MURCIA (EFE).- Investigadores de la Universidad de Murcia han advertido de que la supervivencia de los humanos en la Tierra está en riesgo por el agotamiento de los recursos naturales elementales y la superación de las denominadas fronteras planetarias, por lo que instan a un “cambio radical en las prácticas industriales y económicas actuales”.
Pedro Lozano, del departamento de bioquímica y biología molecular, y Jairton Dupont, doctor "honoris causa" de la institución murciana y catedrático de química orgánica de la Universidad Federal de Rio Grande del Sur, en Brasil, señalan en un artículo sobre los recursos atómicos limitados del planeta que “seis de las nueve fronteras planetarias han sido superadas”, lo que otorga a la Tierra un alto riesgo para la supervivencia humana.
Esas fronteras o límites planetarios evalúan el estado de nueve procesos fundamentales para la estabilidad del planeta, como la crisis climática, la acidificación de los océanos, el agujero de ozono, el ciclo del nitrógeno y el fósforo, el uso del agua, la deforestación y los cambios de usos del suelo, la pérdida de biodiversidad, la polución de partículas en atmósfera y la contaminación química.
Recuerdan que la Tierra, pese a su riqueza química, tiene recursos elementales extremadamente limitados, como el litio y el cobalto, esenciales para la transición energética, pero “en niveles críticos que podrían desencadenar tensiones económicas y ambientales en las próximas décadas”.
Subrayan la necesidad de “un cambio radical en las prácticas industriales y económicas actuales” para que integren procesos más sostenibles basados en el uso de reacciones químicas para transformar compuestos reduciendo su impacto ambiental.
Insisten también en la necesidad de implantar modelos de bioeconomía circular para reemplazar los modelos basados en el uso de combustibles fósiles y apuestan por avanzar en tecnologías emergentes como la captura directa de dióxido de carbono (CO2), la fotosíntesis artificial y la recuperación de materiales.
Además, creen preciso reforestar áreas degradadas, implementar prácticas agrícolas sostenibles y rediseñar los acuerdos internacionales sobre emisiones de CO2, que consideran “insuficientes y poco efectivos”.
En lugar de las limitaciones de producción que proponen esos convenios, apuestan por el deber de producción de oxígeno para fomentar la reforestación y la protección de espacios naturales de modo que contribuya de manera decisiva a reducir los niveles de CO2 en la atmósfera al compensarla.
Insisten en que para garantizar un futuro sostenible es crucial que la ciencia, la política y la sociedad unan esfuerzos para transformar el modelo actual y enfrentar los límites críticos del planeta, lo que “exige una acción global coordinada que combine avances tecnológicos con decisiones políticas y económicas estratégicas”.