MURCIA. Carlos Alcaraz Garfia, con su triunfo de este domingo por un doble 6-4 ante el australiano Alex de Miñaur en la final del ATP 500 de Queen's, además de recuperar el número 1 del tenis mundial ya puede decir a sus 20 años que es campeón en tierra batida, en pista dura y ahora también en hierba.
El joven jugador murciano, que vuelve a aparecer por delante del serbio Novak Djokovic, al que aventaja en 80 puntos -7.675 frente a 7.595- antes de que ambos afronten el torneo de Wimbledon, tercer Grand Slam de la temporada, disputaba su primera final sobre césped y cumplió con una tónica que le acompaña en su carrera. No en vano era su decimocuarta final en el circuito ATP y la undécima que gana.
Los diez títulos anteriores los conquisto sobre arcilla en España, Croacia, Brasil y Argentina y en pista dura, donde se coronó en tres torneos de Estados Unidos.
Desde que el pupilo de Juan Carlos Ferrero se llevó el ATP 250 de Umag, el de El Palmar mostró su gen competitivo al más alto nivel y en partidos que decidían campeonatos. Así, en 2022 conquistó el Abierto de Estados Unidos, el que por ahora es su único major; los Masters 1.000 de Madrid y Miami y los ATP 500 de Barcelona y Río de Janeiro.
Ya en este 2023 repitió en Madrid y en Barcelona y también se llevó el trofeo en el Masters 1.000 de Indian Wells y el ATP 250 de Buenos Aires y ahora el ATP 500 disputado en el Queen's Club de West Kensington, en Londres.
Por ahora las únicas finales perdidas por Alcaraz fueron precisamente las de Umag y Hamburgo en 2022 y la de Río en 2023.