Entrevista

CULTURA

Edu Soto: "La gente tiene la piel muy fina, es muy complicado no ofender a nadie cuando haces humor"

El humorista llega a Burriana para interpretar 'Más vale solo que ciento volando'

Edu Soto no necesita presentación. Su trayectoria le avala. Desde que saltara a la fama con la interpretación del mítico Neng de Castefa no ha dejado de hacer reír a todos y cada uno de los que se han sentado en una butaca, en frente suya, a escuchar todo aquello que tiene que decir (que no es poco). Sin embargo, el mundo ha cambiado, y la concepción del humor con él. 

En los tiempos que corren, podría decirse que todo ya no vale. O, al menos, no para todos. Y es que el debate sobre dónde están los límites del humor está ahora más vivo que nunca. Debate que ha propiciado la evolución de una sociedad con la que el intérprete y humorista no se identifica, pues Soto defiende que, en el humor, "siempre te ríes con alguien o de alguien". Lo tiene claro. Para él, "es así". No solo eso, sino que invita a todos aquellos que no tengan ganas de ofenderse a ir "a ver un clásico y ya está". 

En cambio, quien quiera reír, disfrutar y pasar un buen rato puede acudir al Teatro Payá de Burriana el próximo 1 de febrero a las 21:00. Allí, Soto deleitará a los asistentes con 'Más vale solo que ciento volando', un espectáculo loco, divertido y donde el monólogo, la comedia musical, la improvisación y la interacción con el público serán protagonistas.

-Llegas a Burriana con tu espectáculo 'Más vale solo que ciento volando', el cual llevas interpretando desde 2017 por toda España. Debes pasártelo muy bien haciéndolo, ¿no? Entiendo que después de ocho años con el mismo show a uno puede costarle a veces encontrar la motivación...

Bueno, lo he hecho intermitente los primeros años y ahora llevo año y medio haciéndolo de forma más regular. Es el trabajo que nos toca a los que nos subimos al escenario, el día que no te apetece o no tienes ganas te tienes que automotivar. Pero esto es algo que pasa en todas las profesiones, no solo en la mía, la motivación es algo que se va perdiendo, que tienes que ir encontrando tú y buscando la manera de que siempre sea un día especial. 

-En él, cantas, bailas, tocas instrumentos, compones canciones y pasas por varios personajes. Haces de todo. ¿Cuánto difícil es hacer todo esto en un mismo espectáculo? Acabarás muy cansado, eso seguro.

Para mí ha sido lo más fácil, porque es todo lo que me apetecía y lo que creo que se me da bien. Quería meterlo todo en un mismo espectáculo para que fuera muy mío, mi ADN y disfrutarlo. Creo que la gente que me ha ido viendo a lo largo de estos años es lo que quiere, ver mi esencia, y creo que lo he conseguido. 

-Otro de los puntos fuertes de 'Más vale solo que ciento volando' es la interacción con el público, que es muy cercana. ¿Cómo les haces partícipes y los integras dentro del espectáculo?

Siempre me apetece hacer partícipe al público, porque creo que es bueno tanto para ellos como para mí, pues es lo que hace que el espectáculo sea diferente, que sucedan cosas nuevas. Para que eso sea así, tienes que meterte en la improvisación. Es algo que no me cuesta, que me sale fácil y que es lo que me apetece y me gusta hacer. Todo ha sido seguir mi orden lógico de apetencias. 

-Por tu experiencia, ¿qué le gusta más al público? ¿Un show dinámico y multidisciplinar como el que traes a Burriana o un monólogo tradicional?

A veces, la gente te viene a ver y tampoco ha meditado mucho lo que va a suceder. La gente viene por empatía, piensa en ir a ver a una determinada persona. Yo intento que se vayan con alguna sorpresa. Normalmente, el monólogo está muy asociado al extended comedy, a la persona que está hablando y contando historias, y a mí me gusta más hacer un poco de performance y por eso creo que la gente suele salir un poco sorprendida. Aparte, 'Más vale solo que ciento volando' cuenta también con un ingrediente que hoy en día se valora mucho: la improvisación. A la gente le gusta verse implicada en el espectáculo y eso es lo que busco. 

-No sé cómo lo verás tú, pero yo creo el humor tiene dos características que sobresalen por encima del resto. Por un lado, está el poder que tiene para criticar o denunciar aquello que no nos gusta de la sociedad de forma más camuflada o sibilina. Por otro, está su capacidad para hacer que, por un rato, la gente se olvide de sus problemas y sea feliz. ¿En cuál crees más o con cuál te identificas más?

