ALICANTE. El Banco Sabadell protagonizó durante 2021 y 2022 una de las reducciones de red más drásticas del sistema financiero español. Tal como confesó su consejero delegado, César González-Bueno, en la junta de accionistas del año pasado, el recorte de gastos de estructura era la alternativa para evitar ser absorbidos por el BBVA y que el Banco Sabadell desapareciese. Así, para ahorrar 130 millones de euros al año, la entidad con sede en Alicante cerró el 25% de sus oficinas y despidió al 22% de la plantilla: 1.600 personas.
Sin embargo, y pese a que en 2022 se siguieron sucediendo cierres de oficinas (de forma menos drástica), el Banco Sabadell considera que su actual red es adecuada a la nueva estructura de costes, las necesidades comerciales de la entidad y los nuevos usos de la banca digital. Es decir, no está previsto cerrar más sucursales este año, y si se produce algún cierre, será fruto de alguna circunstancia excepcional.
Así lo señaló este jueves el propio González-Bueno durante su comparecencia junto al director financiero de la entidad, Leopoldo Alvear, para presentar los resultados del ejercicio 2022, en el que la entidad ganó 859 millones de euros, un 62% más que en 2021 (530 millones de euros). La situación es ahora muy distinta a la que atravesaba el banco cuando se planteó la fusión con BBVA, con un beneficio de 2 millones de euros el año de la pandemia. El balance está saneado, su filial británica TSB ya suma (y se rechazan ofertas por ella), la rentabilidad empieza a acercarse al coste de capital, y el valor de las acciones (lejos aún del de libros) dejaba este jueves atrás la consideración de 'penny stock'.
"No hay previsto ningún gran plan de cierres de oficinas", aseguró el consejero delegado del Sabadell, quien aventuró que "si se produce algún cierre individual, será debido a alguna circunstancia excepcional". Lo que sí tiene previsto el banco es rebajar las comisiones que aumentó cuando trabajaba en un escenario de tipos negativos, tanto en seguros como a clientes de banca, aunque no de manera uniforme. También seguirá apostando por los fondos garantizados como principal vía de remuneración a los clientes, más que por los depósitos a plazo.
Otro asunto sobre la mesa, más por insistencia de los medios catalanes que por voluntad del consejo de administración de la entidad, fue un año más el eventual traslado de la sede social del banco de nuevo a Cataluña, después de que en 2017 optase por domiciliarse en Alicante (en la antigua sede de la CAM, absorbida en 2012) para evitar que las turbulencias políticas del desafío independentista terminasen de hundirla en bolsa. Banco Sabadell cumplió en octubre de 2022 un lustro como banco 'alicantino', cada vez más consolidado en la ciudad.
El presidente de la entidad, Josep Oliu, ha explicado en varias ocasiones que el traslado no fue un capricho, sino una decisión meditada y costosa, por lo que deshacer lo hecho no será fácil ni rápido. Tampoco está descartado que la situación política vuelva a desmadrarse en Cataluña, por lo que el retorno a corto plazo no está en los planes de la dirección del Sabadell. Así y todo, una presentación de resultados más, los medios catalanes preguntaron. Y González-Bueno se limitó a pronunciar un lacónico "no".
Por otra parte, el consejo de administración estudiará en los próximos meses si recurre el nuevo impuesto extraordinario a la banca instaurado por el Gobierno para gravar el incremento de sus ingresos como consecuencia de los tipos de interés. El banco no tiene aún adoptada una decisión al respecto, pero González-Bueno insiste en que el tributo perjudica a los pequeños accionistas, el 50% de su capital, y en que la rentabilidad del banco sigue por debajo del coste de capital como argumento en contra. Con el ejercicio 2022 cerrado, el consejero delegado de la entidad calcula que el Banco Sabadell pagará este año unos 170 millones de euros por este concepto, y algo más en 2024.