una reforma que acercaría el modelo sanitario al de los países que cuentan con un sólido Estado del Bienestar, como los europeos. Biden busca la plena accesibilidad a la atención sanitaria para aquellos que no puedan permitírselo y estén sin cobertura médica. Sin embargo, en caso de llegar a gobernar, el tándem Biden-Harris podría girar más a la sanidad universal que la senadora y candidata a la vicepresidencia siempre ha defendido con mayor ímpetu.

Tras la Convención Nacional del Partido Demócrata, las encuestas sitúan a Biden en el 53% de intención de voto y a Trump en el 41%. Sin embargo, el sistema electoral en EEUU es mayoritario: todos los votos electorales de un estado se otorgan al más votado. Por tanto, aunque haya más estadounidenses dispuestos a votar a Biden, la suma final de los escaños es lo más importante. En las elecciones de 2016, Hillary Clinton fue más votada que Trump, pero el republicano acabó imponiéndose al contar con la mayoría de los votos electorales.

Las elecciones presidenciales designarán al próximo presidente de los Estados Unidos, y los Demócratas tienen en su mano estados como California, Nueva York o Illinois, mientras los Republicanos temen perder Texas, el estado que más votos electorales otorga y que siempre fue un bastión republicano. Otros estados importantes son Florida, Ohio, Pensilvania y Georgia.

En Rusia, ni rojos ni blancos: Putin

En lo que un día fue la Unión Soviética se están calentando los motores después de que su presidente, Vladimir Putin, anunciase que Rusia ya ha autorizado la primera vacuna contra la covid-19. A pesar de las advertencias de la OMS y de que los ensayos no están completados, a lo que se suma que Europa no confía en la respuesta de Putin, el mercado internacional de valores vio caer a niveles de 2008 el precio del oro y la plata, dos metales refugio en el campo de la inversión.

Tras triunfar en el referéndum de reforma constitucional, Putin tiene vía libre para ser reelegido como líder de Rusia en las próximas elecciones de 2024 y 2030. Este movimiento es un paso más de la consolidación política del líder ruso, que actúa como contrafuerte de una Unión Europea que poco a poco desea debilitar en una guerra internacional por el dominio de los mercados.

La vacuna rusa ha sido bautizada como Sputnik, al igual que el primer satélite artificial puesto en órbita en la historia en 1957 por la Unión Soviética en plena Guerra Fría y carrera espacial contra los Estados Unidos. A pesar de llevar menos de dos meses de pruebas con voluntarios y no haber completado los ensayos clínicos pertinentes, aseguran que otorga una 'inmunidad duradera', según el mandatario ruso.

Lo cierto es que la falta de transparencia propicia a pensar mal y dudar, pero aun así la fase III de la inyección dará comienzo esta semana en centros de los Emiratos Árabes Unidos y en Filipinas. Kirill Dmitriev, director del fondo de inversiones soberano de Rusia, afirmó a los medios de comunicación que en septiembre comenzará la producción industrial tras haberse encargado más de 500 millones de dosis, que se suman a mil millones de dosis pedidas por 20 países.

Dmitriev confía tanto que aseguró inyectarse él mismo la vacuna, al igual que las hijas de Vladimir Putin. Al estilo de Donald Trump con su 'America First', Putin anunció que los primeros en recibir la vacuna serían los rusos a inicios de enero de 2021, aunque la vacunación será voluntaria. Asimismo, será el personal sanitario el primero en recibirla dentro del plan general de vacunación.

China: de las dinastías Qin y Han a Xi Jimping

En el gigante asiático, Xi Jimping no cesa en su empeño de hacer frente al bloque occidental y liderar la herencia de los países comunistas. Así, aunque sea un régimen comunista declarado, en la práctica todo se asemeja a una dictadura con dotes neoliberales, pero siempre dentro de la frontera nacional. A pesar de ello, otra de las luchas que más está costando a Jimping es Hong Kong, la excolonia británica que ahora cuenta con un régimen administrativo especial, aun perteneciendo a China.

En lo que a la covid-19 se refiere, fue en la ciudad de Wuhan donde se originó el coronavirus, aunque aún no se sabe exactamente cómo fue. No obstante, la falta de transparencia ha mermado la capacidad internacional y el valor de la palabra de China y Xi Jimping, a pesar de haber intentado dar ejemplos de desarrollo científico y técnico, como haber construido en diez días un hospital para alojar infectados.

Dos son las vacunas que China tiene en fase III: las de Sinovac y Sinopharm. En el caso de Sinovac, el estudio se basa en actuar con virus inactivos purificados. Mientras, la vacuna de Sinopharm, cuya investigación se lleva en dos centros de Wuhan y Pekín, resulta más prometedora que la anterior, entrando ya en ensayos clínicos.

El liderazgo de Xi Jimping se ha visto afectado internacionalmente gracias a la desobediencia civil se justifica en la Ley de Extradición a China que el gobierno de Carrie Lam, jefa ejecutiva de Hong Kong, emprendió en 2019. El temor a que Hong Kong se acabara sometiendo al conjunto de las leyes chinas llevó a la calle a miles de manifestantes que reclamaban democracia en la región china.

A ello se suma la guerra comercial de la que se está beneficiando el país asiático después de que su principal enemigo, Estados Unidos, sufriera una caída de la economía suficiente como para que China se rearmase y obtuviera beneficios en la pandemia. Asimismo, China amenazó a la comunidad internacional con cortar ciertos tratos y acuerdos de comercio con países como Australia, que reclamó que China fuera más transparente y se investigase el origen real del virus.

¿Y ahora qué?

Los antiguos bloques que dividieron en dos al planeta y forjaron un telón de acero entre dos mundos, en palabras de Churchill, se trasladan a nuestra actualidad, polarizando a China y Rusia, por un lado, y a los Estados Unidos y sus colegas, por otro lado. Entre estos sólidos titanes se encuentra la vieja Europa, que avanza progresivamente en puntos como Reino Unido o Alemania para hallar la vacuna tanto anhelada, el más importante recurso científico para reprimir el virus.

Una máxima se repite como un mantra: quien dé el paso definitivo para encontrar la vacuna de la covid-19 será quien pase a la historia. Más allá de la fortuna, de la fama, habrá un nombre que se escriba en los libros que estudien los jóvenes en el futuro. No hay legado mayor que ser pisar la Luna de la medicina contemporánea.

Noticias relacionadas

next