Existe el humor por el humor, por hacer reír, pero siempre que intentas hacer reír, en algún momento, te estás introduciendo en un vergel. El humor es un arma de doble filo, a veces parece que hacemos las cosas sin pensar pero sabes que estás tocando temas con los que hay gente que se molesta. Además, estamos en una época donde la gente tiene la piel muy fina y es muy complicado no ofender a nadie cuando haces humor. Yo he intentado hacer un espectáculo que me apeteciera compartir con la gente. Muchas veces hay quien me ha llamado la atención por decir ciertas cosas y no dejo de sorprenderme porque no lo hago con intención de ofender. Pero claro, siempre te ríes con alguien o de alguien. El humor es así. Entonces, si no tienes ganas de ofenderte vete a ver un clásico y ya está. 

-¿Hay en 'Mas vale solo que ciento volando' alguna crítica social encubierta?

Más que una crítica, hay pequeñas reflexiones durante el espectáculo. No me gusta hablar sobre la reflexión y sí que la gente la viva. Hay gente que alguna reflexión incluso ni la vive, ya sea porque está en otra, riendo o disfrutando, y hay a quien le gusta detenerse más en otro tipo de cosas. Sí hay una pequeña reflexión sobre lo frívola que puede ser la gente muchas veces con el cómico, en lo referente a que se tiende a pensar que se sube al escenario, dice cuatro chorradas y a cobrar, como si detrás no hubiera un trabajo y una intencionalidad. Entonces, bueno, voy haciendo pequeñas críticas o reflexiones sobre cosas que nos afectan a todos. 

-En torno al humor, existe el eterno debate sobre si debería tener límites o no. ¿Qué piensa Edu Soto al respecto?

Sí, los tiene. Vivimos en una época con muchos límites. Parece que todo está muy abierto y que hay mucha libertad, pero todo es al revés. Los límites los pone cada uno. Cada persona tenemos un tipo de perfil y un tipo de humor y te tienes que ceñir un poco a él. Luego, hay gente que no se siente atada por nada y que es muy provocadora, pero entonces ya sabes a lo que vas. La gente que viene a verme es gente que no espera que me ponga a ofender a nadie, pues soy una persona a la que no le gusta esa controversia. Pero, aún y así, sucede. Insisto en que creo que la gente está muy pendiente, con el lápiz preparado para apuntar qué frase o personaje no le ha gustado. Al final, no queda otra que hacer de tripas corazón. 

-¿Cuánto os dificulta esto el trabajo a los humoristas? Nunca sabéis cuando podéis herir la sensibilidad de alguien.

Sí, estamos en un momento en el que te cuestionas a ti mismo constanemente. Yo, por ejemplo, hay muchas veces en las que voy un poco de puntillas porque sé que estoy diciendo cosas que van a ofender a alguien. Pero la gente que se ofende es porque tiene ganas de ello, porque cuando no hay intención detrás y demás pues piensas, "joder, si es que tampoco estoy diciendo algo tan malo". Y lo peor es que la gente se ofende por las cosas que le afectan, pero cuando le afectan al de al lado se descojona. Cuando tocan tu parcelita te ofendes mucho, pero al revés no. Esto me parece muy injusto.

-Entonces, ¿valoras de forma negativa la evolución social?

Sí, creo que la sociedad está evolucionando un poquito a mal. Está en una evolución tecnológica un poco absurda en la que a medida que nos vayamos haciendo mayores iremos entendiendo menos. Todos los que nos vamos haciendo un poco 'puretas' empezamos a tener este pensamiento de que cualquier tiempo pasado fue mejor. No sé qué hay de real en esto o qué hay de que, efectivamente, me estoy haciendo mayor. Tendremos que adaptarnos a esta nueva forma de vivir que, sinceramente, no me gusta demasiado. 

-¿Ha cambiado esto tu forma de enfocar los monólogos o de tratar ciertos temas?

Bueno, el teatro está vivo y vas cambiando cosas a raíz de que la sociedad va cambiando. Desde que yo empecé hace 23 años hasta el día de hoy vas retocando cositas en tu cabeza, pues las cosas evolucionan hacia un lado o hacia otro y debes hacer lo mismo. 

-Te hago dos últimas, en este caso, sobre tu futuro. ¿Tienes algún otro espectáculo entre manos? ¿Cómo va a ser?

Estoy preparando un nuevo espectáculo, que se llama 'Wanted'. Lo haré con el director valenciano Carlos Alfaro y lo estrenaremos en la Vall d'Uixó en Semana Santa. En él si que hay una crítica social absoluta y que está por encima del humor. Una crítica a los tiempos en los que estamos viviendo, a la sociedad y en lo que se ha convertido este animal llamado ser humano. Habrá un guion muy estricto, una dirección artística muy intensa y música en directo. La crítica no la haré como Edu Soto, sino como un personaje. 

-Antes de que dejes el humor, ¿veremos un último baile del Neng de Castefa?

Siempre es posible que en un ataque de 'morriña' saquemos un guiño a la palestra. Todo puede pasar. 

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