CARAVACA. Situada en un enclave fronterizo entre Murcia y Granada, por esta población pasaron sucesivamente íberos, romanos y musulmanes. Sus pistas quedaron palpables en torno al castillo, levantado en el siglo XV por la Encomienda de los Templarios. Pero, ante todo, Caravaca es, esencialmente, la Ciudad Santa; la ciudad de la Cruz que lleva su nombre. Según la leyenda, en 1232, el rey moro Abú Zeid se convirtió al cristianismo cuando contempló cómo dos ángeles bajaban del cielo una cruz para que un sacerdote preso en el castillo pudiera decir misa. Esta leyenda dio lugar a la construcción, a partir de 1617 y en el recinto de la propia fortaleza, del principal monumento de esta localidad del Noroeste murciano, el Santuario de la Vera Cruz. Una construcción en la que destaca su lujosa portada de mármol rojo de Cehegín en la que se hace toda una exaltación de la Santa Cruz.
En 1998, el Papa concedió a Caravaca de la Cruz el Año Jubilar, lo que convierte a esta ciudad en la quinta del mundo que, junto a las otras cuatro —Santiago de Compostela, Santo Toribio de Liébana, Roma y Jerusalén—, pueden celebrar el Jubileo Perpetuo. Esto significa que la Santa Sede concede el poder de celebrar Año Santo cada siete años in perpetuum, en el Santuario de la Vera Cruz, siendo el próximo Año Jubilar, en Caravaca de la Cruz, el año 2021.
Sin embargo, el Santuario, que posee un interesante Museo de Arte Sacro e Historia, no es el único monumento religioso de Caravaca. Del siglo XVI datan las interesantes iglesias de la Soledad, hoy convertida en Museo Arqueológico; El Salvador, considerada como la obra cumbre del Renacimiento murciano, así como la iglesia de la Purísima Concepción, a las que hay que sumar el Convento de los Carmelitas. En cuanto al poder civil, es destacable el edificio del Ayuntamiento —erigido en el siglo XVIII—, la Plaza de Toros, las numerosas casonas blasonadas de la nobleza local, así como los rincones con encanto de su casco antiguo donde se pueden encontrar más de una docena de esculturas en calles y plazas que hacen de la ciudad un verdadero museo al aire libre.
Allí es posible descubrir enclaves novelescos en los que además se atesoran restos arqueológicos, degustar su rica y variada gastronomía, además de disfrutar del privilegiado entorno natural en el que se asienta el municipio, del que destaca por mérito propio el bellísimo paraje de Las Fuentes del Marqués, donde vegetación y agua juegan ante los sentidos de sus visitantes.
Caravaca es también un enclave privilegiado para poder practicar el turismo rural. Existen un gran número de alojamientos diseminados por todo el término municipal y la oferta turística en este sentido se amplía con numerosas actividades de turismo activo que permiten el contacto con la naturaleza y la práctica de actividades que van desde el senderismo a los paseos a caballo. Además, la Concejalía de Turismo dispone de un programa de visitas guiadas para dar a conocer los valores del campo de Caravaca, que se extiende a los municipios como Vélez Blanco o la Puebla de Don Fadrique, con los que Caravaca de la Cruz tiene una fuerte vinculación histórica, cultural y etnográfica. www.turismocaravaca.com