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'masters of the universe: revelation'

Por el poder de Netflix: una revisión de los 'Masters del Universo' no apta para nostálgicos

  • Foto: NETFLIX

MURCIA. 'Por el poder de Grayskull, yo tengo el poder'. Chim-pun-flash, mascletá al canto, y el apocado príncipe Adam (apocado pero cachas, que su disfraz era menos creíble que las gafas de Clark Kent en el rostro de Cristopher Reeve) se convertía en He-Man, el tío más poderoso y ciclado del universo, presto a defender en taparrabos los secretos del castillo de Grayskull de las zarpas del malvado, y sin embargo enormemente simpático, Skeletor.

El ritual se repetía en cada episodio de la serie de animación 'He-Man y los Masters del Universo', creada a principios de los ochenta por Filmation y Lou Scheimer para Mattel, y que no era otra cosa que un anuncio de veinte minutos de duración de las figuras de acción que vendía la multinacional juguetera (y que en sus inicios venían acompañadas de minicómics en sus blisters para explicarles a los niños, ojipláticos, de qué iba todo aquello de la guerra entre el bien y el mal por el control del planeta Eternia).

Casi cuarenta años después, Netflix y el director Kevin Smith (Clerks, Dogma, sus spin-offs sobre Jay y Bob el Silencioso y... poco más, la verdad) se aliaron para traer a los años 20 del siglo XXI aquellas historias de bárbaros espaciales y, en lugar de un nuevo reboot (como el fallido de 2003, que también era un intento de volver a vender figuras de acción) apostaron por 'continuar' la historia donde la dejaba la serie de 1983. Un experimento del que se puede testar la primera mitad de la primera temporada en la conocida plataforma, y que deja un sabor agridulce.

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