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De Henry James a Grace Jones: resumen del año (Parte 1)

27/12/2020 - 

MURCIA. Enero. Gracias a la dieta que empecé en octubre, puedo ponerme ropa que antes no había manera de abrochar. También estreno gafas. Estoy sumido en todo un proceso de renacimiento estético. En la novela que acabo de concluir aparece un sueño (en la anterior también había uno) y según parece que dijo Henry James -que era muy sexy- cuando narras un sueño y pierdes un lector. Me obsesiono con eso, cualquier excusa es buena para obsesionarse con algo que has terminado de escribir. Luego leo que Kafka, Adorno, Fogwill o Nabokov han escrito sobre sueños y eso me deja más tranquilo. A finales de enero llega un temporal cuyo nombre ya no recuerdo. Las playas de El Saler quedan completamente devastadas. Prácticamente desaparecen todas las dunas de la playa de La Garrofera. El agua se filtra por la pared de una habitación y vuelve a mojar revistas, libros y discos. Esto me obliga a cambiar las cosas de lugar. La casa y yo ganamos con ello. 

Febrero. Entrevisto a Baxter Dury. Sostiene que su padre, Ian Dury, no se preocupaba por la revolución ni por nadie en especial: “Se preocupaba por ser brillante”. Viajo a Barcelona. Caminando por Paseo de Gracia con Xavi Ros y Nedi Soto, nos llama la atención ver que en una tienda de lujo, los dos empleados orientales son los únicos que llevan mascarilla. Cuando vuelvo a València, mi sobrino Álvaro Leivas me hace un vídeo y fotos promocionales para la novela en la playa devastada. Participo en una mesa redonda en el IVAM y vuelvo a ver a la periodista Encarna Jiménez después de mucho tiempo. Hablamos de amigos comunes como Pablo Sycet. Poco después veré esta intervención como el último vestigio de una época que aún no sabía que había terminado.

Marzo. El día 7 es el funeral de mi amigo Paco Sellés. Habría sido divertido poder llamarle por teléfono para contarle los chismorreos de su propio entierro. Pero no es posible, claro: está muerto. Entrevisto a Rafael Soler, que en su novela Necesito una isla grande escribe esto tan bonito y tan sensual a la vez: “Pezones parlanchines, que igual acudían a una cita o te daban la espalda, tan rotundos, tan de chocolate y buenas noches”. Mi editor, Víctor Gomollón, me envía una caja con ejemplares de la segunda novela, cuyo lanzamiento está programado para el 23 de marzo. El diseño de portada ha quedado estupendo, y lo de dentro, si se me permite decirlo, también. Entrevisto a Eva Baltasar. He leído Boulder y una de las cosas que tengo subrayadas es esta: “El sexo se apodera de mí y hace que se me endurezcan partes del cuerpo que ablandan todas las demás”. Nos confinan. Bajo la influencia de Boulder me lanzo a escribir a mano el primer borrador de una tercera novela que tendrá el sexo como eje, igual que Boulder. A causa de la pandemia, mi entrevista con Eva Baltasar nunca se publica.

Abril. Entrevisto por Zoom a Revinientes, que son el escritor Agustín Fernández Mallo y la periodista y comisaria de exposiciones Pilar Rubí. El título del artículo que escribo sobre ellos para Ruta 66 también sirve para definir lo que hacen: Canciones conceptuales de amor doméstico. Me recuerdan mucho a esos grupos neoyorquinos de finales de los setenta y principios de los ochenta que estaban formados por artistas plásticos y audiovisuales. Xavi y Nedi me convencen para vea The Crown. Las familias reales me suelen dar bastante igual -en general, es así con todo lo que sea susceptible de aparecer en Hola- pero ahora estoy enganchado a la historia de Isabel II. Cambio el protector antipolillas de los armarios. Mi relación con las polillas es ambivalente. Detesto que estropeen la ropa que no puedo ponerme cuando me sobran kilos, pero me caen simpáticas porque cuando alguien utiliza la expresión “salir del armario”, no puedo evitar ver una polilla satisfecha volando por la habitación.

Mayo. Consigo cortarme el pelo y esto se convierte en una experiencia casi literaria, pasando controles policiales y visitando, por primera vez después de casi dos meses, la ciudad desierta. Decido que es un buen momento para releer algunos clásicos. Empiezo Cumbres borrascosas y me da por escuchar la canción homónima de Kate Bush una y otra vez. Leo a Perec y a Umbral. También leo las memorias de Grace Jones, desiguales, pero con momentos sublimes. No hay nadie como Grace: “Si admiras lo inesperado -y yo lo hago-, estar muy preparada para cambiar de opinión es toda una ventaja. Si no quieres ponerte límites, prepárate para cambiar tu mente a menudo”. Me gustaría saber cómo es pasar el confinamiento con Grace Jones de vecina. Grace Jones saliendo a aplaudir a los sanitarios con un sombrero de Philip Treacy y sin dejar de bailar el hula hop. Grace Jones montándole el pollo a los de las caceroladas. Grace Jones lanzando una granada a la terraza donde suena ‘Resistiré’.

Junio. El día 1 aparece por fin la novela. A finales de mes empiezo a ir a la playa. El verano es como un espejismo que parece compensar más que nunca la confusión en la que nos hemos sumido. El 9 de junio Ese día cumplo 57 años. Ese día hacemos la primera presentación virtual para la librería Cálamo de Zaragoza. Agustín Fernández Mallo dice unas cosas increíbles sobre la novela. Me parece un sueño que a un escritor de tal envergadura le pueda gustar tanto lo que escribo. Los sueños otra vez. Borges escribió que tiene que ser fabuloso lo que ocurre mientras soñamos porque, si nos despiertan bruscamente, lo hacemos como si acabaran de expulsarnos de la mismísima felicidad. Es decir, lo mismo que no está pasando ahora.

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