MADRID/VALENCIA (EFE). En pleno confinamiento, y con una caída notable de las horas efectivamente trabajadas, se ha producido un repunte significativo de las horas extraordinarias no pagadas, un incremento que estaría asociado al teletrabajo teniendo en cuenta que se ha asumido fundamentalmente en el sector de la educación.
De acuerdo con la Encuesta de Población Activa (INE) del segundo trimestre, las horas extra pagadas disminuyeron un 2,22 % respecto al primer trimestre, mientras que las no pagadas aumentaron un 21,36 % en tres meses en los que las horas efectivas de trabajo realizadas han caído un 22,59 %.
Durante el segundo trimestre 321.700 personas asalariadas hicieron 3,8 millones de horas extra no pagadas a la semana, lo que da una media de casi dos horas y media más al día por persona.
La estadística revela que el trabajo extra no remunerado aumentó significativamente más para las mujeres, que además hicieron por primera vez en la serie histórica un mayor número de horas extra no pagadas que los hombres.
Un total de 167.700 mujeres, 35.500 más educaue el trimestre anterior, hicieron 2 millones de horas extra no pagadas a la semana, 605.100 más que en el primer trimestre, mientras que 154.000 hombres, 2.800 menos, hicieron 1,8 millones de horas extra sin pagar a la semana, 63.400 más.
De esta forma, mientras que para las mujeres las horas extra semanales no pagadas aumentaron un 43,77 %, para los hombres lo hicieron un 3,63 %.
El aumento de las horas extra no pagadas realizadas por mujeres se concentró en el sector de la educación, donde 67.500 trabajadoras echaron 955.800 horas no pagadas a la semana entre abril y junio, frente a las 29.700 que hicieron 278.700 horas sin remunerar entre enero y marzo.
También los hombres han trabajado más horas extra sin pagar en el ámbito de la educación (413.200 a la semana frente a las 131.500 del trimestre anterior), pero suponen el 43 % de las asumidas por mujeres, aunque hay que contar con que se trata de un sector en el que las mujeres son el 66,3 % de los ocupados.
Para la presidenta de la Asociación Nacional de Laboralistas (Asnala), Ana Gómez, es evidente que el teletrabajo ha supuesto una sobrecarga de horas extra fundamentalmente por la forma y las circunstancias en las que se ha implantado durante la pandemia.
"A cualquier hora, por las noches, los fines de semana (...) ha sido una situación excepcional que ha sobrepasado a empresas y trabajadores", asegura Gómez a EFE.
El profesor de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Valencia, Daniel Toscani, considera que, pese a la entrada en vigor del registro horario obligatorio hace poco más de un año, "las horas extras en negro son un problema endémico de difícil solución".
"No se registran, no se denuncian y nadie las controla", añade Toscani, que también apunta que las extras pagadas son un mecanismo "preferente" de las empresas antes de contratar más gente.
"Les compensa hacer horas extras antes que contratar a personal para cubrir ese trabajo", afirma.
La presidenta del sindicato de Inspectores de Trabajo y Seguridad Social, Ana Ercoreca, reconoce que el teletrabajo tiene beneficios para el empleado porque ahorra tiempo en los desplazamientos, por ejemplo, pero rechaza que vaya acompañado de horas extra no pagadas.
Además, recuerda que durante los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) no se pueden hacer horas extra, mientras otros empleados de la empresa sigan con el contrato suspendido.