CARAVACA. En una región que se caracteriza por venerar su mar, algo habitual en comunidades de costa, Caravaca de la Cruz aparece como un oasis cultural para disfrutar del arraigo religioso que impregna a la Región de Murcia y que quizá nadie representa mejor que Caravaca. Con 26.000 habitantes censados, cuenta con un importante legado patrimonial, fue villa de la Orden del Temple y posteriormente de la Orden de Santiago. A nivel económico, está enfocada principalmente al sector servicios.
Pero si por algo es principalmente conocida Caravaca es por su Cruz, la cual se venera desde el siglo XIII, concretamente en torno al año 1231, es por el milagro de su Aparición. Desde ese momento, la Cruz de Caravaca, que es un “Lignum Crucis”, trozo de madera perteneciente al leño donde fue crucificado Cristo, ha sido venerada con gran devoción, extendiéndose a lo largo del mundo gracias a acciones misioneras. Esta cruz corona la ciudad con su Basílica-Santuario, la que alberga la Stma. y Vera Cruz y en la que destaca su impresionante fachada barroca del siglo XVIII. En 1998 se obtenía el privilegio de la celebración de un Año Jubilar Permanente en torno a la Sagrada Reliquia, celebrándose el primero tras esta concesión en el 2003 y, cada siete años, se otorga indulgencia plenaria a los peregrinos que acudan a Caravaca de la Cruz. Tras esta concesión celebramos el tercer Año Santo en el presente 2024.
Caravaca ofrece un amplio patrimonio monumental, que se ha conservado y puesto en valor mediante museos, exposiciones… Su entorno y su gastronomía redondean una oferta turística idílica y singular. Además, su artesanía tiene dos significativos focos de atracción para el visitante en el Mercado del Peregrino, tercer domingo de cada mes, y el Mercado Medieval, que se desarrolla en fechas del “Puente” de la Constitución, en el mes de diciembre.
Otro de sus puntos fuertes son sus fiestas patronales, que se celebran del 1 al 5 de mayo en Honor a la Stma. y Vera Cruz, declaradas de Interés Turístico Internacional, en las que se conmemoran hechos acaecidos en el largo período en que Caravaca de la Cruz fue zona fronteriza con el reino nazarí de Granada. Otro foco de interés para turistas y habitantes de Caravaca son las fiestas de Moros y Cristianos y su festejo insólito y único, de enorme belleza, como los Caballos del Vino, equinos de pura raza enjaezados primorosamente con mantos bordados a mano que resultan verdaderas obras de arte. Recientemente le ha sido concedido por la UNESCO el reconocimiento de ser Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
