Valencia Plaza

A EMOCIÓN DOS VIÑOS

De ferias y vinos

Las ferias, ay las ferias. Las de vinos, claro, que ya sabemos que aquí el hedonismo se sirve líquido y en copa de cristal fino. Hablamos de esos días de olfatear, probar y compartir con bodegueros, profesionales y aficionados. De hacer pandi y exaltar un pelín la amistad

De guapitos, confesiones e incluso abrazos. Porque todo es posible entre tanto vino y buena gente.

Pueden durar desde un rato hasta varios días. Todo suele empezar con la previa. Una cena de bodegueros la noche antes del evento en la que confraternizar, comer y beber de lo lindo. El daño está hecho. Al día siguiente comienza la maratón.  Momentos de peligro en los que fácilmente entraremos en quiebra proteica. Porque las papilas gustativas ensanchan de forma misteriosa y por mucho que escupamos se muestran absorbentes como esponjas.  Piripez inminente que se resuelve con unas cuantas vueltas al ruedo, algo de picoteo y agüita fresca que, de vez en cuando, es necesaria. Catar, aprender y compartir. Y, aunque siempre falta tiempo, saludos y besos por doquier son imprescindibles. Entre unas cosas y otras ir a almorzar algo rico y tomar unas cerves, porque sí señores, los viñadores también beben del fruto del lúpulo.

Estamos en Celanova, Orense. A Emoción dos Viños abre las puertas y nos lanzamos al primer descubrimiento de la jornada, una sorprendente bodega portuguesa que nos deja sin aliento con una propuesta llena de personalidad. De entre sus muchos y fantásticos vinos nos quedamos con Cristimil blanco 2015 (Fio de Terra), un albariño de cepas viejas que ha macerado con sus pieles, es decir, uno de nuestros preciosos vinos naranjas.  Discreción, elegancia y eternidad en la boca. Delicadeza y saber estar que nos apetece con la crujiente gelatina de un plato de oreja a la gallega.

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