Esta semana hemos vuelto a vivir un récord de temperaturas registradas en València, una noticia que se añade a la información sobre la ruina de las cosechas debido a las consecuencias del cambio climático: temperaturas extremas, sequías que se extienden en el tiempo, lluvias torrenciales en pocas horas, olas de calor insoportable con noches tórridas que no permiten descansar…
Y ante las evidencias científicas del cambio climático y sus consecuencias que ya padecemos y los riesgos de poner al frente de las decisiones públicas a personas que niegan la realidad, no está de más preguntarse el porqué. Cómo es posible que la gente abrace el negacionismo climático y opte por votar a gestores que en lugar de buscar soluciones, como mínimo, de adaptación al cambio climático, siguen impulsando medidas que aceleran sus efectos, poniendo en peligro nuestro bienestar y nuestras vidas.
La DANA arrasó con todo a su paso, se llevó vidas, recuerdos, hogares, negocios, sueños, … Mientras, el Consell no cambió su agenda ni un ápice porque no se creyó la alerta máxima, porque nunca quiso escuchar que “el negacionismo mata”, y mucho menos renunciar a ninguno de sus planes por unas alertas de lo que ellos llaman “ecologistas de salón”; la gente luchaba por sobrevivir a uno de los efectos del cambio climático.
Nunca habrán escuchado a Mazón hablar de cambio climático en sus discursos, ni siquiera en su lamentable comparecencia en las Corts tras la DANA, esa en la que venía a dar explicaciones y en la que no dio ninguna.
Y ante la pregunta ¿cómo es posible que haya políticos desde Trump a Mazón que niegan una realidad que afecta de lleno a nuestras vidas? La respuesta, como diría una conocida amiga, está en “seguir la pista del dinero”.
Cuando los intereses de industrias mundiales tan potentes como son la del petróleo y la minería están en juego, su maquinaría se pone en marcha para controlar las decisiones políticas que pudieran costarle algo de sus multimillonarios beneficios. A nadie se le escapa que personajes como Trump han venido a proteger los intereses de las grandes corporaciones por encima de la vida y de la salud del pueblo estadounidense. Pero Trump no está solo. Las industrias más contaminantes que nos están llevando a la catástrofe ambiental, que en Valencia tiene color de barro, están financiando a los partidos negacionistas con el fin de controlar sus decisiones políticas para garantizar que no se adopten medidas por los gobiernos que mermen sus beneficios, porque los ricos solo aspiran a ser más ricos.
A la cabeza de esos partidos serviles a los intereses de las empresas altamente contaminantes está Vox, partido que sostiene al Consell del PP y, en especial, a un Mazón marioneta dispuesto a lo que sea con tal de seguir ocupando un puesto para el que nunca estuvo preparado.
La diferencia sobre esta cuestión entre el PP y Vox es que uno hace gala de su negacionismo y el otro ni lo menciona, pero coinciden en derogar todas las medidas proteccionistas y de adaptación al cambio climático, porque, en definitiva, ambas opciones políticas protegen los mismos intereses, que no son ni los de tu salud ni la del planeta. Muestra de ello es el acuerdo de permitir construcciones de hoteles a 200 metros de la costa el mismo día de la Dana o derogar buena parte de la Ley valenciana contra el cambio climático.
Quizás es por ello que Vox cuestione al Vicepresidente, el militar jubilado Gan Pampols, para la Recuperación que abiertamente señala al cambio climático como causante de la DANA y pretende presentar un Plan de Recuperación que incluya medidas proteccionistas, de mitigación y de adaptación. Pero Vox no tiene de qué preocuparse, el nombramiento de Gan Pampols sólo era un golpe de efecto con el que Mazón pretendía desviar la atención mediática de su famosa sobremesa alargada en el Ventorro. Así, cuando la ciudadanía percibía a los miembros de la UME como la gran ayuda de los afectados por la DANA, que mejor que nombrar como vicepresidente a un militar jubilado.
El Vicepresidente Gan Pampols ni tiene competencias para decidir sobre la reconstrucción, ya que sólo podrá opinar sobre la normativa en 10 días mediante informe no vinculante, ni por tanto podrá ejecutar nada. Su encargo es redactar un Plan, sin que exista compromiso normativo alguno de que se le dé ningún cumplimiento. Mientras, el Consell va aprobando Decretos negacionistas y busca titulares con los que confrontar con el gobierno central, en su obsesión por crear un relato de abandono del Estado, obviando que la Generalitat también es Estado y que este tipo de cuentos solo benefician a una ultraderecha dispuesta a sacar el máximo provecho de la desesperación ciudadana.
Así que la nefasta gestión de la DANA por el Consell de Mazón antes, durante y después, está alimentando electoralmente a una ultraderecha dispuesta a arrasar con todo, sea el territorio o la democracia y el bienestar ciudadano sostenido con impuestos. Por ello es normal que mantengan a su marioneta Mazón como President, pues es una máquina de hacer votos para Vox. Pronto presentarán unos presupuestos pactados que volverán a evidenciar su sintonía.
Que la mayor catástrofe ambiental producida por el cambio climático con 227 víctimas acabe generando mayor apoyo social al partido negacionista por excelencia, que trabaja a las órdenes de las empresas más contaminantes del planeta, es buena muestra de la crisis política que padecemos, inducida de manera interesada para que la ciudadanía vote contra sus propios intereses.
Urge poner freno a la maquinaria negacionista. Necesitamos que la ciencia venza al relato. Nos jugamos demasiado. Nos jugamos la vida.