la vida a cara o cruz 

Cenizas 

27/02/2024 - 

VALÈNCIA. Negacionismo chapucero, opiniones agusanadas, ultrapolíticos mamandurrios, guerras repugnantes y fake news. Así son los tiempos en los que vivimos. Para no cabrearme tengo que salir al terreno de juego y despejarme, porque, si no, no dejo de dar vueltas al chorroncoco. A este paso acabaré volviéndome cuerdo.

Llevábamos al teléfono cuchicheando tonterietas desde hacía un par de horas. Una sonrisa de tontolaba iluminaba mi rostro. La causa, una chica a la que había conocido en su casa durante un guateque. Ni idea de cómo aparecí allí, da igual. Me hizo tilín y por fin decidí llamarla para contarle no sé el qué y lo que surja. Ya hacía rato que podíamos haber colgado, pero era evidente que estábamos bien: «¿Nos acostamos ya?», dijo de pronto. Esa invitación no la esperaba y entraba dentro de ese lo que surja. Contesté baboso: «Envíame de nuevo la ubicación de tu casa. No recuerdo muy bien cómo llegar, La Cañada es un lío, pero en quince minutos me tienes ahí». «No, no me has entendido —me dijo—, llevamos un rato hablando, me quema la oreja, estoy cansada y tengo sueño. Ya seguiremos otro día, que descanses. Chao». Ti ti ti…

A ver, petardo, lo que tienes que hacer es buscarte una pareja. Déjate ya de rollos inmaduros y objetivos que no se van a cumplir y busca a alguien con quien compartir el fuego de tu existencia. Esta es la cantinela que últimamente más estoy escuchando. Amigos que se preocupan por mi salud, la física y la emocional.

De joven fui un pobre moderado. Ha pasado el tiempo, y gracias al esfuerzo, el trabajo, la experiencia y algún sacrificio, ahora ya no soy joven. Sin darme cuenta he entrado en los sesenta y disfruto de sus inconvenientes. Vivo solo, pues me he demostrado varias veces que en eso de mantener compromisos soy un trasto. Por si fuera poco, me cuesta salir del cenicero en el que habito. Un parque de atracciones particular donde, a lo largo de los años, he acumulado todo lo que necesito para doparme y creerme feliz. Encima, trabajo de autónomo freelance, como diseñador gráfico. Eso quiere decir que paso las horas delante de un ordenador intentando conseguir algún encargo en el que compito con chavales con menos experiencia, pero saturados de información y todas las ganas de comerse el mundo. Mientras, escucho música, zampo aceitunas y mi única compañía es un gato que me 'malcae'. Resumiendo, me estoy convirtiendo en humo, my friend. Recientemente zampando con tres amigos, llegó la hora de pagar y me invitaron.

—Muchas gracias y tranquilos, algún día saldré de esta y os pagaré todas las comidas.

—Tranquilo tú. Nosotros, con que te pagaras la tuya ya nos conformaríamos. —¡Poummm! Ya no soy joven, pero sí un pobre chuchurrío.

Buscarme una pareja, claro. Una persona que me asiente y ayude a estabilizar mi estado anémico. ¿Cómo no se me había ocurrido antes? ¿Tú lo tienes chupao? Ya, pero es que me da mucha pereza conocer a alguien y darle conversación; escuchar aventuras que no tienen ningún interés; contar quién eres, por qué y qué buscas; sonreír situaciones sin aliciente; plantearme eso de ¿y dónde te gustaría estar dentro de cinco años?, o el mira, quiero presentarte a mi hermano… Y todo para encender un fuego en no sabes qué hogar. Cóctel de serotonina, dopamina, oxitocina, ciagra y mucho Colacao. Pereza. ¡¡¡Con lo tranquilo y bien que estoy en mis cenizas!!!

El amor no se busca, aparece cuando menos desesperas. 

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