VALENCIA. Suenan tambores de guerra y cada vez están más cerca. El Mediterráneo es un polvorín y Europa está a 14 kilómetros de la zona en conflicto con Oriente Medio sumido en una guerra eterna, el norte de África perdido y sin norte desde que las revoluciones de la primavera árabe dieron al traste con las dictaduras "amables" del Magreb, y el Sahel hundido entre las redes yihadistas y los traficantes de seres humanos.
Esta es la conclusión a la que llegaron los cuatro conferenciantes que dieron una clase magistral el jueves en el Centro Internacional de Gandia, extensión de la Universitat de València. Bajo el título Los conflictos de Oriente Medio y del Norte de África: una amenaza para Europa, el profesor Antonio Bar dirigió esta jornada, organizada por la Cátedra Jean Monnet. Los otros expertos que participaron son el investigador y académico Barah Mikail, de la organización Fride; el Coronel de Artillería Emilio Sánchez de Rojas, y la consultora en seguridad y defensa Lawrence Aïda Ammour.
Con una afluencia de público de alrededor de 100 personas, el catedrático de Derecho Constitucional Antonio Bar comenzó explicando el origen del problema: el eterno conflicto palestino-israelí. Con una recorrido histórico por el siglo XX, el profesor Bar expuso las razones de ambas partes para reclamar su territorio y criticó la pasividad de la comunidad internacional para dar una solución pacífica al conflicto. Al final dio tres posibles soluciones que pasan por todas las combinaciones posibles: un Estado para dos, dos Estados para dos pueblos o tres Estados para dos pueblos.
PALESTINA, EL ORIGEN
A continuación, la alocución de Mikail Barak también causó expectación al hablar del Estado Islámico. Al igual que el profesor Bar, que vivió en el foco del conflicto palestino-israelí comisionado por la Unión Europea, este joven investigador de origen sirio se lamentó de la influencia de otras potencias para alargar la agonía de su pueblo.
Con un análisis pormenorizado del resto de países en guerra que rodean esta zona, Barak justificó que "el Estado Islámico no ha surgido sólo de la primavera árabe, sino de una historia precedente de pobreza y de vacío político" que se retroalimenta con las nuevas tecnologías y la universalidad de youtube. La ausencia de liderazgo de la Unión Europea para aplacar a sus vecinos, la dejadez de Estados Unidos sin una intervención militar contundente, y Rusia como espectadora y expectante han llevado en su conjunto a que el Estado Islámico sea hoy una realidad mientras se borran fronteras y se levantan alambradas.
LA CAÍDA DE GADAFI
Con un discurso más amable, el Coronel Emilio Sánchez de Rojas entró de lleno en la zona de conflicto que más nos preocupa en Europa por su proximidad: Libia y el norte de África. Desde la guerra de Afganistán, pasando por el atentado de las Torres Gemelas en Nueva York, el Coronel fue trazando la línea que llevó hasta el derrocamiento y asesinato del líder libio, Muamar El Gadafi, tras una primavera sangrienta que sigue hoy en día retroalimentándose de la ausencia de un gobierno estable.
Libia está en guerra y nadie la ha declarado. La globalización lleva al Mediterráneo como centro de gravedad del choque entre dos mundos, describiendo un círculo que abarca el sur de Europa y el norte de África. "Al sur del Mediterráneo está nuestra frontera: el Sahel". Así reivindicaba Sánchez Rojas la importancia geoestratégica de España para avivar las conciencias del nuevo mapa que se dibuja en un futuro próximo. Reivindicando nuestro protagonismo y la cultura común de los pueblos ribereños, el Coronel recordó que "el Mediterráneo es un mar que une más que separa".
Por último, la investigadora Lawrence Aïda Ammour describió las rutas y redes de la economía yihadista que sube desde el Sahel hasta el norte de África, aletargando las zonas en conflicto, nutriéndose del tráfico de drogas, armas y seres humanos, al tiempo que construyen una red de "servicios sociales" entre una población abandonada por sus Estados y por sus gobernantes. Así es como se capta el espíritu de un pueblo.