Cultura

'Si alguna vez dejamos de hablar'

Asier P. Borrego conversa en un poemario con el niño que lleva dentro

ALICANTE. Asier P. Borrego publica con Grupo Editorial Sargantana, a través de su sello NPQ Editores, Si alguna vez dejamos de hablar (y no sabes cómo regresar), una sugerente propuesta lírica que, además, cuenta con ilustraciones de Alaitz Urrutia y sobre la que el autor explica que "estamos ante un poemario que trata de establecer una conversación interna entre el propio autor y el niño que tuvo que dejar Éibar para trasladarse junto a su familia a vivir a la costa alicantina".

En este sentido, el autor cuenta cómo un niño de ocho años promete al cometa Halley reencontrarse durante la siguiente vez en que este se aproxime de nuevo a la Tierra. Esa promesa, comenta, "da inicio a una serie de expectativas que se van diluyendo entre dudas y decepciones". De esto va el libro, de expectativas no cumplidas, de la libertad para soñar y del choque contra la realidad. Por este motivo, Asier P. Borrego detalla que este libro nace, precisamente, "de la necesidad de exteriorizar emociones, cumplir sueños y demostrar que siempre se está a tiempo de luchar por lo que uno quiere". 

Para ello, apuesta por unos versos que enarbolan, sin complejo alguno, la bandera de la libertad: "He planteado un modo de lectura premeditadamente desordenado y, además, propongo una visión personal sobre diferentes etapas emocionales que todos transitamos, como la decepción, el desamor, la espera, los reencuentros, la frustración, etcétera". En definitiva, una propuesta muy recomendable y que deleitará, sin duda, a las personas que se aproximen a su lectura, un público que el autor sitúa en "un amplio abanico de personas desde jóvenes a un público más maduro".

Influenciado por sus vivencias entre el País Vasco y Alicante, Asier construye un recorrido de ida y vuelta entre ambos espacios, tanto físicos como emocionales, reales o imaginarios. En este sentido, Si alguna vez dejamos de hablar da forma a muchas de las expectativas no cumplidas, frustraciones y anhelos de alguien que se vio obligado a emigrar siendo apenas un niño. Sin embargo, aunque se trate de una conversación interna entre el niño y el adulto en que se ha convertido, el libro tiene la capacidad de conectar con las emociones primarias del lector, quien, de una manera u otra, puede sentirse reflejado en sus poemas, ilustraciones y referencias musicales y literarias.

Según explica Asier P. Borrego, este libro no tiene pretensiones de ser un poemario al uso ni en la estructura de sus versos ni en la concepción de su constitución interior. Hay desorden; en las páginas, en las poesías. Hay cierto caos; canciones y menciones a otros libros o autores que me generan emociones. Quizá sea por el miedo a no saber estructurarlo como es debido, o que haya preferido dejarlos tal y como los textos iban naciendo y viviendo hasta la cuadratura final. O puede que lo que no quiera sean injerencias ajenas y así hacer el libro lo más personal y auténtico posible. A partir de esto, será labor del lector expropiarlo y darle la vida que de verdad merece. "Yo, aquí, como autor, muero", sentencia.

El eguzkilore

En el País Vasco, según su mitología, colocar un eguzkilore en la puerta de entrada a casa protegerá de malos espíritus, brujos y demás males que puedan acechar el hogar. "Para mí, escribir ha sido una especie de catarsis, una suerte de puerta de entrada a emociones que tenía reprimidas, olvidadas", afirma el escritor. De ahí la idea de la flor del sol (su traducción) en la portada, a fin de proteger lo contenido tras las páginas que le siguen.

La playlist

Roland Barthes, en su ensayo La muerte del autor, explica que los procesos creativos no son más que interpretaciones de aquello que cada cual ha escuchado, visto o leído de autores que le preceden y, por lo tanto, todo forma parte de un bien cultural universal; es decir, es propiedad del receptor. "Claro, al escribir Si alguna vez dejamos de hablar, he encontrado múltiples elementos de inspiración ajenos a mi inventiva, a los cuales he querido dar un espacio entre versos y menciones, además de crear una lista de reproducción en el interior", añade el autor.

Asier P. Borrego

Nació en Éibar el último domingo de abril del año 1978. A los once años, allá por el mes de junio de 1989, se trasladó junto a su familia a vivir en la costa alicantina. Desde ahí traza esta especie de viaje entre el niño que soñaba con cometas y el adulto que trata de seguir cumpliendo anhelos. Al Asier niño le encantaría haber seguido su vida en Euskadi; al adulto, haber nacido en el Mediterráneo, como en la canción de Serrat. Los dos conviven en este viaje de idas y retornos; de inicios y finales inesperados.

Alaitz Urrutia

Nació en Erandio en noviembre del 2000, a finales. Se graduó en Bellas Artes por la EHU en el 22 y, pese a que su obra navega entre brochas y óleos, ha sido a lápiz como ha trazado el hilo rojo que conecta los dos espacios; es quien ha acabado por dar un sentido global a lo abstracto, siendo parte imprescindible de este relato inconexo.

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