Esta semana hemos tenido ración doble de pleno en Elche, uno solicitado por el PSOE para reprobar a la portavoz de Vox en Elche por sus declaraciones tránsfobas en una entrevista en la que dijo que “las personas trans no son mujeres” y otro solicitado por el alcalde al descubrir por la prensa que los cuatro menores detenidos por presunto yihadismo eran una amenaza real y no “una chiquillada” como asegura que se le dijo.
En el primero de los plenos un grupo de personas se manifestaron y sacaron un par de banderas Lgtbiq+ y un cartel que decía Rodil dimisión, lo más normal del mundo y es que ese salón de plenos ha vivido miles de circunstancias similares y mucho más fuertes incluso, como cuando un colectivo ecologista dejó ladrillos y bolsas de cemento en el suelo del estrado o cuando varios de sus integrantes se encadenaron a las rejas de la barandilla que hay en la zona donde está la tarima y se sienta la corporación. Y muchos más que a lo largo de los últimos 33 años que he asistido a las sesiones plenarias se han producido de personas que querían protestar por algo que consideran injusto. Algunos lo han hecho de manera más educada y correcta, como los de esta semana, y otros armando más follón e incluso ha tenido que entrar la policía a sacarlos.
La diferencia es que ayer, junto a estos representantes de colectivos Lgtbiq+ había otro grupo alborotador. Uno de corte muy diferente, personas algo más mayores y de misa de ocho. Estos alborotadores comenzaron a proferir gritos e insultos a los primeros cuando de manera “bastante modosita” a mi juicio, se levantaron con las banderas. Los otros energúmenos sí armaron “follón” y llegaron a decir “fuera degenerados”.
Precisamente todos los que por hache o por be estamos en esto de la política y el periodismo vimos claramente quien era la persona que dijo exactamente eso: “¡Fuera degenerados!”. La viga en el ojo ajeno.
Ir a misa de 8 a diario a la basílica de Santa María no te hace mejor persona, y eso se vio en el pleno donde el “camorrero” y el que buscaba alterar la sesión plenaria es el que luego va a confesarse todos los días tempranito. Seguramente también se confesó el día que envió un virus porno, (me dijo que por error) a medio Elche, entre otros a mí.
También resultó ser un alborotador cuando en el siglo pasado, hace dos días como quien dice, se restauró una imagen de la virgen y corrió enloquecido a todos los medios de comunicación asegurando que “habían pintado los labios a la Virgen”. Este es de los que ve la Dama de Elche coloreada como era originalmente y no blanca y grita “¡sacrilegi!¡”.
Este tipo de alborotadores, no éste en concreto, aquí no lo vi con mis propios ojos y no lo puedo afirmar, pero de este tipo y de este entorno son los que en la toma de posesión como alcalde de Pablo Ruz, cuando algunos ediles, también del PP, prometieron su cargo en valenciano les gritaron: “¡Fuera, fuera, hablad en Español!” como si el valenciano fuera suajili. Precisamente en la toma de posesión de un alcalde ilicitano pero de orígenes andaluces, que sabe y habla, quizá en pocas ocasiones, un valenciano muy correcto. Es el precio que paga el PP por su compañía en el gobierno.
Me ha llamado la atención que los que no quieren colectivizar tengan un insulto para cada colectivo. Degenerados, vagos, ladrones, violadores, según al colectivo que pertenezca cada persona, y sin embargo con sus hechos, lo que demuestran es que los degenerados son ellos que se sienten por encima de los demás y no quieren soltar los privilegios de una posición extinta que no cabe ya en esta sociedad.
Y no me resisto de hablar del segundo pleno, donde una vez más Vox vinculó inmigración “ilegal y descontrolada” como la culpable de la radicalización yihadista en España. Claro porque la inmigración buena es la de los millonarios que viene aquí a dejarse sus buenos cuartos, vengan de donde vengan, los cuartos. Eso se llama aporofobia señores.
Así que los de condición mental y moral depravada son otros. Degenerado tú..